A pesar de que Varsovia ha sido ya invadida por los alemanes en la
granja familiar apenas han cambiado las cosas. Pero en Septiembre de ese mismo
año algo ocurre que hace que desaparezca toda la tranquilad que disfrutaban. El
ejército les obliga a marcharse de su propia casa y observan atónitos cómo queman sus
pertenencias.
Los judíos están siendo traslados a un gueto de Varsovia donde a
partir de ese momento deben vivir. Cuando la familia llega a su nuevo hogar
observan que es un piso mucho más pequeño que su antigua granja y sus vecinos
parecen muy peculiares. Se trata de una familia que esconde un gran secreto que
nadie debe conocer.
A pesar de todo Josef se sentirá muy afortunado cuando conozca a
Thomas, un niño con quien establecerá unos lazos maravillosos y con quien
creará un mundo de fantasía que hará que lo que ocurre en el exterior tenga
menos importancia.
Mi experiencia con esta novela
Expresar mis impresiones sobre esta novela me resulta complicado
porque es una novela que me ha dejado bastante descolocada. Cuanto menos me
parece una historia atípica y llena de imaginación. En él se produce una mezcla de dos temas tan
distintos que a priori me parecían imposibles. Voy a intentar analizar la
novela lo mas ordenadamente posible para que me entendáis.
Muchas novelas cuentan con personajes ficticios que están situados
en circunstancias o contextos reales pero que aunque en realidad la historia
nunca ocurrió bien podría haber sucedido. Otras novelas recrean mundos de
ficción que sabemos que nunca podrían hacerse efectivos o personajes que
sabemos que no existen y que provienen completamente de la imaginación del
autor. Pero en esta novela se dan ambas circunstancias. Por un lado tenemos el
tema del nazismo y por otro unos personajes de ficción como son los vampiros.
He leído novelas que trataban ambos temas pero siempre por separado y en
distintos géneros literarios.
La novela comienza presentándonos a Josef que tiene 79 años. Es un
superviviente del Holocausto y comienza leyendo su diario. Un diario que
comenzó cuando tenía 8 años en 1940. En el mismo conoceremos a su familia, unos
granjeros que viven en una finca a las afueras de Varsovia. Su vida es muy
normal y se dedican a trabajar el campo y cuidar a los animales que poseen en
la granja.
En el país se viven momentos de incertidumbre, la segunda guerra
mundial ya ha comenzado y los alemanes han ocupado Polonia. Los nazis están arrasando
las pertenencias de los judíos y enviándolos a un gueto donde los tienen
controlados.
Para todas las familias supone un duro trance tener que abandonar
su hogar, donde lo tienen todo y comenzar a vivir en un nuevo lugar en el que
el estado les asigna pisos muy pequeños y trabajos distintos a los que han
venido desempeñando hasta ahora. Además los alemanes tratan con dureza a los
judíos, les han impuesto un toque de queda, les obligan a coser en sus ropas la
estrella de David, la comida escasea y están privados de todas sus libertades.
En estas circunstancias Josef conoce a Thomas un niño muy especial
al igual que toda su familia. Los tres vienen de Rumania y tienen un aspecto
muy diferente. Visten de negro y están extremadamente pálidos y fríos.
Y es que resulta que son vampiros.
Josef acepta la situación como solo un niño podría hacer. Con
mucha naturalidad y dejándose llevar por el mundo de Thomas. Un mundo lleno de
fantasía donde las cosas son un poquito más fáciles y se alejan de la dura
realidad que le toca vivir. Mientras toda la familia intenta sobrevivir a los
rigores de la guerra e intentan mantenerse unidos y a salvo.
Como decía antes, me parece un libro muy curioso porque lo que
parece ser una historia más sobre el Holocausto se convierte en una historia de
ciencia ficción. Una dosis extraña de irrealidad para un tema tan delicado y
del que se sigue hablando mucho a día de hoy.
Mientras leía la novela me parecía muy entretenida y en ningún
momento llegué a aburrirme. No hay caídas de ritmo. No hay pesadas
descripciones y la gran presencia de diálogos hace que su lectura sea bastante
rápida. El contexto está muy bien conseguido porque en seguida se siente el
ambiente de miedo que viven los personajes. Es fácil imaginarse el gueto donde
viven y además el autor aporta muchos datos y circunstancias que hacen pensar
que el libro no se ha escrito a la ligera sino que hay un trabajo de
documentación tras él.
Si digo que el libro no me ha gustado estaría mintiendo pero tampoco
me ha entusiasmado. A medida que iba introduciéndome en la historia había algo
que no me cuadraba. Y es que en medio del holocausto no era capaz de asimilar
que viviera un familia de vampiros pero más que la existencia de estos seres es
la forma en que se nos presentan. En mi opinión este tema resta credibilidad al
resto de la historia o por lo menos mengua la gran dosis de dramatismo que
conlleva lo que el narrador nos está contando.
Lo que no me ha convencido
es como se describen los miembros de la familia de Thomas porque una vez
aceptada la cuestión de que son vampiros y uno va asumiendo sus características
estos representan el prototipo clásico del personaje. Es aquel que viste de
negro, tiene la piel blanquecina y fría y se alimenta de sangre. Por supuesto, duermen
en un ataúd, no les puede dar la luz y no pueden ver el ajo ni de lejos.
Creo que el autor se ha arriesgado bastante con una historia muy
innovadora pero a la hora de crear los vampiros se ha dejado llevar por los
tópicos y resultan ser de los más convencional. Es esa imagen que todos tenemos
de los vampiros quizás lo que más me despega en la historia. En esta cuestión
se podría haber innovado bastante y aunque les dotará de colmillos, la
necesidad de beber la sangre y demás podría haber presentado unos seres mucho
más modernos y originales con el mismo objetivo.
Pero tampoco nos engañemos, la novela esconde una historia muy
dura narrándonos unos acontecimientos que acabaron con la vida de millones de
personas y cuyos verdugos pertrecharon torturas inimaginables. En Polonia se
viven momentos muy duros. No solo porque los judíos han perdido sus hogares
sino porque el ejército está aniquilando a muchas personas. La escasez de
alimentos y el toque de queda solo son la punta del iceberg porque cuando
comienzan los asesinatos indiscriminados, el miedo en las calles, la captación
de gente para los campos de concentración la historia se complica. Josef vive
momentos muy duros junto a Thomas pero se deja proteger y mimar por su amigo.
Destacar que los personajes están muy bien dibujados y es fácil
imaginarse a cada uno de ellos. Con la familia de Josef es muy fácil empatizar.
Todos son personas de lo más normal. Los padres que se preocupan por sus hijos,
la ternura y sabiduría que infunden los abuelos o la relación de amor-odio
típica de los hermanos que hacen que se peleen constantemente pero que en el
fondo se quieren. La amistad entre los dos niños es muy bonita y nos ofrece una
lección importante. Y es que no importa lo que uno sea o que apariencia tenga
sino que es mucho más importante lo que esconde el interior. Incluso me han
gustado las personalidades de la familia de Thomas que tienen cierto atractivo.
Al ser un diario todo está narrado en primera persona y desde la
voz de un niño de ocho años. El autor sabe infundir vida a este personaje y
hacernos creíble su punto de vista. Siempre es complicado ponerse en el lugar
de un personaje tan pequeño y adaptar los hechos al un punto de vista mucho más
sencillo. Los niños tienen la capacidad de simplificar todo lo que ocurre y no
caer en dramatismos. A la vez cuenta con esa dosis de ingenuidad que tienen los
niños y que hacen la historia mucho más tierna.
Un detalle bonito en la novela es que nos ilustra a través de
fotografías en blanco y negro los hechos que van sucediendo. Es difícil
encontrar este tipo de detalles en la literatura actual pero me ha gustado
recrearme en las imágenes.
Conclusión
“Mi amigo Thomas” es un libro cargado de fantasía que entretiene y
presenta una historia nueva y original. Aunque según mi punto de vista la
historia decae porque el autor se centra en una imagen demasiado tipificada de
los vampiros presentándonos unos personajes demasiado planos y convencionales.
*** Gracias a Hipólito Sánchez y la editorial Éride ediciones por facilitarme un ejemplar de la novela