Título: Una suerte pequeña
Autora: Claudia Piñeiro
Publicación: Alfaguara, mayo de 2015
Páginas: 240
Después de veinte años una mujer vuelve a la
Argentina, de donde partió escapando de una desgracia. Pero la que regresa es
otra: no luce igual, su voz es diferente. Ni siquiera lleva el mismo nombre.
¿La reconocerán quienes la conocieron entonces? ¿La reconocerá él?
Mary Lohan, Marilé Lauría o María Elena Pujol -la
que es, la que fue, la que había sido alguna vez- vuelve al suburbio de Buenos
Aires donde formó una familia y vivió hasta que decidió huir. Aún no termina de
entender por qué aceptó regresar al pasado que se había propuesto olvidar para
siempre. Pero a medida que lo comprenda, entre encuentros esperados y
revelaciones inesperadas, entenderá también que a veces la vida no es ni
destino ni casualidad: tal vez su regreso no sea otra cosa que una suerte
pequeña.
Claudia Piñeiro sorprende y cautiva con esta novela
aguda y conmovedora donde la realidad y la intimidad tejen la cerrada urdimbre
en que el lector queda atrapado una vez más.
Mis impresiones
Hasta hace
poco no conocía el nombre de Claudia Piñeiro, una autora argentina que ha
publicado ya varias novelas. No recuerdo como esta novela llegó a casa y no
entiendo tampoco con lo atractivo que me parece su argumento como no la cogí
antes. El caso es que ha sino una sorpresa enorme y la he disfrutado muchísimo.
Tanto es así que no tardaré mucho en hacerme con alguna otra novela de esta
escritora.
“Debería haber dicho que no, que no era posible, que no podía viajar.
Decir lo que fuera. Pero no dije. Me di explicaciones a mí misma, una y mil
veces, acerca de por qué, aunque debería haber dicho que no, terminé aceptando.
El abismo atrae. A veces sin que seamos conscientes de esa atracción.”
Así es como
comienza esta historia. Mary Lohan es una profesora de español que vive en
Boston y acaba de perder a su marido tras una trágica enfermedad. Ha aceptado sin
saber muy bien porque regresar a Temperley en Argentina, el lugar donde nació y
vivió muchos años, en un viaje de trabajo. Al mismo lugar que abandonó hace
casi veinte años huyendo de un hecho que le cambió la vida y le causó tal dolor
que supo que jamás volvería a ser Marilé Lauría, la mujer que había sido hasta
ese momento.
Ella no es
la misma, ni su apariencia tampoco, ha cambiado su nombre y uno de los mayores
temores es que alguien pueda reconocerla. Quizás él tampoco lo haga, aunque se
debate entre el miedo de encontrárselo y el de no volver a verlo.
“¿Es cierto que el dolor se hará crónico? ¿Es cierto que perdurará pero
no será constante, que no moriré por ese dolor? ¿Es cierto que algún día no lo
sentiré cada minuto, aunque tampoco pasará tanto tiempo sin que me haga una
visita?”
Una suerte pequeña es una novela muy intensa, conmovedora y emocional
que me ha cautivado y sobrecogido desde la primera a la última página. Nos
habla de una mujer que regresa al lugar del que un día huyó, quizás a
reencontrarse con ese pasado que no había conseguido olvidar. A ese “dolor
crónico” que se ha instalado en ella de forma continua y que de vez en cuando
amenaza con destruirla. La novela me ha causado una montaña rusa de emociones y
sentimientos. Desde la curiosidad, compasión, enfado, desconcierto, a la
comprensión, a ponerme en el lugar de los personajes y por supuesto también me
ha llevado a la reflexión.
Los grandes
temas de los que nos habla Claudia Piñeiro son el sentimiento de culpa, la
redención de los pecados y el perdón (el propio a uno mismo y el ajeno). Y lo
hace de forma tan sublime y tan profunda que es imposible que te deje
indiferente. Necesitas detenerte unos momentos y pensar en la frase que tienes
delante. ¿Hasta qué punto tenemos responsabilidad en ciertos acontecimientos
que nos suceden? Esta es una de las principales cuestiones que planean en la
novela. A veces cometemos errores que nos llevan a situaciones incontrolables.
Una parte es nuestra propia elección pero también el azar o el destino juega
con nosotros. Y estas pequeñas “casualidades” no podemos evitarlas.
Pero cuando
sucede una desgracia por la combinación de nuestra propia elección junto a
otros factores que no podemos controlar ¿cuál es la parte de culpa que nos
corresponde? La culpa es una carga tan pesada que a veces es imposible cargar
con ella. Nos destruye y nos hace pequeños. Pero no solo llevamos a cuestas la
culpa que nosotros mismos asumimos sino la que los demás nos cargan. Puede ser
a través de las palabras, recriminaciones, alguien que te da la espalda o simplemente
el silencio. O tal vez seamos nosotros mismos los que intentamos deshacernos de
ella. A veces en los actos más egoístas que podamos concebir se puede esconder
el amor más generoso y verdadero aunque sea difícil comprenderlo.
“La hoja de ruta de nuestra vida tiene marcada en el camino pasar por
esa estación, y uno, haga lo que haga, pasará.”
Pero a la
vez de todo esto la novela tiene cierto misterio y una tensión creciente que
nos va causando el no saber cuál es ese hecho que destrozó la vida de Marilé o
Mary como se hace llamar ahora. La espera se me hizo muy corta.
La historia
está narrada en primera persona por su protagonista, porque algo tan íntimo no
puede ser contado por nadie más, a través de lo que ella llama su “Cuaderno de
bitácora”. En él va desgranando su presente y su pasado y el punto de inflexión
que los separa. Ella nos abre su mente y su alma con un estilo intimista, muy
sentido y sincero haciéndote participe de su propia historia. Por eso me quedé
prendada de la historia y de su protagonista desde el principio. Además
necesitas saber más y más, descubrir qué pasó y como terminará esta historia.
La autora va desvelando la información poco a poco, sin prisas pero sin
perderse en cosas innecesarias.
“Quizás entre esos cambios también se ha modificado el lugar tan propio
de cada persona adónde van los ojos a buscar las palabras que uno no encuentra
mientras habla.”
Y por su
supuesto también me han gustado mucho las referencias literarias que vamos a ir
encontrando en la novela. En ella, además de algunas sobre la forma de
expresarse sobre el propio proceso de la
escritura, encontramos alusiones a Alice Munro (de hecho la novela abre con una
cita de ella en Las niñas se quedan),
a Simone de Beauvoir (La mujer rota) o
Tenesse Williams y Un tranvía llamado
deseo.
Conclusión
Una suerte pequeña es un libro intenso, emotivo, sensible, intrigante
y tremendamente adictivo que en ciertos momentos te deja con un nudo en la garganta.
Una historia de vida, dolor, redención, y culpa.