Título: La buena
novela
Autora: Laurence
Cossé
Publicación:
Editorial Impedimenta, 2012
Páginas: 416
La fundación de una librería parisina «única», llamada
«La Buena Novela», desata pasiones, celos y hasta intentos de asesinato. Ivan
«Van» Georg, antiguo vendedor de cómics, y la estilosa y seductora Francesca
Aldo-Valbelli se juntan para llevar a cabo el sueño de sus vidas: montar una
librería que solo venda obras maestras, seleccionadas por un comité secreto de
ocho respetables escritores que se esconden bajo seudónimo. Cuando la librería
abre, inmediatamente empieza a cosechar un éxito arrollador. ¿Quiénes son esos
elitistas y cómo osan decirles a los lectores lo que han de leer? La blogosfera
hierve, Internet crepita. Decenas de competidores nacen de la noche a la
mañana, clamando por los ideales seudoigualitarios. Ivan y Francesca,
estoicamente, intentan aguantar el chaparrón hasta que, de repente, tres de los
miembros de su comité secreto son víctimas de accidentes que a punto están de
costarles la vida.
Mi experiencia
con la novela
La buena novela es un libro con un planteamiento inicial tremendamente seductor. Un libro
que nos habla de libros y la intriga de varios intentos de asesinato contra
miembros de un comité secreto. Ya sabemos que la editorial Impedimenta nos
tiene acostumbrados a títulos muy especiales y en esta ocasión este es un libro
que no defrauda. Leyéndolo no es tanta la intriga que presenta como otras
cuestiones interesantes que su historia nos plantea sobre el mundo editorial y
que nos harán reflexionar.
La historia
comienza narrándonos varios intentos de asesinato producidos contra tres personas
que a primera vista parecen tener muy poco que ver para introducirnos poco a
poco en un selecto comité secreto formado por ocho escritores que escoge los
títulos presentes en el fondo editorial de una librería un tanto diferente.
Ninguno de sus miembros conoce al resto y se ha puesto el máximo cuidado en
mantener sus identidades en el anonimato de forma que incluso utilizan pseudónimos.
La buena novela, nombre de la librería, es un espacio concebido para recoger
sólo y exclusivamente no buena, sino la mejor literatura. En ella los lectores
sólo podrán encontrar obras maestras, pilares fundamentales de la literatura
que destacan por su calidad.
Cuando la
librería abre sus puertas, el éxito es colosal. Los lectores se apasionan con
la idea pero a la vez surgen muchos detractores que se expresan sin ningún
remilgo y vierten duras criticas sobre el concepto a través de la prensa e
internet. Hay quien encuentra en la idea cierto esnobismo, otros se encuentran
indignados porque sus obras no están disponibles en ella, otros se cuestionan
el objetivo, en cierto modo no hay dejado indiferente a nadie. El debate está
servido.
Iván, un
librero enamorado de su trabajo, y Francesca, una rica aristócrata, son los
precursores de esta idea y tendrán que hacer frente no sólo a las criticas y la
competencia directa que surge sino que deberán contactar con un investigador
para dar fin a la amenaza que se cierne sobre los miembros del comité.
Como os he
dicho anteriormente, lo más llamativo de esta novela no es la intriga en sí que
presenta el descubrir la identidad de los atacantes a los escritores ya que al
ir avanzando la novela esta se diluye centrándose el punto de interés en cómo
llegó a fundarse la librería. Se nos va narrando como surgió el concepto, la
búsqueda de una ubicación, la forma en que Ivan y Francesca concretaron cada
detalle, así como la selección de los miembros del comité secreto que
confeccionarían una lista de 600 títulos iniciales cada uno para constituir el
fondo editorial, la organización de los ejemplares en el local y el propio
lanzamiento de La buena novela. Resulta muy fácil imaginarse a sus
protagonistas discutiendo los pormenores, recibiendo cajas enormes con los
libros y moviéndose de un lado para otro para colocarlos.
Laurence Cossé
nos transmite a través de la novela un intenso amor hacia los libros entre los
cuales destacan los clásicos. En ella nos habla mucho y muy bien de buena
literatura, pero este es un concepto muy relativo y muy subjetivo situación que
también contempla la novela. ¿Quién puede determinar de forma absoluta los
mejores libros que se han escrito? ¿Cuáles son los parámetros que indican la calidad
de una novela? En mi opinión la autora no deja de transmitirnos sus propias
opiniones y hace mucho hincapié en títulos franceses, lógicamente su propia
nacionalidad. Nos invita a leer a Stendhal, McCarthy, Faulker, Borges, Proust,
Virginia Woolf, Sabatini o Colette entre muchos otros. Y enfrenta la lectura de
novedades contra los clásicos sin tener en cuenta prácticamente que ambos
grupos son perfectamente compatibles y en ocasiones necesarios. También obvia
que la literatura actual pueda tener calidad, que es cierto que ahora se
publican libros de fácil lectura y escritura rápida pero también hay autores
que trabajan de forma concienzuda.
Pero un tema
importante que resalta en la novela y que en mi opinión es la base fundamental
de la historia es la reflexión sobre el mundo editorial, críticos y los
libreros. Evalúa la publicación de best-seller, la manipulación de los
lectores, sea en un sentido o en otro, clásicos o novedades nos vemos
bombardeados en muchas ocasiones por feroces campañas de marketing, la lucha
entre diferentes entidades por hacerse el mayor hueco en el mercado, la opinión
de los críticos que no siempre es desinteresada o el ímpetu de los libreros por
vender y llenar sus mesas con los libros más buscados sin atender a la calidad
de su contenido.
Entre toda esta
literatura en la novela hay un pequeño espacio para el amor a través de dos
historias muy diferentes. Un amor imposible y una difícil historia marcada por
los vaivenes, indecisa, insegura muy
alejada de los tópicos ideales y de la pasión sin mensura. Una historia que
evoluciona a través de pasos pequeños y con el tiempo.
La narración
comienza in media res, adelantándonos
ciertos acontecimientos para después comenzar a contar la historia desde un
principio que coincide con el nacimiento de La buena novela. Será un narrador
en tercera persona el que nos haga participe de todos los acontecimientos
aunque no lo conocernos hasta la última página y en muchas ocasiones le otorgue la palabra a
los protagonistas de esta historia para narrarle toda la historia al inspector
Heffner, el cual llevará a cabo la investigación. La novela tiene cierto aire
de fábula por el aura que la rodea, a veces se respira un cierto aire de irrealidad
que nos hace sentirnos dentro de un cuento.
Sobre el estilo
de la autora creo que resalta su gran habilidad para manejar la pluma. Elabora
una prosa de cierta calidad pero accesible a todos los lectores que en muchas
ocasiones, sobre todo en los diálogos, se torna muy formal. Se trata de una
novela amena que llama la atención por la curiosa historia que cuenta pero que
también genera cierta intriga en el lector que necesita saber que pasará en la
siguiente página.
Como escenario
inigualable están las calles de parís a las que se hace constante referencia. En el centro de la ciudad se aloja La buena
novela enmarcada en un edificio emblemático.
Conclusión
La buena novela me parece una apuesta diferente, interesante a la que merece la pena darle
una oportunidad y leerla con el convencimiento de que no se está perdiendo el
tiempo. Quizás la novela mejoraría con algo más de suspense, pero sólo pienso
en un quizás.
Una historia
que nos hace reflexionar sobre qué es lo que leemos, cómo seleccionamos
nuestras lecturas y si en la realidad funcionaría y que libros albergaría una librería
de tales característica.
Paradójicamente
quizás la novela La buena novela no
hubiese sido vendida en la librería La buena novela.