Existe una leyenda
oriental que cuenta que las personas que están destinadas a conocerse están
unidas por un hilo rojo invisible desde su nacimiento. No importa lo que estas
personas hagan ni lo mucho que se alejen la una de la otra porque este hilo
nunca se romperá. La leyenda tiene su origen en la historia de un emperador que
ordenó a una bruja –que tenía la capacidad de ver el hilo- que buscara el
extremo donde se encontraba el suyo. Pero al emperador no le gustó lo que vio
al final del hilo y es que le indica que su esposa seria hija de una pobre
campesina.
Os cuento todo esto porque
sobre esta peculiar leyenda oriental se ha inspirado Vanessa Roeder (supongo yo
aunque no lo he visto en ningún lado) para construir la historia que vamos a
conocer en Lucy y el hilo. Pero
no os cuento el final porque es, de una forma un tanto particular, parecido al
de la leyenda.
Y es que Lucy es una niña
pequeña que un día encuentra un hilo. Lo recogió y comenzó a tirar, tirar y
tirar de él hasta que llegó al final del hilo… Bueno lo que encontró no era el
final exactamente porque en el otro extremo del hilo se encontraba Hank, un enorme
oso que muy enfadado veía como la pequeña Lucy le estaba descosiendo sus pantalones.
Hank cada vez estaba más enfadado, por mucho que Lucy intentará contentarlo
haciendo juegos y monerías con el hilo que había recogido… ¿Cómo acabará esta
historia?
Este es uno de esos libros
que con su sencillez es capaz a la vez de resultar muy atractivo. Este álbum
ilustrado tiene muy poco texto, lo que le hace perfecto para esos primeros
lectores aunque sé que gustara también a los que son un poco mayores. Y para
completar las omisiones que el texto pudiera tener la autora, Vanessa Roeder,
lo completo con una estética que no pasa percibida.
También es muy sencilla y
por eso creo que al final resulta más efectiva. Un fondo blanco inmaculado. Dos
personajes muy distintos: una niña y un oso. Dos colores: negro (con algún gris)
y rojo. Y ningún elemento más que nos distraiga de acción. Con estos recursos
nos va ilustrando una bonita y entrañable historia que nos habla de la amistad.
De esas relaciones que puede que en un primer momento no nos resulten muy
simpáticas porque no hemos entrado en ella con buen pie o porque algo ha
enturbiado ese primer encuentro. Pero este relato nos invita a dar segundas
oportunidades, a olvidarnos de esas primeras impresiones y seguir conociendo a
una persona que nos puede parecer muy distinta a nosotros mismos pero no por
ello en el fondo, tiene porque resultarnos desagradables. Solo hay que
esforzarse y abrir un poco la mente.
Un mensaje que me parece
muy acertado para transmitir a los más pequeños. En las diferentes etapas que
viven están conociendo gente nueva constantemente y si aplican estos consejos
puede resultarles muy útiles.