Título: Arai
no es nombre de perro
Autor:
Fernando Sánchez-Ballesteros
Publicación:
Autopublicado, 2017
Páginas: 285
¿Qué harías si toda tu vida cambiase en un
instante?
Atrévete a averiguarlo y únete a Arai en la búsqueda de las palabras que el destino le tiene reservadas. Comparte sus experiencias, sus ilusiones, su amor (uno y sólo uno) y sus sueños de la mano de originales personajes: unos entrañables, otros esperpénticos y algunos exasperantes aunque divertidísimos. A su lado recorreréis el camino hacia un insólito y sorprendente final que os permitirá encontrar la palabra más especial de todas.
Una conmovedora y moderna historia de amor, una preciosa novela de pérdidas y ausencias llena de encanto y sensibilidad. Un libro singular que no dejará indiferente a nadie y que ha conseguido ser finalista del XXXVI Premio Literario Felipe Trigo por su tremenda originalidad, su exquisita delicadeza y su música... una música que lo envuelve todo.
Atrévete a averiguarlo y únete a Arai en la búsqueda de las palabras que el destino le tiene reservadas. Comparte sus experiencias, sus ilusiones, su amor (uno y sólo uno) y sus sueños de la mano de originales personajes: unos entrañables, otros esperpénticos y algunos exasperantes aunque divertidísimos. A su lado recorreréis el camino hacia un insólito y sorprendente final que os permitirá encontrar la palabra más especial de todas.
Una conmovedora y moderna historia de amor, una preciosa novela de pérdidas y ausencias llena de encanto y sensibilidad. Un libro singular que no dejará indiferente a nadie y que ha conseguido ser finalista del XXXVI Premio Literario Felipe Trigo por su tremenda originalidad, su exquisita delicadeza y su música... una música que lo envuelve todo.
Mis impresiones
Fernando
Sánchez-Ballesteros es un documentalista de Soria que se ha estrenado en el
mundo editorial con Arai no es nombre de
perro, su primera novela que ha resultado finalista del Premio Felipe Trigo
en 2016. Este título me transmitió muy vibraciones desde el comienzo y no me equivoqué
al aceptar su lectura.
No voy a
contaros mucho sobre el argumento de esta novela porque creo que merece la pena
ir descubriéndola poco a poco. En ella vamos a conocer la historia de un hombre
llamado Arai. Como nos ocurre a todos, en su vida le han ido sucediendo una
serie de acontecimientos que han ido marcando su carácter y su espíritu. Y
estos acontecimientos también han ido dejándole grabadas ciertas palabras que
tiene muy presente. Otras sin embargo aún son un misterio que tiene que
descubrir.
Y así vamos a
ir conociendo al niño que un día fue y como siendo muy joven apareció por
primera vez una palabra que condicionaría el resto de su vida y le haría
cambiar de rumbo. Y siguiendo el rumbo natural, el niño creció, descubrió la
fotografía e hizo de ello una profesión. También vamos a viajar con él por
diversos lugares del mundo, estaremos presentes en el momento en que Noa llegó
a su vida y como se enamoró por primera vez.
Pero el
destino le tiene reservada otra gran adversidad y un Arai adulto tendrá que
reinventarse y empezar de cero. Y lo hará en un pequeño pueblo de Cantabria
llamado Negredo.
Arai no es nombre de perro es una novela cuya lectura me ha
resultado muy agradable a la par que entretenida. Pero sin duda lo que más me
ha gustado de ella es que es una historia muy emotiva con la que el autor te
conquista de forma sincera y honesta. No necesita gran complejidad argumental
para cautivar y hacer disfrutar al lector. A la vez hay algunas escenas que son
más ligeras y distendidas rompiendo un poco esa parte más dramática que tiene
la historia. Si bien, como os digo, es dura en muchos momentos la narración del
autor la hace reconfortante porque al final es una novela que nos habla de
superar el pasado, cerrar ciertos capítulos que nos impiden mirar hacia
adelante y enfrentarse al presente.
Sus personajes
están muy logrados y destacan por su cercanía, la humanidad con la que los
describe y el contraste que representan algunos. En esta novela, tal y como
sucede en la vida real y en todos los lugares, hay gente que sufre, gente que intenta
salir hacia adelante y gente con la que es preferible no encontrarse. Y si la
vida de Arai, que es un personaje que te devuelve la fe en la humanidad, no ha
sido fácil tampoco lo ha sido por ejemplo la vida de Raquel y Manuel, dos
hermanos que viven bajo el yugo de un padre que no merecería este título o la
vida de Vicente, María e Irene, quienes sobreviven como pueden y luchan contra
una enfermedad poco conocida.
La historia
está narrada en tercera persona a través de un lenguaje puro, envolvente y
elegante sin perder la sobriedad. Me gustaría resaltar los diálogos que me han
parecido muy naturales. Si os decía antes que su trama no es demasiado compleja
si lo es la estructura con la que está armada. El autor en la primera mitad
sobre todo va saltando temporal y espacialmente para narrarnos como ha sido la
vida de Arai hasta el 2012, el momento en que decide mudarse a un pequeño pueblo
cántabro. A partir de ese momento conoceremos su presente.
Y Arai que ha
vivido en Soria y en Guadalajara, que ha estudiado en Madrid, que ha viajado
por muchos lugares de España, que se llevó lo mejor de Estocolmo termina en un
lugar donde espera curar sus heridas y encontrar la paz que lleva años
buscando. Y en un pequeño pueblo es inevitable interaccionar con los vecinos,
que el recién llegado sea objeto de interés y que cada uno tenga su mote. Incluso
Arai se hará con uno. En Negredo no solo encontrará cosas que necesita para él,
para sanarse sino que también encontrará la manera de ayudar a los demás.
La novela está
salpicada de palabras claves: soledad, Oz, Noa, miedo, muerte, etc. En el texto
están remarcadas en negrita porque estas palabras son importantes en la vida
del protagonista. Descubrir una de las últimas fue una gran sorpresa para mí.
Me gustó ese giro argumental y me dejó un buen sabor de boca. Además es una
novela en que la música te va acompañando. Hay fragmentos de canciones antes de
comenzar cada capítulo e incluso algún título rememora alguna melodía.
Y además otro
detalle que me ha gustado mucho es que el autor no utiliza la manida historia romántica
para aderezar la trama y darle el típico final de “y fueron felices y comieron
perdices”.
Conclusión
Arai no es nombre de perro es una historia bien escrita con la que
no es difícil conectar. Una historia sencilla, honesta y sin artificios que nos
indica que todos merecemos una segunda oportunidad.