miércoles, 27 de junio de 2012

La hija de Robert Poste - Stella Gibbons


La joven Flora Poste acaba de perder a sus padres. No es que se sienta muy apenada por ello porque se crió prácticamente sin su presencia y apenas les tenia cariño. La situación no tendría mayores repercusiones si no fuera porque le han dejado prácticamente sin nada. Con diecinueve años se encuentra sin un duro, sola y debe buscar alternativas para salir hacia adelante.
Una gran y querida amiga le aconseja que se quede en Londres y busque un empleo, pero si algo claro tiene Flora en la vida es que ella no nació para trabajar. Con el objetivo de encontrar algún pariente a quien parasitar y vivir del cuento Flora va escribiendo cartas a sus familiares realizándoles una petición que pueda satisfacer sus necesidades.
Flora espera impaciente las respuestas a dichas misivas y cuando por fin comienzan a llegar va descartando diversos hogares porque no se ajustan ciertamente a sus gustos y necesidades.
Aunque la última carta le presenta una oportunidad interesante ya que la familia asegura que tiene desde hace años unos asuntos pendientes con su difunto padre. Se trata de los Starkadder, unos parientes que viven en un entorno rural llamado Cold Comfort Farm en el condado de Sussex. No es que sea el lugar más idóneo para ella pero la curiosidad por averiguar cuáles son los asuntos pendientes le hace mudarse inmediatamente a la granja.
Una vez allí se encontrará con que los Starkadder son una familia de lo mas peculiar. Su familia son unos granjeros que se preocupan en exceso por las vacas a quienes cuidan como si se tratase de personas. Su tía Ada Doom, tiene tan solo dos premisas en la vida: nunca sale de su habitación y no permite que nadie abandone la granja familiar. La prima Judith se pasa el día deprimida, el primo Adam es un predicador fanático y la prima Elfine  es una jovencita con un gusto atroz en su forma de vestir y unos modales poco refinados. Para colmo hay otros personajes como Mbying que solo piensa en el sexo, Meriam una trabajadora descontrolada por efecto de la parravirgen o Adam el vaquero.
Ante esta situación Flora decide liarse la manta a la cabeza y poner un orden adecuado en Cold Comfort Farm.
Mi experiencia con la novela
Lo primero con lo que me topé al abrir las páginas de este libro fue una nota del traductor, José C. Vales,  donde nos  aclara la dificultad que radica la traducción de esta novela. La autora era gran conocedora de los recursos lingüísticos y literarios y había empleado todos los que se encontraban a su alcance en la novela. Al ser una comedia, hay veces que estos recursos es imposible llevarlos a otro idioma. Además frecuentemente se inventa palabras e intenta usar expresiones rurales imposibles de trasladar al español al pie de la letra porque no tendrían sentido.
Otro dato del que nos avisa el traductor es que utiliza un lenguaje y datos muy concretos de la época en que está escrito por lo que es necesario el uso casi constante de notas al pie de página que aclaren las referencias a otros autores, obras o acontecimientos.
Después de leer todo esto comencé la novela con cierta reversa pero tras leer dos o tres páginas la historia me conquistó plenamente. José C. Vales ha sabido encontrar una forma muy adecuada de hacernos llegar el espíritu de esta novela aunque supongo que algo se habrá perdido en la traducción.
Se trata de una comedia que gira en torno a una joven que tras morir sus padres decide trasladarse a la granja de unos familiares para vivir de ellos y no tener que trabajar. Una vez allí descubrirá que sus parientes son un tanto peculiares, llevan una vida totalmente desordenada y caótica y Flora está dispuesta a poner orden le cueste lo que le cueste.
El argumento es muy simplón pero resulta muy que efectivo porque la autora ha sabido componer la obra desde un humor muy fino y sutil, marcado por unos personajes pintorescos y dispares y unas situaciones tan absurdas como hilarantes. Judith una mujer deprimida que se pasa el día llorando, Adam el vaquero octogenario que asegura saber que piensan las vacas y friega los platos con un matojo de hiervas, Meriam la sirvienta que muy lejos de realizar su labor se dedica a dejarse llevar por los efectos de una planta afrodisiaca, el apuesto Seth a quien las mujeres persiguen y otros tantos miembros más (porque mira que la familia es amplia) que viven dominados por la vieja tía Adam que nunca sale de su cuarto y que no permite que nadie salga de la granja. La razón es que vive traumatizada desde que era niña y vio una escena terrible en un cobertizo.
Flora es un personaje delicioso que te hará disfrutar de principio a fin. Tiene diecinueve años cuando recibe la noticia de la muerte de sus padres. Un hecho que no le causa tristeza ni le supondría mayor problema si no fuera porque le han dejado en la más absoluta pobreza. Su meta es la de no trabajar y vivir a costa de sus familiares. Es egoísta, arrogante, perezosa y manipuladora pero resulta tremendamente encantadora. Su educación ha sido exquisita y Flora sabe como una auténtica dama debe comportarse.
El objetivo de la autora fue realizar una crítica a la estirada sociedad inglesa de los años treinta. Pretenciosa, encorsetada y superficial. Y ofrecer una alternativa a las novelas románticas y cursis que se estilaban en aquella época. No duda para ello en empleas todos los recursos disponibles para criticar y burlarse de las convenciones sociales, los usos y costumbres e incluso se ríe abiertamente de otros autores y obras.
En cuanto al estilo la prosa es elaborada y contundente. Se nota que Gibbons conocía perfectamente las técnicas literarias a la vez que contaba con un vocabulario amplio y privilegiado. Aunque en mi opinión hay frases puntuales demasiado rimbombantes. Os pongo un ejemplo “Desde los infraestratos entretejidos y petrificados de su subconsciente” o la frase “Sus ojos eran como cortes de un sílex primitivo en sus agotadas cuencas”. Afortunadamente son frases puntuales y no influyen de manera negativa en la agradable lectura de la novela.
Gibbons no ha dejado nada al azar en la construcción de su novela. Las frases con doble sentido, las situaciones exageras, los nombres de los personajes inventados de acuerdo con sus características, las expresiones utilizadas por los mismos, y otras muchas expresiones propias. Como curiosidad os cuento que la autora nos va marcando con asteriscos los párrafos o fragmentos que ella considera de mayor valor literario.
Conclusión
“La hija de Robert Poste” es una novela divertida y entretenida, narrada con humor mordaz e histrionismo. Sus tres pilares fundamentales son una prosa elaborada, unos personajes alocados y unas situaciones tan absurdas como cómicas. La trama es secundaria pero cuando un libro tiene tantos alicientes buenos deja de importar el fin para tomar relevancia el cómo.
Un libro para disfrutar ampliamente que provoca constantes sonrisas y cuya lectura resulta muy agradable.