Después de varios meses recorriendo Europa y disfrutando de
su luna de miel, Maxim de Winter regresa junto a su nueva esposa a su hogar, la
impresionante mansión de Manderley. Atrás quedaron los recuerdos dolorosos de la
muerte de su primera esposa hace ya casi un año en un accidente marítimo.
Los recién casados se conocieron en Montecarlo cuando la
joven trabajaba como señora de compañía de una mujer snob y acaudalada. Ella es
una muchacha joven y tímida cuyo máximo deseo es agradar y estar a la altura de
las circunstancias como la nueva señora de la casa.
Una vez instalados en la fastuosa mansión mientras Maxim
recupera el ritmo diario, la joven tendrá que adaptarse a un entorno
desconocido para ella. No solo tendrá que acostumbrarse al lujo y las nuevas
costumbres de la casa sino que tendrá que aprender a vivir con el recuerdo de
Rebeca, la primera esposa y señora
anterior de la casa.
A Rebeca todo el mundo la recuerda como una mujer
fantástica, atractiva, seductora, inteligente y carismática. Los criados de la
casa y en especial la señora Danvers, ama de llaves, están firmemente
dispuestos a conservar las costumbres de Rebeca y su presencia comienza a hacerse insoportable para la joven.
Y es que el perturbador recuerdo de Rebeca lo inunda todo. Su
figura sigue intacta en cada rincón, acecha tras cada puerta y sigue muy viva
en las mentes de quienes la conocieron.
Mi experiencia con
la novela“Anoche soñé que había vuelto a Manderley. En mi sueño me encontraba ante la verja del parque, pero durante algunos momentos no pude entrar. La puerta estaba cerrada con candado y cadena. Llamé en sueños al guarda, pero nadie me contestó, y cuando miré detenidamente a través de los mohosos barrotes de la verja, vi que la caseta estaba abandonada”.
La primera imagen que viene a la cabeza cuando uno escucha
el nombre de Rebeca es cualquier fotograma de la doblemente oscarizada película
dirigida por Hitchcock y protagonizada por Joan Fontaine junto a Laurence
Olivier. Una historia que a manos del maestro del suspense no pasó
desapercibida en su momento y que a día de hoy se ha convertido en todo un
clásico. Fue tal el éxito que tuvo la misma que incluso su título puso nombre a
un tipo de jersey abierto que la actriz usaba en la misma y que hoy todos
conocemos con el nombre de rebeca.
Pero tras esta película plagada de suspense y tensión
existe una novela que explora al detalle la historia y que sirvió de
inspiración para la versión cinematográficaa. Rebeca es un excelente libro con
el que he disfrutado de principio a fin.
La narración, en retrospectiva, comienza cuando la
protagonista de la historia conoce a Maxim de Winter en un hotel de
Montercarlo. Ella ha acudido allí como señora de compañía de una mujer rica y
snob mientras él trata de sobreponerse del duro trance que ha significado la
reciente muerte de de su esposa fallecida en un trágico accidente marítimo.
Casi como en un cuento de hadas la pareja se enamora de
forma instantánea y poco después terminan casados. Sus primeros meses como
esposos los pasaran viajando por Europa y conociendo diferentes países. A la
vuelta les espera su nuevo hogar en la mansión Manderley.
Allí es donde la nueva señora de Winter tendrá que adaptarse
a su nueva vida. Un lugar que deberá compartir con el recuerdo de Rebeca, la
anterior esposa de Maxim, el cual lo impregna todo. Poco a poco la joven se va
sintiendo amenazada y casi obsesionada por esta figura deslumbrante con quien
todo el mundo parece compararla y a quien su esposo no puede olvidar. Rebeca
fue una mujer que conseguía deslumbrar a todo el mundo.
De la protagonista de la novela no llegaremos a conocer su
nombre (quizás para aumentar la insignificancia del personaje o quizás solo sea
un capricho de su autora) aunque la conoceremos en profundidad. Se trata de un joven de carácter humilde, sin
familia, medrosa e insegura a la que el papel de señora de una gran mansión le
viene demasiado grande. Nunca podrá compararse con Rebeca y ella es consciente
de ello. Su timidez y juventud le impide hacerse valer en la sociedad e incluso
para evitar tener que enfrentarse a ciertas situaciones huye a esconderse
frecuentemente. Es una mujer con muy poca fuerza y personalidad. No se atreve a decir lo que piensa ni siquiera
a pedir lo que realmente desea con tal de pasar desapercibida. Poco a poco la
figura de Rebeca la va arrinconando y ahogando en la casa, nublando sus
sentidos y causando gran malestar en su día a día.
La servidumbre de la casa intentará mantener intacto el
recuerdo de Rebeca, perpetuando sus costumbres y guardando su presencia del
paso del tiempo. Sobre todo la señora Danvers, que es el ama de llaves de la
Manderley y antigua niñera de Rebeca. Una mujer seria y fría que atemoriza a la
joven señora de Winter. Su carácter siniestro, rígido e inaccesible será uno de
los principales elementos que impidan que la joven encuentre su lugar en la
casa.
Uno de los personajes junto a la narradora que más
importancia tiene en la historia es Rebeca. Evidentemente no aparece en el
libro porque está muerta pero su personalidad ensombrece a la joven. Fue una
mujer admirable, guapa, inteligente que sabía darse a querer a la perfección y
que incluso una vez muerta seguía siendo admirada.<