Título: El abrazo de monstruo
Autor: Félix J. Palma
Publicación: Destino, enero de 2019
Página: 728
Creo que una de las razones por las que no leo mucha
literatura del género negro es porque la mayoría de las novelas me dan la
sensación de ser un poco lo mismo. Una estructura parecida con trama similar (crimen+secuestro+investigación)
e incluso personajes tipificados que se repiten.
Sin embargo el comienzo de El abrazo del monstruo me resultó sensacional, novedoso y de lo más
original que he leído desde hace bastante tiempo.
Diego Arce es rico, famoso y tiene una buena vida, la
cual sería aún mejor si el éxito de su primera novela negra, Sangre y ámbar, no le hubiese
catapultado a un éxito tan rotundo. Es cierto que su vida es muy buena gracias
a ella pero también que no ha sido capaz de escribir nada parecido que
entusiasme de la misma manera al público. Es por ello que su editor le pide
cosntantemente que recupere al “Monstruo”, el personaje sádico y cruel que
protagonizaba su opera prima en la Barcelona de principios del siglo XX.
Sin embargo esta preocupación pasa a un segundo plano
cuando una noche después de asistir a un evento literario acompañado por su
mujer al regresar a casa descubren horrorizados que su hija de siete años ha
sido secuestrada. Poco tardan en darse cuenta que el modus operandi del secuestrador es muy similar al que ideó Diego para
su personaje estrella. Al igual que sucedía en Sangre y ámbar tendrá que superar tres retorcidas pruebas si quiere
volver a Ariadna.
Como os decía, el principio de la novela me atrapó ya por
completo. Presenta intriga, es original y se intuye una historia como prometedora.
Es indiscutible que El abrazo del
monstruo nos va a sorprender en muchos momentos, va a captar toda nuestra atención,
nos va a gustar, nos va a entretener pero además nos va a hacer pensar en
ciertos temas que Félix J. Palma plantea. Por un lado nos habla de esos
terrores infantiles que adquirimos siendo niños y arrastramos durante toda
nuestra vida. Incluso pueden plantear serios problemas a los adultos en que nos
convertimos sino llegamos a resolverlos de forma adecuada.
Otro tema que es un pilar en la novela y que me ha
gustado muchísimo como se trata es la imagen de “superpadres” que se nos exige
que seamos. Hasta cierto punto la vida de nuestros hijos depende de nosotros,
está por completo en nuestras manos. No
obstante desde que nacen los alimentamos, abrigamos y cuidamos con todo nuestro
esmero. Pero ¿Tenemos algún límite en esta capacidad de protección? Estoy muy segura de que la mayoría de nosotros
que tiene hijos asegurará rotundamente que no hay nada, nada que no haríamos
por ello. Pero el autor nos planteará una duda bastante razonable. De hecho de
alguna manera te ves reflejada en Diego a otra escala por ese nivel de
exigencia que supone la maternidad o paternidad.
Una cosa que me ha sorprendido de la novela es que a
pesar de su estructura tiene un número limitado (no interpretar como escaso) y bastante
cerrado de personajes entre los que transcurre la acción. Diego Arce me ha
parecido un personaje muy humano. Un personaje con dudas, miedos, debilidades e
incluso sus mezquindades. No voy a hablar de todos ellos pero si mencionar al “Monstruo”,
uno de los villanos más sádicos con los que me he encontrado. Y creo que da
muchísimo juego en la historia. Ya no solo por forma de actuar, por cómo nos
puede poner los pelos de punta, sino también por la doble forma en que lo
podemos mirar y con la que el autor nos hace dudar.
Además El abrazo
del monstruo tiene también un aspecto metaliterario bastante evidente. Porque
no solo leemos la novela escrita por Félix sino también algunos capítulos de Sangre y ámbar, escrita por Diego Arce,
que es tan interesante como la principal y que me ha ha encantado.
Aunque la novela está muy bien narrada me ha dado la
sensación de que en el ecuador de la misma hay momentos en que el ritmo decae,
elementos, informaciones o situaciones que se reiteran o algunos que son
innecesarios. Aun así no creo que desmerezcan el resultado final de una historia
narrada con talento, que nos ofrece algo nuevo y que te hace disfrutar muchísimo.
Su vertiginoso desenlace te deja muy buen sabor de boca.
Por supuesto recomiendo su lectura.