lunes, 2 de diciembre de 2013

Yo fui a EGB - Javier Ikaz/Jorge Díaz



Título: Yo fui a EGB
Autores: Javier Ikaz/Jorge Díaz
Publicación: noviembre de 2013
Páginas: 255

El libro que celebra el gran fenómeno de internet de los últimos años. Un recorrido nostálgico por los usos, las costumbres, las marcas, los programas, las canciones, la comida, etc., de una época que marcó a varias generaciones de españoles.
 
Si aprendiste los ríos y las cordilleras mientras mordisqueabas una goma Milán, si comiste empanadillas en Móstoles, si estabas entre dos tierras y no encontrabas el sitio de tu recreo, si para ti el tiempo era oro y jugabas al precio justo, seguro que fuiste a EGB.

Si llevaste hombreras o te echabas laca Nelly, si el primer libro que leíste fue
El libro gordo de Petete, si tu primera lágrima fue porque Marco no encontraba a su madre, si el primer polo que te comiste fue un frigodedo, no hay duda de que tú también fuiste a EGB.

Los pitufos, Naranjito, Parchís, ET, las chapas, el seiscientos, Orzowei, los minerales, los gusanos de seda, los rotring, la teleindisdreta, la abeja Maya, los lagartos de V, la Botilde,
The Final Countdown... Todos los que fuimos a EGB sabemos que hay mil historias que contar y estamos deseando retroceder en el tiempo para recordarlas todas en un libro totalmente ilustrado y escrito por los autores del exitoso blog Yo fui a EGB.

El libro que celebra el fenómeno de internet Yo fui a EGB , seguido por más de medio millón de personas, y ganador del Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Público en los Premios Bitácoras, y Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Año en los Premios 20Blogs.
 
Mi experiencia con el libro

No os podéis imaginar la ilusión que me hizo encontrarme con este libro entre las manos. Fue abrirlo, ojearlo y transportarme directamente a una época de la que poco queda ya. Quizás sólo el recuerdo de toda una generación que vivió de forma muy distinta a la actual. Los que siendo niños fuimos a EGB vivimos en un mundo donde los coches no llevaban ni sillas ni cinturones de seguridad (y a pesar de ello conseguimos sobrevivir), donde no existían los móviles y no había forma posible de comunicarse con nosotros hasta que llegábamos de nuevo a casa, donde pasábamos todo el día en la calle, donde las cadenas de televisión eran dos y los colores acababan de llegar y nuestros juguetes tan sencillos que había que usar la imaginación. 

Pertenezco a esa generación que estudió la Educación General Básica (EGB) pero que a mitad de camino cambiaron de plan y es que este libro está destinado a un amplio rango de edad de personas nacidas entre el principio de los años setenta hasta mediados de los noventa, que seguro que disfrutan muchísimo entre sus páginas.

Yo fui a EGB nace a raíz de una página en Facebook a la que se unieron más de 600.000 amigos en menos de un año con el objetivo de revivir esos recuerdos, costumbres, manías y momentos sin caer en la nostalgia pero sobre todo sin caer en el tópico de que “Tiempos pasados fueron mejores”. Además resultó ganadora de los premios Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Público en los Premios Bitácoras, y Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Año en los Premios 20Blogs.

En primer lugar me gustaría comentar el cuidado y el mimo con el que se ha elaborado la edición de este libro. Todo en él nos recuerda a aquella época aunque su diseño resulta muy actual.  Desde su portada que emula los cuadernos que llevábamos al colegio con el trazo de  las letras que entonces dibujábamos. El libro se estructura en diez capítulos divididos por temáticas y en los que podemos encontrar un texto divertido y ameno, en tono de humor, narrado con sencillez y cercanía e ilustrado con fotografías en color mostrando lo más representativo. También contiene datos o curiosidades que nos resultaran de interés. Además a lo largo de sus páginas  encontramos muchas sorpresas, juegos, test, guiños y recuerdos que seguramente y como a mí me ha pasado, ya creías olvidados. 

Ya desde la nomenclatura de sus diez capítulos que componen Yo fui a EGB nos vienen a la cabeza frases, canciones o expresiones que en aquella época todos utilizábamos. Esos capítulos representan diversos ámbitos y son los siguientes:

 ¿Qué queréis de merendar?, Enamorado de la moda juvenil, Al recreo, Aparta, que no veo la tele, Carnet de videoclub, A clase, En el auto de papa, Tópicos, Si pasas por el quiosco, tráeme… y De doble pletina.

Y es que abrir este libro significa trasladarse a la infancia, nuestra infancia. A merendar Phoskitos, Bollycaos o una Pantera Rosa. A recordar los helados Frigopie, Drácula (que a mí me siguen gustando), Superchoc, el clásico corte o el Flash (que no era más que hielo con colorantes) o las chucherías que más nos gustaban como el chicle Boomer, los Sugus, los Peta Zetas o los Palotes.

Una de las cosas que ahora nos llaman mucho la atención de aquella época fue la moda, muy exagerada y extraña pero que todos seguíamos. Cuando no existían las grandes cadenas low cost y la ropa duraba tanto que servía de un hermano para el siguiente. Muchos tenemos el recuerdo de los jerséis o fórmulas de cuello alto (que rara vez entraban sin dificultad por la cabeza), las botas katiuskas (con las que no paraban de sudar los pies), el chándal de táctel (todo un clásico), las hombreras (que nos hacían enormes), las cazadoras vaqueras repletas de pins o los cardados imposibles que se mantenían gracias a la laca Nelly.

También los entretenimientos de aquella época eran muy distintos a los de ahora. La tecnología comenzaba a desarrollarse y nuestras primeras consolas llegaban a casa (seguramente si alguien nos hubiera hablado en aquella época de la PS3 no lo hubiésemos creído) pero seguíamos prefiriendo las canicas, la comba, las peonzas, el tragabolas, las nancys o la barbie, una muñeca que siempre estuvo entre mis favoritas.

Todos los que fuimos niños en aquella época recordamos con cariño la televisión. No había muchos canales donde elegir pero Heidi, Mazinger Z, Dragones y mazmorras, La abeja Maya, Ferdy, Los pitufos o David el gnomo eran una opción inmejorable. ¿Quién no ha silbado alguna vez la melodía de Verano Azul?¿Quien no se emocionó con la muerte de Chanquete? Es imposible olvidar personajes como Espiniete, los payasos de la tele o Kitt, el coche fantástico. Aunque también hubo algunas cosas que no pudimos ver porque los dos rombos no las vetaron.

Aunque lo primero en casa siempre era el colegio, con las carpetas llenas de pegatinas,  escritas con las  dedicatorias y rimas que todos utilizábamos y en el estuche, el compás y la goma de borrar Milán nunca faltaban. Los rotuladores Carioca se guardaban como un tesoro y los cuadernillos Rubio eran una pesadez para el verano (a mí siempre me tocaba caligrafía).

Seguramente aún a día de hoy muchos nos emocionamos con la música de los ochenta, para mí uno de los mejores momentos musicales de la historia. Aquella que grabamos en cintas de cassette muchas veces de la radio, intentando dar al pause justo en el momento en que aparecía la última nota de la canción para que el locutor no nos la estropeara. Claro que con la doble pletina en las mini cadenas (mini por decir algo, no sé quien le pondría el nombre) solucionar la lentitud de reflejos nos resultó mucho más fácil. Anda que no habré rebobinado veces las TDK con el bolígrafo Big. Para los más pequeños Parchís, Bom Bom Chip, Teresa Rabal o Xuxa mientras que los mayores disfrutaban con Hombres G, Europe, Queen o Miguel Bosé, canciones que a día de hoy muchos seguimos escuchando y que nos hacen cantar cuando suenan en la radio.

En definitiva, he disfrutado muchísimo con este libro. Recordando cosas que hacía muchísimo tiempo que no me venían a la cabeza y que me han hecho especialmente ilusión vivir de nuevo. Yo fui a EGB es un libro que nos hace volver a ser niños y nos impregna de las sensaciones que entonces vivimos. Me ha resultado una selección muy adecuada, con comentarios muy oportunos y un tono desenfadado. Sus autores, Javier Ikaz y Jorge Díaz, nos proponen un alucinante viaje por la memoria que nos hará sonreír o emocionarnos.