Título: Amapolas
en octubre
Autora: Laura
Riñón Sirera
Publicación:
Planeta, noviembre de 2016
Páginas: 326
Entre una
habitación de hospital y una librería de ensueño, llamada JO, discurre la
vida de una mujer, Carolina, que, a punto de alcanzar la cuarentena, se
encuentra en una auténtica encrucijada: sus padres, alrededor de los
cuales gravita su vida entera, han sufrido un terrible accidente. Su padre
ha fallecido y su madre, consciente pero sin habla, se recupera en una
clínica.
A partir de los encuentros con la convaleciente, Carolina irá desgranando, a través de diversas historias, la peculiar crónica de su existencia y la de los suyos, componiendo un mosaico con la memoria de una familia que, teniéndolo todo para ser feliz, no ha sabido evitar ser desdichada.
Carolina reconstruirá su identidad y recuperará su voz a través de una curiosa «terapia» que imagina para sacar a su madre, Bárbara, de su estado de postración: cada tarde le hará compañía y le leerá libros que han tenido un significado especial en ciertos momentos de su juventud. La elección de títulos responde al particular «mapa afectivo» de la librera y contribuirá a conjurar por fin y para siempre los fantasmas que la atormentan.
A partir de los encuentros con la convaleciente, Carolina irá desgranando, a través de diversas historias, la peculiar crónica de su existencia y la de los suyos, componiendo un mosaico con la memoria de una familia que, teniéndolo todo para ser feliz, no ha sabido evitar ser desdichada.
Carolina reconstruirá su identidad y recuperará su voz a través de una curiosa «terapia» que imagina para sacar a su madre, Bárbara, de su estado de postración: cada tarde le hará compañía y le leerá libros que han tenido un significado especial en ciertos momentos de su juventud. La elección de títulos responde al particular «mapa afectivo» de la librera y contribuirá a conjurar por fin y para siempre los fantasmas que la atormentan.
Mis impresiones
Muy bonita me pareció la portada de este libro que lleva
por título Amapolas en octubre, igual
que el poema de Sylvia Plath, una autora que tendrá un espacio reservado en
esta novela. La portada también muy tentadora pero no son los únicos motivos
por los que me dejé llevar para leer este libro.
“Mamá ideó un método para que olvidáramos
las cosas feas que nos ocurrieran, y para que a su vez siempre recordáramos la
lección aprendida. Rescataba la cita de un libro o el dialogo que considerara
apropiado para la ocasión y, con su perfecta caligrafía, lo escribía en uno de
los azulejos blancos de la cocina de la casa. Así, al leerlas cada vez que pasáramos
por delante, recordaríamos la razón de los escrito y entenderíamos que, por
mucho que algo doliera, siempre había alguien que en algún momento se había
sentido igual que nosotros.”
Al comienzo de esta novela conocemos a Carolina Smith que
está viviendo uno de los perores momentos de su vida. Tres meses atrás sus
padres tuvieron un accidente marítimo. Su padre perdió la vida y desde entonces
su madre se encuentra ingresada en una clínica en un estado consciente pero
fuera del mundo real. El trauma la dejó sin habla y como si mente estuviera
fuera de su cuerpo.
Día a día Carolina va a visitarla con la esperanza de que
se recupere. Para facilitarle el trance y acelerar el proceso su hermano gemelo
Guillermo y ella han ideado una especie de terapia. Para su madre la literatura
fue siempre una forma de vida, algo que logró transmitir a sus hijos y ahora
Carolina intentará que sea a través de los libros la forma en que vuelva a la
vida de la que está ausente. Así comienza a leerle en voz alta. Pero en esta
ocasión elige los libros que han marcado su existencia y a través de los cuales
puede explicarle a su madre sus emociones y sentimientos.
Este es el punto de partida de Amapolas en octubre. Una novela de carácter intimista en la que su protagonista
nos mostrará a través de la literatura su “mapa afectivo”. La terapia que
realizará para su madre tendrá un efecto devastador en ella. No solo intentará
desnudarse a través de los libros sino que estos le llevarán a recordar algunos
de los episodios más complicados de sus vidas. Y conoceremos cómo y porqué esta
familia nunca llegó a ser feliz.
A parte de otras cuestiones, al final la novela nos habla
de un problema que existe en muchas familias. La comunicación. Seres que
habitan juntos, unidos por lados afectos pero que no pueden, por alguna razón,
expresar lo que sienten o transmitírselo a los demás. Pero a veces uno tiene la
necesidad de hablar de sí mismo aunque sea a través de las citas o fragmentos
de otros libros. Esto es lo que siempre le había sucedido a la Barbara, la
madre de Caroline, que incapaz de hacerlo de otra forma encontró esa vía. Leer
esta novela ha sido una delicia no solo por lo que cuenta sino por las
numerosas referencias literarias que nos vamos a encontrar en ella y como se
nos transmite ese amor por los libros que todos los lectores sentimos. Serán muchísimos
autores los que se citen en esta novela como Shakespeare, Tolstoi o Virginia
Woolf. Sin embargo son tres los títulos de referencia para Carolina con los que
lo dirá todo de sí misma: Mujercitas de Louisa May Alcott, Ariel de Sylvia Plath y de
Irène Némirovsky.
Los personajes de la novela son los miembros de la
familia Smith. Paul fue un lord ingles que se enamoró de Barbara, una mujer que
pasaba su vida entre los libros de la biblioteca en que trabajaba. Dos personas
que nunca pensaron tener hijos y se sintieron perdidos y desorientados cuando
se encontraron repentinamente con dos bebes. Incluso temieron perder su
intimidad y su identidad para lo cual idearon una forma de conservarla. Carolina
y Guillermo, los hijos, tienen cuarenta años. Guillermo es periodista y
Carolina regenta una librería en el barrio de las letras de Madrid. A pesar de
ser gemelos son muy diferentes y parecen haber vivido vidas distintas. Mientras
Caroline ha crecido con la sensación de falta de cariño por parte de sus
padres, Guillermo no lo ha echado de menos y es más equilibrado que ella. Quizás
por eso es un personaje con el que más fácil conectar. Hay algún que otro
personaje más en la novela, alguno importante, pero eso ya lo dejo en la sombra
para que sea el lector el que lo descubra.
Laura Riñón utiliza un estilo cercano, envolvente y
evocador que imprime en esta novela un tono intimista. Utiliza varias voces
narrativas y cambios de perspectiva aunque no por ello se hace complejo
seguirla. Aunque está narrada de forma fluida es una novela para disfrutarla
poco a poco, en pequeños sorbos. Es una historia que da paso a la reflexión
mientras vamos descubriendo la vida de sus personajes con alguna que otra sorpresa
en su desarrollo.
Conclusión
Me ha gustado leer Amapolas
en octubre. Una novela delicada e intimista que nos habla de la historia de
una familia a través de los libros.