Título: La silueta del olvido
Autor: Joaquín Camps
Publicación: Planeta, 2019
Páginas: 464
Recuerdo que en 2015 (parece mentira como pasa el tiempo) terminé con un enorme entusiasmo una novela de unas ochocientas páginas de las cuales ni me había enterado. Su título era La última confidencia del escritor Hugo Mendoza y en ella Joaquín Camps había logrado un cóctel explosivo que convenció a muchos, entre ellos a mí. Quizás ha sido por los buenos recuerdos que mantengo de esa novela la razón por la que La silueta del olvido, que ha obtenido el Premio Azorín 2019, no me ha dejado la misma sensación de euforia. No creo que sea una mala novela en absoluto pero sí que se acerca más a la novela negra o policiaca que su predecesora (ya sabéis que tengo rachas de flojera con este género), sobre todo en su primera mitad. Aquí os dejo mis impresiones.
La novela tiene como punto de arranque el secuestro de una joven de buena familia llamada Lara Valls. Del caso se ocupará la inspectora de policía Claudia Carreras que lleva ejerciendo su labor desde hace tres años en Valencia.
La realidad es que la primera mitad de la novela me ha parecido muy distinta de la segunda. Su comienzo fue discreto, de ritmo pausado y un sentido del humor un tanto histriónico. Al principio no me molestó esa cadencia narrativa que empecé a acusar al llegar al ecuador de la novela. Y es justo ahí cuando la trama comienza a ofrecer giros argumentales y sorpresas al lector cambiándolo todo. Hasta el tono de la novela. En ese momento pasa a convertirse en una historia oscura, plagada de intrigas, de secretos, mentiras y mentes retorcidas.
Quizás ha sido que no me encuentro en plena forma mental (la alergia y el cambio de estación me amodorran bastante) o quizás es que la novela tira más al negro de lo que me suele gustar que, aunque reconozco que tiene una trama que a otros lectores les hará vibrar, a mí no ha terminado de atraparme del todo. No sé muy bien cuáles son los motivos.
La protagonista de esta historia es Claudia, una mujer que vivía y trabajaba en Madrid hasta que un terrible acontecimiento destrozó tanto su carrera profesional como su vida personal. Intentando recomponer su vida llegó a Valencia en donde no ha conseguido pasar página. Un personaje que junto con su equipo policial cumple con algunos tópicos del género; cosa que no me molesta en absoluto. Aunque tengo que decir también que no es un personaje que me haya llamado excesivamente la atención.
Sí que me ha resultado más interesante acercarme a la figura de la joven Lara, la secuestrada. Estudiante, hija de un anestesista que parece llevar una vida muy superior al estatus que le pertenecería por trabajo y que tiene algunas peculiaridades que la hacen ser un poco especial. Claudia se irá mimetizando con ella a medida que avanza en un caso que se complica por momentos. También tenemos a Héctor Santos, un periodista en busca de la gran noticia, a Matías, cuya vida es complicada junto a otros personajes.
Tengo que reconocer que hay subtramas que han llamado poderosamente mi atención, me han parecido muy originales, trabajadas y me han sorprendido. Sin embargo hay detalles, momentos que me han parecido un pelín forzados. No puedo dar más explicaciones para no incurrir en spoilers.
La narración de la novela es como una mira telescópica. El autor cambia de registro y perspectiva constantemente por lo que tenemos una visión bastante amplia tanto de los hechos como de los personajes. Especialmente interesante me ha parecido el hecho de que incorpore sus pensamientos, a veces que se contraponen con lo que dicen, como sucede en la realidad. Y todo ello narrado con ligereza narrativa, de forma asequible pero un tanto lenta. Los guiños, las reflexiones y otras sugerencias hablan de un trabajo cuidado por el autor.
En definitiva, La silueta del olvido no me ha parecido una mala novela a pesar de tener un comienzo un poco lento (pero agradable) sino que contrariamente tiene una trama ingeniosa, trabajada y con giros que en ocasiones me han parecido espectaculares. Sin embargo mis expectativas eran encontrarme otra “confidencia” y no ha sido así. Esto junto al hecho de que no estoy en mi mejor momento me ha impedido disfrutarla como debería.
