viernes, 18 de noviembre de 2016

Nadie muere en Zanzíbar - Fernando García Calderón



Título: Nadie muere en Zanzíbar
Autor: Fernando García Calderón
Publicación: Algaida, 2016
Páginas: 548

Cuando Fernando García Calderón se tropezó con los diarios africanos de Juan ángel Santacruz de Colle, ocultos durante años en un arca de filigrana, no sólo halló la autografía de un hombre increíble a fuer de excepcional, sino también una prodigiosa aventura para todos los lectores.

Nacido en la Sevilla de 1900, experto en libros antiguos y fundador de la logia de los Calígrafos, Santacruz llegó hasta el sultanato de Zanzíbar perseguido por espías nazis, tras participar en innumerables estafas y encontrarse fugazmente con Walter Benjamin. Allí aprendió un nuevo concepto de civilización, adoptó dos personalidades opuestas- el gibraltareño John Cross y el árabe Jamshid A. bin Said- y se convirtió en un altruista de ideas estrafalarias  que causaba admiración por donde pasaba. Su vida se debatió entre dos territorios y dos mujeres: la intrépida Anna Wyatt y la abnegada Aisha. Colaborador en la sombra de Julius Nyerere, fue apreciado tanto por los brujos isleños como por los intelectuales de la nueva Tanganica. Suyo fue el plan que revolucionó la historia de Zanzíbar.

Nadie muere en Zanzíbar es una novelas de aventuras personales y colectivas, un relato sobre la epifanía salvadora de un europeo descorazonado y las ansias de libertad de los pueblos de África. Una historia de segundas oportunidades, donde la pasión, la dignidad y la justicia cobran toda la ambigüedad de la que es capaz el ser humano.

Mis impresiones

De Fernando García Calderón leí hace tiempo Yo también fui Jack el Destripador una novela que me sorprendió muchísimo. Me encantó y percibí todo ese trabajo que había detrás de una historia compleja, con multitud de matices y muy trabajada por el autor. Nadie muere en Zanzíbar es la séptima novela del autor y es un trabajo que sigue un camino muy diferente.

“Dicen que la vida nos depara sorpresas. No es verdad. Nosotros construimos nuestro camino. Somos picapedreros, topógrafos e ingenieros de nuestro tránsito. Lo más que hace esa vida, tan rica como caprichosa, es arrendarnos el terreno. Uno llano o escarpado, de suelo duro o blando, con un nubarrón o un sol de justicia. Según le venga en gana.”
 Juan Ángel Santacruz de Colle

Esta cita aparece en una de las primeras páginas del libro y es la que yo creo que define a la perfección la vida de la persona que la pronunció. Nadie muere en Zanzíbar es la historia de un hombre polifacético, camaleónico, atrevido y aventurero, un buscavidas que también se propuso mejorar la vida de mucha gente. Esta es la historia de Juan Ángel Santacruz de Colle. Como una brevísima nota biográfica se puede decir que nació a principios del siglo XX en Sevilla, fue un experto en libros antiguos y perseguido por el régimen de Hitler por media Europa hasta que llegó a Zanzíbar. Allí cambió completamente de vida, adoptó diferentes identidades y se implicó con la problemática del pueblo africano. Conoció mucha gente, estableció grandes alianzas y también amó a dos mujeres. No tiene mucho sentido ahondar más ella ni contar más episodios que transcurren porque son tantos que sería difícil elegir.

Nadie muere en Zanzíbar es una especie de biografía novelada en la que sobre todo vamos a encontrar muchísimas aventuras con un fondo histórico muy interesante. Fernando García Calderón ha partido de los cuadernos de Santacruz (que guardó Mei, un africano que se convirtió en su mano derecha, y que entregó en su momento a la tía del autor) para elaborar la base de la historia y la ha complementado con una gran investigación que ha realizado incluso in situ, viajando a Zanzíbar varias veces. Tal y como nos cuenta en la novela conoció a Santacruz a través de una tía abuela que le encargó que escribiera su vida.

Todo este trabajo que hay detrás se nota en los muchos detalles que contiene esta novela y en la recreación de la historia africana en un periodo de revolución y lucha.  Y Fernando García Calderón nos muestra la bella Zanzíbar en todo su esplendor pero también haciéndose eco de sus sombras. La diversidad cultural, el choque entre las razas y creencias, la lucha de los africanos contra el régimen ingles que dominaba la colonia para mejorar sus derechos y condiciones de vida. Y aquí tuvo mucho que ver Juan Ángel Santacruz porque compró una plantación en Pemba (a la que llamó Triana) y a través de ella consiguió mejorar las condiciones de vida de mucha gente. No solo ofreciendo unas condiciones de trabajo que él mismo creía más justas sino también procurando una educación a las familias. Aunque el proyecto no terminó como esperaba exactamente.

La vida de Santacruz es interesantísima casi desde el momento en que nace siendo un hombre que vivirá una existencia llena de aventuras y de acontecimientos especiales. Un hombre camaleónico y muy inteligente que emprende una huida del régimen nazi por toda Europa y termina en África. Allí adopta dos identidades simultáneamente (la de un inglés y la de un árabe), consigue sacar a flote diversos negocios, moviéndose en una avioneta que él mismo pilota y colaborando en la mejora de aquellos que le rodean y que tienen la suerte de trabajar con él. Aunque sus intenciones nunca fueron a ser tan loables como en esa parte de su vida porque este experto en incunables y otros libros antiguos también estafó y engañó a mucha gente falsificando documentos. Santacruz quería ser famoso y tener dinero. Es por ello que esta novela nos habla de las segundas oportunidades, de la redención de los pecados. Fue en África donde se produce un camino en el personaje.

Como personaje literario Juan Ángel Santacruz es genial. Tanto su figura como su propia vida son apasionantes  y se nota que esta figura está muy trabajada. Pero sin embargo a mi hubiese gustado ver un poquito más la parte humana del personaje que en mi opinión se ha quedado un poco corta. Aunque quizás al autor no le interesaba mostrarnos eso.

La historia está narrada por el propio escritor dando de lado sus propias vivencias y centrándose en las del personaje que la protagoniza por lo que la mayor parte de la novela está narrada en tercera persona aunque existen algunos momentos puntuales en que cambia a la primera y que nos da la visión propia del autor. En la novela suceden muchísimas cosas y hay algunas partes dan la sensación de mucho movimiento. El estilo narrativo del autor es refinado, culto y muy elaborado que en mi opinión exige una lectura medida y tranquila. Al principio me costó un poco entrar en la historia porque hay una parte quizás más densa o introductoria que recaba datos pero finalmente la historia ha terminado gustándome mucho.

Conclusión

Nadie muere en Zanzíbar es la historia de un hombre fascinante. Un hombre con muchas caras y facetas que vivió muchísimas aventuras y viajó a muchos lugares del mundo. Una novela ambiciosa que se nota el gran trabajo que lleva detrás.