El nombre de Alaitz
Leceaga entró con muchísima fuerza el año pasado en el panorama literario con
una primera novela, El bosque sabe tu
nombre, más que apetecible pero que encima cumplió a la perfección mis
expectativas. La disfruté muchísimo, me encantó y aún a día de hoy la tengo muy
presente, cosa que no me ocurre con todas las novelas. Por todo ello no es de
extrañar que Las hijas de la tierra,
su segundo trabajo publicado, fuera una de las novedades que más ansiaba por
leer. La sinopsis y portada de Ediciones B igualmente seductoras. Pero me
quedaba la duda de si estaría a la altura de la primera. Si esta fue un golpe
de suerte o talento.
La historia nos
lleva a La Rioja en al año 1889. La finca de las Urracas ha conocido tiempos
mejores. Sus vides hace años que no dan fruto y la mansión familiar ha ido en
declive hasta prácticamente estar en la ruina como la economía familiar de la
familia Veltrán-Belasco.
En este contexto
situamos a Gloria, la segunda de cuatro hermanos, que vive con un padre prácticamente
ausente e incapaz de tomar las riendas del negocio, un tía intransigente y
autoritaria y un hermano mayor que la tiene sometida. Para colmo tanto ella
como sus hermanas pequeñas tienen que lidiar con los rumores y las
supersticiones de la gente. Todo el mundo piensa que las mujeres de cabello
rojo de la familia están malditas. Ocurrió con su madre, que murió al dar a luz
a su hermana pequeña, y les ocurre a las tres, a ella, Teresa y Verónica, a
quien todo el mundo culpa de la improductividad de las cepas.
Os puedo asegurar
que Las hijas de la tierra no solo ha
cubierto mis expectativas sino que las ha superado con creces. Una novela
redonda a la que no dudo en poner cinco estrellas. Perfecta a nivel tanto de
trama, como de personajes, como de ambientación. He disfrutado muchísimo con
ella y ya solo puedo deciros que tienes que leerla. Pocas veces soy tan rotunda
pero esta es una de mis mejores lecturas del año, si no la mejor (porque aún
quedan tres meses). Es la novela perfecta para mí.
Como os decía la
trama me ha gustado muchísimo. Para mi gusto en la sinopsis de la
contracubierta se cuenta demasiado (si no me equivoco también pensé lo mismo de
su novela anterior). Partimos de una mansión, tres jóvenes hermanas a quien
todo el mundo señala y a quien todo el mundo oprime. Es una historia en la que
los secretos abundan y con ellos hay que tener cuidado porque cuando vuelven
nunca traen nada bueno. En realidad, esta novela es una saga familiar. Todo
gira alrededor de una familia, de su pasado y su presente. Amor, odio,
venganza, celos, ambición, etc. A parte de estos temas, que más o menos, son
mundanos, hay otros bastante más delicados como los abusos sexuales, la
homosexualidad, el maltrato físico y psicológico o la enfermedad y discapacidad.
Me encanta que la
autora juegue con ese toque místico-sobrenatural. No os penséis que es una
novela de fantasía, sino que tiene ese punto muy equilibrado que siembra una
duda razonable ¿superstición? ¿creencias? ¿o realmente hay algo más oscuro?
Además tiene unos
personajes que brillan en la novela. Todos o la gran mayoría tienen caracteres
muy bien definidos, atractivos, rotundos. Algunos muy humanos y otros muy
deshumanizados. Hay personajes que me han conquistado de forma inmediata, que
me han causado ternura y lo he cogido cariño mientras que otros los he
aborrecido.
No quiero contar
demasiado de la trama y a nada que me despiste puedo caer en ello. Pero la
ambientación me ha parecido excelente aparte de atractiva. Finales del siglo
XIX y una gran finca en La Rioja que tendría que vivir del vino pero cuyas
vides están secas. Me ha gustado ese choque cultural entre la superstición de
quienes piensan que las viñas no producen por que unas mujeres causan la
desgracia y los que intuyen que una tierra, un cultivo tienen ciertas
necesidades físicas que se pueden solucionar con cuidados. Y luego la
supervivencia y lucha de tres mujeres, las tres hermanas en un mundo de
hombres.
No sé si lo he
dicho alguna vez pero estuve a punto de completar mis estudios con un segundo
ciclo de enología por tanto, os podéis imaginar que el tema me ha encantado.
La forma de narrar
de la autora es otro argumento que os doy a favor de la novela. Leceaga tiene
una forma exquisita de narrar, elegante, depurada, plagada de detalles muy
significativos y simbólicos. Creo que transmite muy bien las emociones de sus
personajes, aporta una información muy precisa sobre el contexto, escenarios y
personajes. Y a pesar de ser predominantemente narrativa no aburre ni llega a
decaer en ningún momento.
En definitiva, Las hijas de la tierra ha sido una gran
lectura que tardaré mucho tiempo en olvidar. Una novela redonda en cuanto a
trama, personajes, emociones y la forma en que toca ciertos temas. Espero con
ansias otra novela de la autora.
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