miércoles, 23 de mayo de 2018

Buscando Mercy Street. El reencuentro con mi madre Anne Sexton - Linda Gray Sexton


Título: Buscando Mercy Street. El reencuentro con mi madre Anne Sexton
Autora: Linda Gray Sexton
Publicación: Navona, marzo de 2018
Páginas: 510

Universalmente aclamadas por la crítica, las memorias de Linda Gray Sexton son un relato honesto e implacable del amor angustioso y feroz que unió a una mujer brillante y difícil con la hija que dejó atrás. Linda Sexton tenía veintiún años cuando su madre se suicidó. Ahora mira atrás, recuerda e intenta reconciliarse con la vida de aquella.

Porque la vida con Anne era una mezcla salvaje de depresión suicida y felicidad maníaca, conducta inapropiada y viajes de medianoche a la sala psiquiátrica. Anne enseñó a Linda cómo escribir, cómo mirar y cómo imaginar. Solo Linda podía escribir un libro que capturara de manera tan vívida los detalles más íntimos y las emociones más profundas de su vida conjunta. Buscando Mercy Street habla a todos los que conocen el dolor de la infancia imperfecta.

Linda Gray Sexton, nacida en 1953, es hija de la poeta Anne Sexton, ganadora del Premio Pulitzer en 1967. Además de estas memorias, ha editado algunas obras póstumas de su madre y ha publicado también cuatro novelas propias: Rituals (1983), Points of Light (1988), Mirror Images (1990) y Private Acts (1993).

Mis impresiones

La literatura puede servir para muchas cosas. Puede entretenerte, puede ayudarte a evadirte, puede ser un instrumento para aprender y también puede ser una buena manera de sacar todo lo que uno tiene dentro. Y precisamente esto es lo que representa este libro. Un ejercicio para exteriorizar las vivencias de su autora para intentar librarse del sufrimiento.

Linda Gray es la hija de la reconocida poeta Anne Sexton, que fue ganadora del Pulitzer en 1967. No es su primer trabajo pero sí es su obra más íntima y la más reflexiva porque en ella analiza tanto su vida como la de su madre haciendo hincapié en la relación entre las dos. Según ella misma nos cuenta la obra nació como una carta a su madre que murió en 1974, la última vez que intentó suicidarse. Linda tenía tan solo veintiún años. La obra fue publicada veinte años después y supuso una revelación. Fue un éxito pero también controvertida por algunas de las cosas que contaba. Se enfrentó a algunos miembros de su familia que no vieron con buenos ojos que el mundo conociese sus intimidades.

“La carta, escrita en papel amarillo de tamaño legal, estaba doblada muchas veces, como si hubiera estado en un sobre. Estaba en mi armario vestidor, encima del alijo de cartas que guardaba en una caja de metal rectangular que me había pertenecido desde que tenía doce años, un baúl de los recuerdos para mis documentos más importantes y privados; un sobre con un mechón de pelo que mi madre me cortó el día de la madre de 1963; el registro de todo el dinero que había ganado trabajando de niñera para sufragar el coste de los campamentos de equitación durante los veranos de mi adolescencia, mis notas del instituto, las cartas de un chico al que quise.”

Es también a partir de una carta escrita por su madre la forma en que esta autora comienza a relatarnos la relación entre ellas. Una carta que Linda relee con cuarenta años y que le lleva a comprender muchas cosas. Una carta que le hace ponerse a escribir y sacar todo lo que lleva dentro. Una vida durísima y trágica con una madre con problemas psicológicos con los que toda la familia tuvo que luchar. Anne entraba y salía de sanatorios mentales y hospitales psiquiatricos, no podía soportar a sus hijos pequeños y los desterraba con familiares, tuvo una relación turbulenta y tormentosa con su marido y encontró en la poesía, recomendada por su psiquiatra, una forma de explicarse a sí misma. Y lo que comenzó como un desahogo, una forma de tranquilizar sus nervios terminó convirtiéndola en una gran poetisa, controvertida y reconocida a la vez. Pero nunca llegó a ser la madre que sus dos hijas necesitaban. Porque todo empezó justo cuando Linda, la primera de ellas, nació. En aquel momento se atribuyó a la “histeria de las mujeres” pero más tarde fue diagnosticada de depresión postparto y trastorno bipolar.

Anne intentó quitarse la vida varias veces. De hecho, en algún pasaje del libro Linda cuenta que Vivian con la muerte acechando cada minuto de su existencia, esperando esa llamada que anunciara lo que tanto temían. Fue una mujer con una vida y un interior complejo. En la novela leeremos recuerdos muy dolorosos y escenas que te sobrecogen. Desde los abusos sexuales (aunque la autora no los catalogue como tal) hasta gritos, pelas, golpes, borracheras, insultos y desafecto. Sobre todo con un marido superado por las circunstancias. También nos habla de las relaciones de su madre con otras mujeres. Fue muy amiga de Sylvia Plath, otra autora con problemas de depresión y que terminó con su vida. Y todo eso que Sexton llevaba dentro lo plasmó en sus poemas llenos de temas tabúes que hasta el momento nadie se había atrevido a tocar.  

De todo esto ya se puede suponer que la vida de Linda no fue fácil. Su infancia estuvo marcada por la tragedia, por los problemas, por el desafecto maternal. En diversos periodos de su vida fue cuidada por sus abuelos, para alejarla de su madre que representaba un peligro para ella. En estas memorias mucha gente se vio reflejada. Ese dolor del abandono, la necesidad de su madre y al mismo tiempo ese odio por las cosas que no debió ver, sufrir ni oír. A pesar de todo hubo momentos y recuerdos felices, de complicidad y de aprendizaje. Al fin y al cabo es inevitable ese legado de madre a hija que convirtió también a Linda en escritora. Y Linda a pesar de todo consiguió seguir adelante.

Es difícil leer estas memorias por su dureza, por la forma descarnada en que se cuentan y sin embargo la autora tiene una manera maravillosa de contarlo. Con mucha elegancia, con cierto lirismo en ocasiones, con franqueza y transparente te atrapa. Sus emociones a veces contradictorias están reflejadas con bastante exactitud y es imposible no meterse en su piel.

Conclusión

Buscando Mercy Street es una obra a la que considero que merece la pena darle una oportunidad. Un libro duro, descarnado y doloroso. Pero también todo un testimonio de fuerza y superación.