Título: Un rincón del mundo
Autora: Christina Baker Kline
Publicación: Ediciones B, octubre de 2017
Páginas: 283
Para Christina
Olson, el mundo se reducía al lugar donde había nacido: la granja familiar en
Cushing, un pequeño pueblo costero de Maine. Aquejada por una enfermedad que le
producía una creciente incapacidad, parecía destinada a una vida limitada. Sin
embargo, durante más de dos décadas Christina fue la inspiración del artista
Andrew Wyeth, quien la retrató en uno de los cuadros más conocidos del siglo XX
en Estados Unidos.
Con una prosa
evocativa y lúcida, Un rincón del
mundo revela a la mujer de carne y hueso detrás de esa misteriosa joven
que parece arrastrarse sobre una pradera, con su cuerpo vuelto hacia una casa
en lo alto de una colina.
Christina Baker
Kline, que emocionó a más de dos millones de lectores con su novela El tren de los huérfanos, vuelve a
entrelazar realidad y ficción para ofrecernos la historia de la singular
relación de una mujer que se resistió a ser definida por su enfermedad, con uno
de los más destacados artistas de su tiempo.
Mis impresiones
A Christina Baker Kline la conocí gracias a El
tren de los huérfanos hace ya un par de años. Una novela que disfruté mucho
por la mezcla de ficción con unas pinceladas históricas, de las que yo no tenía
referencias y me encantó conocer, con las que la autora construyó la trama.
Sobre esa misma base ha vuelto a trabajar en Un rincón del mundo, su segunda novela. Aquí os dejo mis
impresiones.
“Después me dijo que le había dado miedo
mostrarme el cuadro. Que había pensado que no me gustaría la forma en que me
retrataba: arrastrándome por el campo, con los dedos aferrados a la tierra y
las piernas retorcidas detrás. Que odiaría el árido paisaje lunar de los campos
de trigo y heno. La casa destartalada en la distancia, surgiendo como un
secreto a punto de descubrirse. Las ventanas lejanas, opacas e inescrutables.
Los surcos en la hierba que no llevaban a ninguna parte y parecían trazados por
un vehículo invisible. El cielo sucio como el agua de fregar.”
La novela se compone de dos líneas argumentales que van
desarrollándose de forma paralela. En 1939 Christina Olson vive junto a su
hermano Al en la granja familiar que se encuentra en Cushing, un pueblo costero
de Maine. Su vida es bastante solitaria y padece una enfermedad que poco a poco
va limitando cada vez más sus movimientos. A esta pequeña casa en el campo
llega un día Betsy, como lleva haciendo muchos años desde que era tan solo una
niña cuando pasa allí sus vacaciones, con su prometido. Es un chico llamado
Andrew Wyeth que se dedica a la pintura. El joven siente auténtica fascinación
por la granja y asentado en la parte de arriba de la casa encontrará la inspiración
que necesita, algo que le hará volver cada verano.
Por otro lado retrocedemos en el tiempo hasta el año 1896
para conocer a la pequeña Christina y a su familia. Todos colaboran en las
tareas de la granja y gracias a su trabajo pueden salir adelante. Su padre está
obsesionado por atajar el problema que tiene la niña en las piernas mientras ella
no quiere saber nada de médicos ni tratamientos. Poco a poco iremos
descubriendo como fue la vida de Christina desde ese momento hasta que el
pintor inmortalizó su imagen en uno de sus cuadros más famosos.
Un rincón en el
mundo es una novela ficticia con tintes históricos que nace de personajes
reales. La historia de la mujer que inspiró un cuadro. Y este fue obra de Andrew
Wyeth, hijo de N. C. Wyeth (el ilustrador de La isla del tesoro), un autor muy conocido en Estados Unidos. Aunque
a mí no me sonaba de nada y he recurrido a buscarlo en la red así como el
famoso cuadro al que se hace referencia. El pintor acudiría allí durante diez
años sede su vida intentado plasmar lo que veían sus ojos.
Un rincón del mundo
es una novela de corte muy diferente a El
tren de los huérfanos. Quizás es menos emotiva porque el tema que toca
también lo es en sí mismo (es más fácil emocionar con huérfanos) y su argumento
es más sencillo. Pero aun así a mí me ha parecido una novela que sin pasar
grandes cosas en ella es muy agradable de leer. Cuando te gusta la forma de
narrar de un autor no importa que a veces exista menos acción o que no toque
temas tan impactes. La novela tiene un aire bucólico en el que el arte y la
literatura están muy presentes.
Nos cuenta la autora que su protagonista está emparentada
con el escritor Nathaniel Hawthorne (autor de La letra escarlata) y como la familia Olson se vio obligada a emigrar
desde Massachusetts huyendo del estigma que un antepasado, juez de brujas en
Salem, había hecho recaer en ella. Christina es una mujer terca y obstinada
cuya vida iremos conociendo poco a poco. Sabremos lo que ha supuesto para ella
la enfermedad que padece, las desilusiones que se ha llevado y como en 1939,
cuando conoce a Andy se resigna a vivir en soledad junto a su hermano Álvaro y
ver como la enfermedad avanza. Me ha gustado ver ese contraste del personaje
niña y adulta, con su familia alrededor y luego sola con su hermano que en
cierto modo nos va cambiando la percepción o las emociones que nos inspira el
personaje. Porque al final la familia Olson son los grandes secundarios de esta
novela que llegan a eclipsar a Andrew Wyeth, ya que el pintor no llega a tener demasiado
protagonismo ni la autora va a entrar en pormenores de su vida. Como he dicho
antes es la historia de la mujer que le inspiró para dibujar uno de sus
cuadros.
La novela, tanto la época pasada como la más actual, está
narradas por su protagonista con un estilo cuidado, detallista y muy bonito.
Una novela en la que no suceden grandes cosas pero que a mí me ha resultado muy
agradable de leer. La forma en que Christina nos cuenta su vida, su relación
con su familia y como va decepcionándose por todo lo que le sucede. Su enfermedad,
como sus padres le impiden estudiar y cumplir su sueño de ser maestra y más
tarde se llevaría una decepción amorosa que la dejaría muy tocada. Todo esto va
transformando al personaje e incluso en algún momento vierte su propia frustración
hacia los demás.
Conclusión
Un rincón del mundo
ha resultado ser una lectura evocadora por sus paisajes y muy agradable de leer
por la precisión narrativa de la autora. Una novela que nos habla de la difícil
vida de una mujer que quiere causar compasión en los demás.