A pesar de que Ibon Martín ha publicado ya varias
novelas es la primera vez que me acercó a una sus obras y he de reconocer que
me ha sorprendido gratamente. No lo había hecho hasta ahora porque el thriller,
a menos que sea psicológico, es un género que selecciono con mucho cuidado.
Pero he de reconocer que me ha conquistado.
La novela tiene un arranque espectacular, potente y
bastante crudo. Un tren avanza por los raíles de Gernika cuando su conductor
percibe que una mujer –a la que conoce muy bien- ha sido atada a las vías y no
puede moverse. En sus manos lleva una flor especial muy difícil de cultivar, un
hermoso y llamativo tulipán rojo. Es imposible parar el tren y la mujer es
atropellada. La asesinada es Natalia Etxano, una periodista muy combativa y la
más famosa de la zona.
Parece que la escena del crimen ha sido cuidadosamente
preparada pero además todo ha sido retrasmitido en directo por Facebook siendo
miles de espectadores los que han tenido la oportunidad de ver las duras imágenes.
El caso aterroriza a la sociedad de inmediato.
La investigación es trasladada a la unidad especial de
homicidios de impacto que dirige Ane Cestero junto a un equipo formado por especialistas
que ha sido creado recientemente. Todo parece muy macabro pero aún se vuelve
más complicado cuando nuevos cadáveres vuelven a aparecer y todas ellas tienen
un tulipán a su alrededor.
Ibon Martínez nos presenta un thriller de comienzo
potente (ese primer capítulo me angustió y sorprendió bastante), desarrollo sólido
y un final vibrante al que llegado a un punto no puedes abandonar. La verdad es
que la novela me ha durado muy poco y hacía tiempo que no me enganchaba a un
thriller como ha hecho este. Me ha gustado mucho como el autor introduce
diferentes subtramas y todas ellas han captado mi interés.
Una de las cosas que tengo que aplaudir de esta novela es
la forma en que ha trabajado sus personajes. Tienen un desarrollo mayor que en
la mayoría de novelas de este tipo. Muchas de ellas se reducen a contarnos
parcelas de la vida privada del investigador o policía protagonista pero en
esta ocasión contamos con un elenco interesante. Ane, Julia, Silvia, Txema y
Aitor conformar el equipo humano que, a contrarreloj, intentará dar con el
asesino en serie que están matando a cada vez más mujeres. Tendrán que averiguar qué motivos tiene, si
sigue algún patrón en la elección de las víctimas y porqué deja ese sello tan pelicular
y reconocible en las escenas de los crímenes. Mientras tienen que luchar con
los acontecimientos y circunstancias que acontecen en su vida. Y que son las
que le ocurren a todo el mundo. Problemas en las relaciones parentales,
familiares o con sus compañeros de trabajo, traumas del pasado, conflictos por
resolver, etc…
Otro punto que tengo que resaltar es la forma en que se
vertebra la novela. No es de esas que tiene un ritmo frenético que, dicho sea
de paso, no lo necesito. En cambio, es una novela cuyo ritmo va crescendo, que se toma su tiempo y se
desarrolla con el compás adecuado: sin prisas pero sin pausas. Ibon Martín tiene una forma de narrar muy cuidada y precisa. Se nota una fluidez natural y
un buen uso del lenguaje.
La novela se desarrolla en 2018 con algunos fragmentos
que nos llevarán al pasado y es que, inevitablemente, el pasado nunca
desaparece y cuando menos te lo esperas regresa. Fragmentos narrados en primera
persona, que me han encantado y que creo que están muy bien utilizados.
Por ultimo señalar la ambientación y los escenarios por
los que se mueven sus personajes y que contribuyen de alguna manera a crear
cierta oscuridad. Galicia, un paraje gris, húmedo y frío en donde el mar y la
montaña tienen presencia. Aprecio mucho estos lugares nuestros, reconocibles y
fácilmente ubicables en la mente.
En definitiva, no puedo hacer otra cosa más que recomendar
La danza de los tulipanes, un
thriller muy bien escrito, con un argumento sólido y sorprendente, unos
personajes muy humanos y un final difícil de adivinar.