miércoles, 18 de julio de 2018

¡Absalón, Absalón! - William Faulkner


Título: ¡Absalón, Absalón!
Autor: William Faulkner
Publicación: Navona, mayo de 2018
Páginas: 586

“El método no es absolutamente original, pero Faulkner le infunde una intensidad que es casi intolerable. Una infinita descomposición, una infinita y negra carnalidad hay en este libro de Faulkner. El teatro es el estado de Mississippi: los héroes, los hombres desintegrados por la envidia, por el alcohol, por la soledad, por las erosiones del odio. ¡Absalón, Absalónes comparable a El ruido y la furia. No se me ocurre un elogio mayor.” JORGE LUIS BORGES

“La noche del 31 de enero de 1936 William Faulkner fechó la última página del manuscrito de ¡Absalón, Absalón!, en su casa de Rowan Oak, en Oxford, Mississippi. No hay testimonios sobre su estado de ánimo en ese momento, pero no nos cuesta nada imaginar la extenuación y la felicidad, el repentino vacío, el estupor incrédulo de haber terminado. Vería las páginas, el escritorio, la habitación en la que se había quedado trabajando hasta tarde, tras una niebla de ligero mareo, de humo de tabaco y alcohol. Tenía menos de cuarenta años y estaba aposentado en el centro de su vida y en la cima de su talento.” ANTONIO MUÑOZ MOLINA

Mis impresiones

Cuando leí El ruido y la furia sabía que Faulkner iba a ser todo un reto como finalmente resultó ser. Incluso la reseña representó todo un reto. Este autor no es sencillo ni fácil pero adentrarse en su mundo es un esfuerzo que tiene recompensa. Con la misma sensación o temor incluso me acerque a ¡Absalón, Absalón!, que publicado originalmente en 1936 y recuperado ahora por Navona dentro de su colección Ineludibles. El título tiene referencias bíblicas siendo Absalón, uno de los tres hijos del rey David, cuya historia tienen cierto paralelismo con la presente. 

“Desde poco después de las dos de la tarde y hasta casi la puesta de sol de aquella larga, aquietada, calurosa y cansina tarde de septiembre, estuvieron sentados en lo que la señorita Coldfield seguía llamando el despacho porque así lo había llamado su padre, una estancia mal iluminada, calurosa, sin ventilación, con las persianas cerradas, afianzadas desde cuarenta y tres veranos antes, porque cuando era niña alguien supuso y le hizo creer que la luz y el aire en movimiento esparcían el calor, y que la penumbra siempre era más fresca...”

La historia comienza con la reunión de Rosa Coldfield y un joven llamado Quintín Compson en una pequeña ciudad llamada Jefferson. Pronto el joven se marchará a la universidad y se ha recorrido las doce millas que le separan ambas casas sin saber muy bien qué objetivo tiene esa visita a la que ha sido requerido. Pronto las palabras empiezan a fluir y la señorita Coldfield comenzará a contar la historia de su propia familia desde el momento en que comenzó su destrucción con la llegada de un forastero.

La acción se desarrolla en el ficticio condado de Yoknapatawpha, en el sur de Missisipi. Allí fue a parar un jinete llamado Thomas Sutpen con un tropel de negros salvajes y un arquitecto francés maniatado. Nadie sabe cómo logró comprar una hacienda de cien millas cuadradas, el Ciento de Sutpen, y casarse con Elena Coldfield a pesar de la desconfianza y oposición de todo el pueblo. Este es el principio de una historia que ya intuimos con final trágico. Porque en la historia de esta familia habrá muertes, desolación, soledad, actos inmorales, viudas que nunca han llegado a casarse, hijos que reniegan de sus padres, verdades que no se quieren aceptar, de muertos a quien nadie ha llorado, promesas incumplidas, venganza, incesto y otra serie de acontecimientos que dan oscuridad a la novela.

Como veis en ¡Absalón, Absalón! se tocan muchos temas. Aunque es una historia de dolor y venganza sobre todo también hay uno en particular que me parece interesante mencionar y es la esclavitud de los negros a principios y mediados el siglo XIX en el estado del sur de Estados Unidos. La forma de verlos, tratarlos y considerarlos. Podríamos decir que esta es una saga familiar pero diferente a cualquier novela del género que uno haya leído con anterioridad. Es una novela potente, complicada, que hay que ir descifrando poco a poco.

Thomas Sutpen, al que con asiduidad se refieren como “el demonio” es uno de esos personajes que irradian fuerza e representan todo un misterio para el lector hasta que poco a poco se va desvelando su vida. Un hombre que aparece de la nada, con una carga de negros, y que establece una plantación y logra formar una familia con Elena y sus dos hijos Ernesto y Juidtih. Sin embargo nunca logrará conseguir su objetivo. Su historia comienza a ser relatada a principios del siglo XX por Rosa Coldfield, que fue su cuñada y casi llega a ser su esposa, a un joven llamado Quintín, en el que recaerá la memoria histórica, pero se remonta al año 1833 con los albores de la Guerra de Secesión como telón de fondo. Le ha llamado porque el abuelo de este joven fue de los pocos que tuvo acceso o cierta amistad con Supten y que puede dar testimonio o tener más información. Quintín a la vez narra a Sherve, su compañero en la universidad.

La técnica narrativa usada por Faulkner en esta novela es bastante compleja. Son varios narradores los que nos dan a conocer la historia, pero no son simplemente voces que relatan lo sucedido porque la mayoría de ellos tienen algo que ver en la historia y sus opiniones están muy presentes. Nadie parece conocer o tener la certeza de lo que realmente ocurrió y es por ello la necesidad de que estos cuatro narradores aporten su versión y que el lector pueda conocerla. A menudo los testimonios de unos y otros caen en contradicciones o información desigual. Lo cual nos da a entender que una historia puede tener tantas versiones como narradores la hagan suya.

El tratamiento del contexto temporal resutla muy curioso y complejo a la vez. La novela no está narrada de forma lineal, sino que apreciamos un uso del tiempo de forma elíptica siempre haciendo referencia al pasado y yendo y viendo el tiempo contando acontecimientos como si se tratara de forma aleatoria. Y a pesar de todo hay cierto orden narrativo. Y Precisamente es esa vuelta a los mismos acontecimientos varias veces, esa continua repetición, lo que permite al lector hilvanar la historia. No se siente como un lastre la vuelta una y otra vez a lo mismo sino como un alivio.

Al igual que esa estructura no es sencilla tampoco es su prosa. Frases largas, elaboradas, con un estilo denso y un lenguaje que se aleja de todo simplicidad con la frecuente utilización de recursos y figuras literarios. Por todo ello no es una novela para leer a la ligera sino que requiere máxima atención y concentración.

Concusión

Creo que ¡Absalón, Absalón! no es una lectura que se pueda recomendar abiertamente a cualquier lector. En mi opinión requiere ganas, destreza lectora e interés por acceder a un tipo de literatura elaborada, densa y compleja. Si bien todo esto hace que sea una novela grande. De las pocas que te reportan una gran satisfacción y la sensación de haber leído una gran obra.