miércoles, 3 de marzo de 2021

La mujer que no envejecía - Grégoire Delacourt

 


Hay una especie de dicho que viene a transmitir el mensaje de que hay que tener mucho cuidado con lo que uno desea puesto que los sueños cumplidos pueden no resultar exactamente como los esperábamos. Sobre esta idea ya escribió este autor francés en La lista de mis deseos, un libro que me gustó muchísimo en su momento y que me hizo pensar mucho. Luego leí Bailar al borde del abismo que iba por otros derroteros. Y ahora nos encontramos con una novela que planea sobre una de las mayores ambiciones del ser humano. Sobre la idea de no envejecer. 

Así le ocurre a la protagonista de esta historia. Betty es una niña normal y corriente desde el momento de su nacimiento, disfruta de una infancia feliz con sus padres, crece, estudia, se enamora, se casa y tiene un hijo. Todo tan común a lo que le sucede al resto de seres humanos que no nos llama la atención. 

Sin embargo, cuando cumple treinta años ocurre algo inesperado y es que su cuerpo en apariencia deja de envejecer. Por dentro todo sigue su proceso normal pero ella siempre aparenta la misma edad. 

¿Quién no ha soñado con algo así? Sobre todo cuando se llega a ciertas edades tendemos a querer frenar el paso del tiempo, a conservar el cuerpo lo más joven posible. Pero ¿realmente sabemos que ocurriría si viviesemos algo así?

Delacourt ha escrito una novela que da para reflexionar mucho si uno se presta a ello. Como ya hizo en sus obras anteriores él no ahonda de forma exhaustiva en el tema ni se dedica a reflexionar. divagar, ni escribe un ensayo sobre ello. Si no que nos ofrece la posibilidad de que seamos nosotros mismos quienes lo hagamos si nos apetece. Delacourt nos muestra unos personajes en unas circunstancias concretas y somos nosotros quienes decidimos hasta que punto nos implicamos en la historia. 

La mujer que nos envejecía es, como digo, una historia ligera, entretenida que no supera las doscientas páginas pero como digo tiene ese fondo que habla sobre el paso del tiempo pero más importante que ello para mí es vivir en la misma sintonía que la gente que te rodea. Este autor suele usar una narración sencilla y directa para tratar temas más profundos. 

En el libro vemos como la protagonista de esta historia no avanza al mismo tiempo que la gente de su alrededor. Por ejemplo mientras su marido va adquiriendo los signos del tiempo en su cuerpo ella sigue siendo la misma joven de treinta años. Lo cual nos lleva a otro tema fundamental en la novela que es como la gente juzga por las apariencias y a la ligera. Llega un momento que, a ojos de la gente, son un hombre mayor que está con una chica joven pero lo que no imaginan es que solo es su exterior. Y así lo que podría ser el sueño de cualquiera se convierte en una cárcel. 

Pero además en esta obra se nos enseña la belleza del amor, del paso del tiempo, del saber vivir cada momento lo que nos corresponda por muy tentadora que parezca en principio la idea de la eternidad. Una novela como digo entretenida y a la que se puede sacar sustancia.