Título: La joven que no podía leer
Autor: John Harding
Publicación: Alevosía, septiembre de 2015
Páginas: 280
Nueva Inglaterra,
década de 1890. Un hombre que se hace llamar doctor John Shepherd llega a un
aislado manicomio de mujeres para trabajar como ayudante del propietario, el
doctor Morgan. Shepherd lucha por ocultar sus secretos más oscuros, pero pronto
descubre que estos abundan en el centro. ¿Quién es la mujer que recorre los
pasillos por la noche? ¿Por qué lo odia la enfermera jefe? Y ¿por qué no le
permiten visitar la última planta del hospital?
Sorprendido por la
dureza con que Morgan trata a sus pacientes e intrigado por una de ellas, Jane
Dove (una joven amnésica que adora los libros pero no sabe leer), Shepherd se
embarca en un experimento para ayudarla. Su pasado le dará alcance mientras
intenta resolver la misteriosa historia de Jane y ambos se convertirán en la
tabla de salvación del otro.
Mis impresiones
Nada más ver esta novela entre las novedades del
sello Alevosía me llamó la atención de forma inmediata. Tanto por su sinopsis,
como el contexto temporal y ambientación en que se desarrolla sin olvidarme de
su portada me resultaron muy apetecibles. La imagen con que se nos presenta nos
hace pensar en esos libros antiguos de lomos de cuero arrugado y letras doradas
que transmiten mucho encanto. Os puedo adelantar que la novela no me ha
decepcionado en absoluto y que me ha parecido una lectura estupenda.
La historia comienza en Nueva Inglaterra en la
década de 1890 justo en el momento en que un hombre, que ha tomado el nombre de
John Shepherd, llega a una isla para ocupar un empleo. Allí hay un psiquiátrico
en donde exclusivamente son mujeres las que reciben tratamiento. Shepherd será
el ayudante del doctor Morgan, un médico con unos métodos poco ortodoxos y muy
duros que sorprenden al recién llegado. También se encontrará con la enfermera
O´Reilly quien no simpatizará con él y vigilará todos sus movimientos.
Mientras John Shepherd intenta que sus propios
secretos no salgan a la luz también tratará de desentrañar algunos que se
esconden tras los muros del psiquiátrico. Sobre todo le preocupa una joven llamada
Jane Dove que sufre amnesia y una mujer que por las noches recorre el edificio y
cuyos ataques violentos representan un peligro.
La joven que no
podía leer tiene algunos de los elementos típicos del género
gótico. Un lugar siniestro y tenebroso en el que transcurre la acción y que
crea una atmosfera misteriosa en la que parece que puede pasar cualquier cosa.
Es una novela que nos presenta varias subtramas en las que iremos encontrando
diferentes misterios por resolver. Estos nos inquietan durante toda la novela y
nos impulsan a seguir adelante. Pero no serán desvelados hasta su debido tiempo
por lo que te mantienes expectante durante todo su desarrollo.
El periodo de tiempo en que se desarrolla la
novela, a finales del siglo XIX, es de mis favoritos y si nos situamos en una
isla de Nueva Inglaterra en la que se erige un manicomio no me puede parecer
más atractivo. Los muros del edificio en decadencia, salas abandonadas,
pasillos kilométricos y para colmo una tercera planta restringida tanto para el
protagonista como para el lector. ¿Qué secretos se guardarán allí? No es que la
novela sea terrorífica pero en ciertos pasajes sí que sientes la intranquilidad
y el desasosiego que sufre el protagonista en algunas escenas que no pueden
estar más cargadas de tensión. Nos sentimos junto a él aislados y sin posibilidad
de escapar con unas temperaturas gélidas en donde la nieve blanquea todo el paisaje.
Otro aspecto destacable es la construcción de sus
personajes. A pesar de que están bien dibujados con personalidades solidas el autor guarda en
todo momento cierto misterio con respecto a ellos. Cada uno lleva su secreto a
cuestas. Cuando conocemos a John Shepherd sabemos de primeras que no es quien
dice ser. No es médico y aun así va a ocupar un puesto como ayudante en un psiquiátrico.
Un personaje que guarda un gran secreto y que a mí particularmente me ha
gustado con sus luces y sus sombras pero sobre todo esa ambigüedad que nos
acompaña en todo momento y por la cual no sabemos muy bien donde situar al
personaje hasta cierto punto en la historia.
Morgan es el director del centro. Un hombre de
métodos muy duros incluso crueles que lleva el internado a rajatabla y cuyo comportamiento
nos irá deparando diversas sensaciones. Pero tendremos que conocerlo más a
fondo para comprenderlo. El último personaje que voy a comentar es una joven
adolescente llamada Jane Dove. Una interna del centro que sufre amnesia. Siente
auténtica pasión por los libros pero no le han permitido aprender a leer. Es
uno de los personajes que más nos intrigará en la novela y cuya historia es
otro de los misterios a resolver.
La novela está narrada en primera persona por su protagonista
por lo que en todo momento sabemos cómo piensa, como máquina, como observa y
como vive las situaciones bajo su punto de vista. La novela está muy bien
narrada con un interesante juego de palabras (ya que la paciente es incapaz de construir
bien las frases) en su interior y con muchas referencias a la literatura, algo
que a los lectores siempre nos gusta encontrarnos. La joven que no podía leer avanza a un buen ritmo, dosifica
perfectamente la información y llega un punto en el que no se puede parar de
leer.
El final es de esos que por un lado te sorprenden y
por otro deja ciertas cosas en el aire. En un principio me dejó cierta desazón
porque la novela me ha gustado mucho y necesitaba profundizar más en ciertos
aspectos. Pero parece ser que esta parte de la historia que me falta se encuentra
en otro título anteriormente publicado por el autor aunque creo que no se ha
llegado a traducir a nuestro idioma. No es que sea estrictamente necesario leer
antes Florence and Giles, como se
llama esa precuela, para comprender esta pero yo me he quedado con las ganas de
hacerlo.
Conclusión
La joven que no
podía leer ha sido una buenísima lectura. Tiene muchos
misterios en su interior, personajes que guardan muchos secretos y una
ambientación inquietante a la que se suman algunos giros que nos dejarán
perplejos. He disfrutado mucho leyéndola.