Título: El club de
lectura del final de tu vida
Autor Will Schwalbe
Publicación: RBA
editorial, febrero de 2013
Páginas: 339
«¿Qué estás
leyendo?». Esa es la pregunta que le plantea Will Schwalbe a su madre, Mary
Ann, en la sala de espera de la unidad de oncología del hospital Memorial
Sloan-Kettering. La respuesta es un largo diálogo entre madre e hijo convertido
en un particular «club de lectura» mientras la vida de ella discurre,
inexorablemente, hacia su ocaso.
Su pasión por la
lectura les lleva a constatar, una y otra vez, el poder de los libros para
reconfortarnos, asombrarnos, enseñarnos y aconsejarnos sobre lo que debemos
hacer con nuestra vida y afianzar nuestro lugar en el mundo. Cuando leen, no
son una persona enferma y otra sana, sino una madre y un hijo que viajan juntos
por universos literarios tan diversos como los de Dante, Shakespeare, Lewis
Carroll, Dickens, Scott Fitzgerald, Günter Grass, Iris Mudorch, Arthur Miller y
muchos otros. El resultado es una historia profundamente conmovedora sobre la
pérdida pero también un homenaje festivo a la vida y la literatura, una carta
de amor, en definitiva: la de Will a su madre y la de ambos a la página
impresa.
Mi experiencia con
la novela
Parece que
últimamente no paran de llegar a mis manos libros que a su vez nos hablan de
otros libros. Sea cual sea la manera que aborden el tema es difícil que para
los que nos gustan los libros pasen desapercibidos a nuestros ojos.
El club de lectura del final de tu vida es una novela conmovedora que, si, nos habla
de libros pero también nos cuenta la historia de Mary Ann, una mujer que con un
coraje excepcional y una manera envidiable de aceptar su destino vivió sus
últimos años de vida rodeada de los suyos y atesorando lecturas y
conversaciones. Ya desde sus primeras páginas me quedé enganchada a la historia
y me dio pena dejarla atrás al finalizar su lectura.
En ella su autor, nos
relata cómo en 2007 le diagnosticaron a su madre un cáncer un el páncreas con
un pronóstico muy poco alentador. No existía posibilidad de una cura
definitiva, tan sólo se trataba de alargar su vida lo máximo posible. Will y su
madre aprovechan las largas sesiones de quimioterapia en la unidad de oncología
del hospital Memorial Sloan-Kettering en Manhattan para convertirlas en un
particular club de lectura al que asisten sólo dos miembros.
Con la frase “¿Qué estás
leyendo?”, que le dice Will a su madre, comienzan a compartir sus lecturas, los
libros que ambos han estado leyendo durante toda su vida, sus impresiones pero
también los usan para hablar de aquellos temas que les preocupaban y a la vez
les incomodaban o como método para rebajar su estrés.
“Esa es una de las virtudes de los libros. Nos ayudan a hablar. Pero también
nos aportan algo de lo que todos podemos hablar cuando no queremos hablar de
nosotros mismos.“(Página 67)
En el libro nos
haremos una idea bastante definida de la familia, con sus cinco miembros bien
avenidos, y como viven la enfermedad
pero a quién llegaremos a conocer a fondo es a Will y su madre. Dos personajes
de carne y hueso enmarcados en una vivencia real.
Will es el narrador, dedicado más de veinte
años a trabajar en el mundo editorial y con buena parte de su tiempo libre reservado a la
lectura por mera afición. Con el tiempo
y las preocupaciones que le generaba decide abandonar este trabajo para crear
una web de cocina.
Se nota el inmenso
cariño con el que Will nos habla de su madre, de forma que rebosa en cada
página de esta historia. Pero junto a los libros Mary Ann es la gran protagonista.
Una mujer que a sus 73 años ve como su vida se interrumpe de pronto. Con miles
de proyectos y cosas que hacer se ve condenada a desaparecer. Sabe que su
enfermedad es incurable y que los tratamientos simplemente le alargarán la
vida. Es una mujer que ha amado y cuidado a su familia pero también con un
carácter liberal e independiente que ha trabajado toda su vida fuera del hogar.
Mary Ann es una
mujer que me ha fascinado, sobre todo por su increíble generosidad. Una mujer trabajadora que había viajado, que había conocido multitud
de historias y de gentes. Que incluso enferma y débil piensa en los demás. Con
una gran conciencia social se había pasado gran parte de su vida dedicada a
labores humanitarias y su último proyecto fue la construcción de una biblioteca
en Afganistán para lo cual siempre estaba buscando la manera de recaudar
fondos.
Dado su argumento y
el delicado tema que toca podría parecer una obra lacrimógena y deprimente pero
resulta todo lo contrario. El autor nos lo cuenta con sencillez y naturalidad, sin
edulcorar dejando de lado los detalles morbosos a un lado y sin caer en el
dramatismo, mostrándonos con honestidad sus sentimientos y ofreciéndonos un
relato plagado de sensibilidad.
El club de lectura del final de tu vida quizás no sea una novela de gran estilismo
narrativo ni una obra técnicamente impecable pero también es una de las novelas
que más emociones me han causado entre mis últimas lecturas. Su autor nos la
narra desde el corazón, con un lenguaje directo y sencillo, que no simplón, acogedor
y con cierto toque nostálgico.
Como os decía los
libros cobran especial protagonismo en la historia y a través de las diferentes
obras literarias nos habla de muchos temas. Algunos tan trascendentales como la vida, la fe, la religión, la muerte, la enfermedad, los vínculos familiares, el
trabajo, la soledad, la homosexualidad, las condiciones de vida en países
subdesarrollados o la importancia de que exista la sanidad para todos hasta
cuestiones como la lucha del libro electrónico contra el formato tradicional.
Quizás no tratados con excesiva profundidad pero presentes en toda la novela.
Al igual que les
pasa a los protagonistas de esta historia hay libros que a nosotros mismos nos marcan recuerdos determinados, libros que
nos influyen de distintas maneras o libros que nos hacen reflexionar.
Me ha gustado
especialmente la forma en que Will nos habla de las lecturas a través de las
conversaciones entre madre e hijo. En pocas palabras nos bosqueja el argumento,
nos da datos del autor, curiosidades o nos comenta los temas que esas historias
proponen. Y además lo hace de una manera
tan atractiva que algunos de los títulos citados ya han pasado a la lista de
mis futuras lecturas. En esta obra no se obvian los autores clásicos como
Dickens, Shakespeare, Auden o Alan Bennet entre muchos otros pero también hay
lugar para lecturas más actuales como ken Follet, Khaled Hosseini o Stieg
Larsson. He reconocido muchos títulos que ya he leído y he disfrutado como La montaña mágica de Thomas Mann.
La novela nos
plantea cómo se puede afrontar la enfermedad aceptando que no hay cura posible
y conociendo de antemano un desenlace certero pero imposible predecir en qué
momento sucederá. Contra algo así es inevitable que surjan sentimientos tales
de rabia, dolor, enfado, tristeza o pena.
“Me di cuenta de que para nosotros el proceso
de la muerte de mi madre conllevaba llorar no solo su muerte, sino también la
muerte de los sueños que albergábamos sobre el porvenir. En realidad, uno no
pierde a la persona que ha sido: quedan todos sus recuerdos” (Página
138)
Cuando uno enferma o es algún
familiar debe escoger cuales son aquellas cosas que siguen dentro de la rutina
y cuáles no, que hábitos son los que deseamos conservar y los que desecharemos.
Cuestiones tan importantes que atañen a la familia o decisiones como cuales son
últimas lecturas que nos acompañan en nuestra vida. Esos títulos que hemos ido
dejando atrás porque siempre hay tiempo, pero cuando el tiempo se agota llega
el momento de buscar lo imprescindible.
“Yo estaba aprendiendo que cuando estas con
alguien que se está muriendo, tienes la necesidad de celebrar el pasado, vivir
el presente y llorar el futuro, todo al mismo tiempo” (Página 140)
Conclusión
El club de lectura del final de tu vida es una obra que me ha dejado una huella que
percibo aguantará años sin borrarse. Una lectura emotiva que nos enseña el
inmenso poder comunicativo de los libros, nos da una lección de coraje y nos
muestra un homenaje de un hijo a su madre a través del recuerdo de instantes de
inmenso valor.