Título: El día que Selma soñó con un okapi
Autora: Mariana Leky
Publicación: Seix Barral, febrero de 2019
Páginas: 369
Este es uno de esos libros que llama la atención por su
curioso título. Al detenerte, y buscar algo más de información, ves que ha sido
toda una revelación en Alemania, país de origen de la autora, y que además
cuenta con premios importantes. A pesar de no tener ninguna referencia de los
trabajos anteriores de Leky su sinopsis me pareció atractiva y hoy os voy a
hablar de su contenido.
La historia se desarrolla en una pequeñísima y aislada
localidad alemana rodeada de bosque llamada Westerwald en la que todo el mundo
se conoce y en la que un secreto no se puede guardar durante mucho tiempo. Al fin
y al cabo no hay muchos entretenimientos. La mañana en la que Selma se levanta
y confiesa a tan solo dos personas (su nieta y su hermana) que ha soñado con un
okapi la información se expande como la pólvora a la vez que la inquietud. Y es
que siempre que Selma ha soñado con tan extraño animal se ha producido una
muerte en las siguientes veinticuatro horas. Pero ¿Quién será el portador de
tal mala suerte?
El miedo a la muerte habita de diferentes formas en el
interior de todos nosotros y cada uno lo canalizamos de distintas formas. Unos lo
llevan peor y otros mejor. Algunos lo tienen más presente y otros más olvidado
hasta que algo les recuerda que todos pasaremos por ese pequeño trago. En esta
novela la supuesta muerte de uno de sus habitantes da lugar a que comiencen a
revisar sus interiores e intentar solucionar ciertas cuestiones pendientes. Pero
lo cierto es que el pánico hace acto de presencia y con él salen muchas cosas
desde dentro de sus personajes.
El día que Selma
soñó con un okapi es una de esas apuestas arriesgadas que quizás no se
puede recomendar abiertamente a cualquier lector. Es una novela que quizá necesita un lector
imaginativo, de mente abierta y dispuesto a experimentar. Al empezarla me sentí
perdida sin saber lo que la autora quería contar hasta que me di cuenta que su
intención era la de retratar las vidas de un grupo de personajes, sus
relaciones y sentimientos.
Una novela que tiene momentos extravagantes, momentos
tiernos, momentos divertidos (no para desencajar la mandíbula sino de esos que
te hacen sonreír desde el interior) y en la que lo que menos importa quizás es
que tenga un argumento al uso. Esta novela más bien es la composición de muchas
pequeñas historias que se entrelazan entre sí. Al final es una novela que nos
habla de la amistad, de la generosidad y del amor, no el exclusivamente romántico
sino el amor a las personas cercanas con las que uno convive y con las que al
final establece lazos irrompibles.
Por un lado vamos a conocer Selma, una anciana experta
contadora de historias, a la que el siniestro suceso de soñar con un okapi le
ha ocurrido ya en otras dos ocasiones anteriores. La primera persona en saberlo
es su nieta Louise, la narradora, que vivió su infancia a través de las
palabras de su abuela, pero que ahora es una adulta. Una adulta que confunde
ciertos sentimientos por algo que vivió siendo niña. Alrededor de estos dos personajes
nos encontramos a un niño obsesionado con levantar peso, un monje budista, un
óptico enamorado o una mujer malhumorada.
La novela está narrada en primera persona por Luise, la
nieta de Selma, en diferentes momentos temporales. Nos da una visión de cuando
era ella una niña con diez años aproximadamente y el mismo lugar y la misma
gente veinte años después. El estilo narrativo de la autora es peculiar,
diferente, con mucha imaginación, con algo de magia y muy detallista sobre todo
respecto a sus personajes dibujándolos muy bien. Es por ello que nos vamos a encontrar
una novela de ritmo tranquilo, pero no lento, que resulta agradable y
entrañable.
En definitiva, aunque al principio me descolocó un poco
su lectura al final me ha terminado gustando mucho. Una novela original,
divertida, extravagente, tierna que nos habla de temas tan delicados y
complicados como el amor y la muerte.