La novela comienza con un capítulo fechado en 1959 que contiene una conmovedora carta que ya nos va a marcar una pauta en la novela o al menos nos da alguna pista.
El siguiente capítulo se desarrolla en 2017 y constituye una de las líneas argumentales en las que se cimenta la novela. Samantha es una mujer joven, separada y con una niña pequeña que vive con su abuela Nana, que es además quien cuida de la pequeña mientras su madre trabaja como periodista. Es en la misma casa de abuela el lugar donde encuentra una antigua carta que afecta mucho a Sam. Ella se encuentra en un momento delicado en su vida y la mujer que escribe la carta tampoco parece haberlo pasado bien.
Su abuelo era anticuario y por sus manos pasaron muchos objetos que podrían haberle hecho llegar la carta aunque ¿y si la carta tuviera algo que ver con su familia? Con las ideas un poco nubladas decide ponerse a investigar y es como llega a St. Margaret, una especie de casa cuna que acogía a mujeres que se quedaban embarazadas de forma vergonzosa para ellas o que no tenían a donde acudir. Aunque el tiempo está en su contra porque están a punto de derruir el lugar.
La segunda trama como os podéis imaginar se desarrolla en los años cincuenta y nos lleva a conocer la historia de una joven que acabó en St. Margaret. Una mujer desesperada por salvar una vida...
Nos puedo contaros nada más pero os aseguro que el resumen que he hecho de la novela es solo la punta del iceberg para lo que iremos descubriendo en la novela. En ella hay muchísimos secretos que ir descubriendo, entre los que se incluyen unas extrañas muertes, hasta llegar a una historia en la que realmente nos volveremos a encontrar con el lado más oscuro del ser humano. Una historia bastante dura que es imposible que te deje indiferente. Pero por mucho que te pueda parecer demasiado cruel para ser verdad en el pasado se han vivido cosas que no se alejan mucho de la historia que esta autora ha querido contar.
Emily Gunnis nos deja una nota al final del libro en la que nos explica qué hechos reales fueron los que inspiraron el libro dejándonos además una serie de bibliografía que consultó para ser fiel a los hechos aunque lugares y personajes sean inventados.
La chica de la carta es una novela que una empieza a leer con gusto, con curiosidad y poco a poco va involucrándote y es imposible no empatizar con lo que vivieron muchas mujeres en el pasado. Mujeres que siempre hemos sido las más castigadas, perseguidas y presionadas por la sociedad. Porque muchos de los dedos acusadores eran otras propias mujeres que creían en el pecado, en la expiación de la culpa o simplemente preferían no tener que pasar por los murmullos de otras. Al final siempre hemos sido grandes enemigas.
La narración me ha parecido correcta. La autora utiliza un estilo cercano, delicado y tranquilo. Te va metiendo en materia y poco a poco te va dando las pistas de lo que quiere contar. Es decir, que no lo plantea desde el principio. Será Sam quien vaya descubriendo todo. Alternando pasado y presente, recurriendo a las misivas se introduce un poco de dinamismo a la historia de forma que no se hace pesada a pesar de, como digo, detenerse en conseguir una ambientación que resulta muy eficaz y que contribuye a darle gravedad a la historia.
Por todo ello, es una novela de lectura difícil que recomiendo sin duda. Una novela que yo creía que iba a tocar temas menos comprometidos pero que yo creo que tiene una clara intención de denuncia. De mostrarnos lo vergonzoso de muchos actos cometidos en el pasado.