viernes, 6 de junio de 2014

Te quiero porque me das de comer - David Llorente



Título: Te quiero porque me das de comer
Autor: David Llorente
Publicación: Editorial Alrevés, mayo de 2014
Páginas: 320

La novela negra puede y debe romper algunos moldes: «Necesita dar un salto al vacío, y una extraña pirueta en el aire. El requisito es no tener ni vértigo ni miedo», dice David Llorente.No podemos estar más de acuerdo. La literatura noir necesita también de autores con propuestas atrevidas, arriesgadas y que miren el género negrocriminal desde nuevos puntos de vista.

¿Qué pasaría si la historia que se cuenta no es una sucesión de hechos consecutivos, sino simultáneos? La simultaneidad no parece patrimonio de la literatura, sino, más bien, de la pintura o del cine, pero si las palabras consiguen contravenir su propia naturaleza y transmitir esa sensación —la de que todo lo que sucede, sucede a la vez–, entonces surge un texto envolvente, casi tridimensional.

Proponemos una lectura donde la brutalidad del asesino en serie se ve rodeada de una multitud de historias criminales que, al mismo tiempo que nacen, el narrador las hace desaparecer. No importa quién sea el criminal ni qué tipo de detective lleve a cabo la investigación. Lo que importa es que el asesino existe.

Max Luminaria era un chico muy callado. Sacó la mejor nota de selectividad de toda España y decidió estudiar Medicina. Una vez más, fue el mejor en los exámenes; el mejor en las prácticas y el mejor en el quirófano. Se lo rifaban todos los hospitales. No hubo cirujano más preciso ni vecino al 
que más quisieran los habitantes de Carabanchel. Lo saludaban por la calle. Le daban las gracias. 

Todos tenían a un familiar al que el doctor Maximiliano Luminaria había salvado la vida.
Su vida, fuera del quirófano, era diferente, ¿o a lo mejor no? La realidad es que no podrás, nunca más, sentirte aliviado porque se haya descubierto al asesino, porque, querido lector, los asesinos caminan entre nosotros.

Mis impresiones

Probablemente esta sea una de las reseñas más complicadas a las que me he enfrentado desde que Adivina quién lee comenzará hace cuatro años su andadura. En parte porque Te quiero porque me das de comer, del madrileño David Llorente, es uno de los libros más peculiares que han caído en mis manos y también porque voy a intentar transmitiros como es esta novela descubriendo los mínimos detalles sobre ella.

Dicen que el que no arriesga no gana y David Llorente no ha escatimado en recursos para convertir esta novela en una apuesta tan original como arriesgada siendo de esas lecturas que al terminarlas no te dejan en absoluto indiferente. Seguramente no es la novela que todo el mundo podría llegar a disfrutar, incluso creo que más de uno llegaría a abandonarla a las pocas páginas.

La historia comienza y se desarrolla en el castizo barrio madrileño de Carabanchel a principios de los años noventa. Entre sus calles, sus edificios y vecinos se gesta de forma anónima un personalidad que años más tarde sembrará el terror en ese mismo escenario. Por fuera un niño solitario al que sus compañeros humillan, un adolescente de aire  extraño, un joven excelente en sus estudios, el mejor cirujano…. Por dentro un brutal y despiadado asesino… 

Visto así esta novela no tiene nada peculiar. Su argumento no resulta distinto de cualquier otra novela negra pero lo peculiar, lo realmente raro u original que tiene es la forma con que nos es narrada.
David Llorente comienza su relato arrojando a borbotes sobre el lector mucha información de diversa índole. Nos habla de asesinos, nos ofrece el parte del tiempo, nos explica recetas de ensaladas, luego nos habla de ciertos acontecimientos políticos  para introducir además unos personajes que no sabemos muy bien que pintan en la historia. Toda esta información se corresponde con hechos que suceden de forma simultánea y  a nosotros nos llegan a la vez y de forma que las propias frases se van solapando e incluso que parecen cortarse unas para que comience la siguiente.

Sinceramente durante sus primeras páginas fui incapaz de situarme en la historia e incluso retener la información que el autor trasmite y pensé que está estructura no iba a funcionar para desarrollar la novela más de un capítulo, a lo sumo dos. Pero me equivoqué porque una vez me adapté a ella y fui agrupando y procesando la información iba viendo que todo encajaba a la perfección.

Aunque el hilo central de la novela gira en torno a la figura del asesino en serie que protagoniza esta historia a la vez se van desarrollando otro número significativo de tramas paralelas que pueden abarcar toda la extensión de la novela y que se van entrecruzando entre sí o desviando unas de las otras según el rumbo que va tomando la historia. A la vez surgen otras de forma puntual y que no tienen mayor relevancia que el par de frases que aluden a las mismas. David Llorente no atiende a ninguna regla para construir esta novela.

Algo parecido a lo que ocurre con las tramas sucede con los personajes que van y vienen, aparecen y desaparecen y el lector nunca sabe cuales permanecerán en la historia y cuáles no. Este batiburrillo o vaivén de personajes en mi opinión tiene un hándicap importante y es que resulta difícil que el lector los fije en la memoria, construya sus perfiles y les otorgue una posición clara en la historia. En ella hay todo tipo de personajes, desde víctimas a verdugos, criminales, ladrones, amas de casa, profesores de instituto, alumnos brillantes… Y da la sensación de que cualquiera de ellos puede sacar sus peores instintos en cualquier momento…

El único personaje que conocemos al detalle y que incluso podemos llegar a ver perfectamente como se ha conformado es Max Luminaria o “el asesino de la moneda” como es conocido. Conocemos al niño, al adolescente y el hombre en que se convierte. El autor nos abre su mente, su personalidad, sus vicios y debilidades y al final somos capaces de traducir al perfección que es lo que ocurre enr su mente y de donde salen esas ganas de matar que llegan a convertirle en asesino sin escrúpulos. Y es un personaje con una cara y una cruz, una personalidad pública que dista mucho del sadismo que exterioriza cuando nadie le observa.

La temática de la novela es muy dura y cuenta con escenas bastante explicitas. Hay en ella una violencia inusual que se desarrolla a través de asesinos, pederastas, narcotraficantes, prostitutas o maltratadores…

Otro aspecto que el autor desarrolla de forma muy original es la contextualización temporal de la novela. Si en el plano espacial no nos movemos del emblemático barrio de Carabanchel en el temporal la novela se sitúa entre los años noventa hasta prácticamente nuestros días. El lector va siendo consciente de este paso del tiempo no porque el autor feche al modo usual cada acción sino que nos va transmitiendo este paso del tiempo a través de la utilización de ciertos acontecimientos políticos, culturales o sociales que introduce en la historia.

La novela se encuentra narrada en la voz de una tercera persona omnisicente. El estilo narrativo es tajante, distante, aséptico, parco en adornos y elementos innecesarios y a pesar de ello en algunos momentos llega a ser muy denso porque David Llorente prácticamente narra del tirón, introduciendo mucho ruido y sin separar la información en distintos párrafos (a pesar de que cambie de escenario, tema o personaje) e incluso los sustituye los puntos por dos puntos. Si al principio de la novela el cambio de tema es constante y sucede en cada frase a lo largo de la misma estos cambios se van distanciando en favor de cierta continuidad.

Te quiero porque me das de comer tampoco podía dejar de ser diferente en su estructura. La novela está dividida en dos partes bien diferenciadas entre sí. Podría decir que cada una de ellas se divide en capítulos o no, la verdad es que no lo sé. Intercaladas en la narración se destacan en negrita algunas frases que además ni siquiera comienzan por mayúsculas. No sé si son los títulos de los capítulos o apostillas que hace el autor.

Conclusión

Curiosa, extravagante, diferente me ha resultado la lectura de Te quiero porque me das de comer. Una novela que no me gustó en sus comienzos y aunque reconozco la enorme complejidad que ha debido entrañar su construcción y que he disfrutado mucho una vez conseguí entrar en su dinámica también me planteo si era necesaria tanta información para llegar al punto final de la misma. Si os gusta la novela negra y buscáis algo que os sorprenda esta es, sin duda, vuestra novela.