Érase una vez un
rey que hizo la promesa de construir un convento en Mafra.
Érase una vez la
gente que construyó ese convento.
Érase una vez un
soldado manco y una mujer que tenía poderes.
Érase una vez la
historia de un amor sin palabras de amor.
Érase una vez un
cura que quería volar y murió loco.
Érase una vez un
músico.
Érase una vez una
passarola.
Érase una vez.
Un rey que posteriormente llegará a obsesionarse con la creación de ese templo, que en su mente se erige algo grandioso y no se conforma con el convento y una reina que no quiere ser tal cosa y que intentará por todos los medios ser solo una mujer.
También es la historia de un manco (Sietesoles) que junto a la mujer que ama (Sietelunas, capaz de ver el interior de las personas), emprenderá un viaje siguiendo a un fraile, Bartolomeu Lorenço (más conocido como el Volador) para conseguir volar; para ello tendrán que construir una passarola (artilugio con forma de pájaro) que solo podrá alzar el vuelo contando con las voluntades humanas.
Leyendo un NOBEL
Para los que nunca hayan leído a Saramago y se enfrenten por primera vez a su peculiar estilo puede que esta lectura se le haga un poco cuesta arriba hasta el punto de querer huir despavorido tras comenzar sus cincuenta primeras páginas.
La novela comienza con la historia del rey, que tras un tiempo de matrimonio no ha concebido heredero aunque este rey no será el protagonista de la historia sino que poco a poco nos va derivando a los verdaderos protagonistas de la novela, Baltasar y Blimunda.
El personaje de Blimunda es una de las cosas que resaltaría en la novela y su relación con Baltasar lo mejor que tiene el libro. Desde el primer momento en que se ven surge entre ellos una relación muy especial, fuerte, solida y sincera, tanto que Blimunda a pesar de su capacidad para ver dentro de las personas no llega nunca a mirar el interior de Baltasar porque se lo promete. Blimunda parece no tener nada antes de Baltasar porque a partir de ese momento dedica toda su vida, en cuerpo y alma a seguirle a él y más tarde al proyecto del fraile.
No hay mejor manera de explicar la relación entre ambos que estos dos fragmentos escogidos de la novela, el primero porque representa como comenzó esta historia de amor, una relación donde no existían las palabras de amor pero que tampoco eran necesarias, porque Baltasar y Blimunda se compenetran perfectamente, porque los dos parecen ser una misma persona.
"Si
no tienes donde vivir mejor, quédate aquí, He de ir a Mafra, tengo allá
familia, Mujer, Padres, y una hermana, Quédate mientras no vayas, siempre
tendrás tiempo de partir, Por qué quieres que me quede, Porque es preciso, No
es razón que me convenza, Si no quieres quedarte, vete, no te puedo obligar, No
tengo fuerzas para que me lleven de aquí, me has echado un hechizo en el
cuerpo, No eché tal, no dije una palabra, no te toqué, Me miraste por dentro,
Juro que nunca te miraré por dentro, Juras que no lo harás y ya lo has hecho,
No sabes de qué hablas, no te miré por dentro, Si me quedo donde duermo,
Conmigo"
Y este segundo párrafo porque ambos parecen saber perfectamente lo que necesita el otro.
"Realmente, mejor que esto, que lo hay, solo una mujer en la cama,
y si la mujer es la que uno ama, no precisa más que aparecer en el camino, como
ahora vemos a Blimunda, que ha venido a compartir el mismo frío y la misma
lluvia, y trae una saya de las suyas que lanza sobre la cabeza del hombre, este
olor a mujer que hace subir lagrimas a los ojos, Estas cansado, preguntó ella,
basta esto para que el mundo resulte soportable, una saya cubre las dos
cabezas, mal comprando es el cielo, así viviese Dios con nuestros ángeles"
Saramago utiliza un contexto y un lugar real (la construcción del convento barroco en Mafra) para desarrollar su historia a través de sus personajes entre los cuales también algunos son reales. Recrea con bastante exactitud y ofreciendo multitud de detalles la época y forma de vida del momento, las costumbres o la forma de pensar de los personajes. Así nos describe perfectamente el ritual con que la reina y el rey se preparan para el sexo o como la Inquisición condena al pueblo.
El comportamiento de los personajes no no es demasiado afín a la época resultan demasiado evolucionados en sus ideas y comportamientos. En el libro queda patente la jerarquía de la época, en la que cada estamento ocupa su lugar determinado y actúa conforme su posición le permite.
En la cúspide de la pirámide encontraríamos a la monarquía, egoísta, caprichosa y todopoderosa ante el resto de los humanos, actuando según su propio interés y utilizando y tiranizando al pueblo para conseguir riqueza o lograr ver cumplidos sus sueños.
En un segundo tramo y por debajo del anterior, encontraríamos la iglesia, interesada y ambiciosa, que no duda en utilizar el temor de Dios para conseguir notoriedad, dinero y poder, incluso intentando utilizar a la monarquía como simples marionetas.
Y en el ultimo escaño encontramos el pueblo llano, esclavizados por los dos anteriores, sufridor de sus caprichos y antojos, pobres y analfabetos. Personas que no son tratados como tal y que tienen que buscarse la vida de cualquier manera teniendo que soportar las exigencias y los tropiezos que en el camino les ponen.
Lo cierto es que no me parece un libro fácil de leer, pues a la dificultad de la prosa empleada por Saramago se suma la circunstancia de que en ocasiones parece que se va por las ramas y narra cuestiones que ni vienen a cuento ni interesan, lo que la convierte en una novela demasiado larga, para mí el interés se centra en la historia de amor de los protagonistas y la construcción de la passarola
dejando a un lado la construcción del momento.
De entre todos los libros que he leído de Saramago situaría esta novela, a pesar de sus excelentes críticas y reseñas, en último lugar. Varias veces he tenido que hacer un esfuerzo por no abandonar las más de cuatrocientas páginas que tiene el libro y reanudar la lectura.
Pero lo que hace este libro único a mi parecer y por lo que le doy una estrella mas es por su final emotivo, original y esplendido, un final que no pasa desapercibido; las últimas cien páginas del libro mejoran increíblemente la novela y hace que una no se arrepienta del tiempo empleado en el libro.
Existen varios narradores a lo largo del relato. Esta el narrador que sabe de antemano todo los hechos que van a suceder, así como todos los pensamientos y sentimientos de todos los personajes. Otro narrador ocasional es el de los personajes, que el autor utiliza de forma puntual.
El relato se va dividiendo en capítulos no numerados utilizando una prosa muy elaborada. Su estilo, donde escasean los puntos y son sustituidos por comas, donde no hay guiones en los diálogos, sino que las conversaciones se separan también mediante comas y comienzan con una letra mayúscula. El vocabulario utilizado está cuidadosamente seleccionado y las palabras que Saramago utiliza no se
encuentran a menudo en el nivel coloquial.
El mismo Saramago se define a sí mismo como ateo y eso queda patente en el libro. El tema de la religión es constante en la novela, aunque no siempre relacionado con la construcción del convento que no sirve de nexo, pero abordado siempre desde un punto de vista crítico de forma que se cuestionan muchas de las teologías cristianas a través del comportamiento de los personajes y de la creación de circunstancias. Hasta el punto en que el fraile duda de la efectividad y validez de su bendición.
Considero que el principal eje de este libro son los sueños por cumplir por una parte a través del rey que desea construir una réplica de la catedral de San Pedro en Mafra y a través del sueño de volar de fray Bartolomeu Lorenço y su passarola.
Algunas frases…
“El pecado no existe, solo hay muerte y vida, La vida esta antes de la muerte, Te equivocas, la muerte viene antes que la vida, murió quienes fuimos, nace quien somos, por eso no morimos de una vez”
“Debería bastar esto, decir de alguien como se llama, y esperar el resto de la vida saber quién es”
“Nunca preguntamos si habrá algo de juicio en la locura sino que vamos diciendo que de loco todos tenemos un poco”
“Se dice que el Mal no persevera, aunque, por la fatiga que trae consigo pareciera que sí”
En resumen
Es la novela de Saramago que menos me ha gustado , pero al final y al cabo recomiendo su lectura por su original final y por la belleza de algunos de sus momentos que el portugués ha creado, aunque como ya he advertido su lectura no es fácil y requiere un esfuerzo intelectual.