Hace tres años que
leí Los amores solitarios de Eshkol Nevo, una novela diferente y original que
debido a su enjundia no pasó con ligereza por mí. Disfruté de ella y me propuse
leer algo más del autor pero el tiempo ha ido pasando y al final me he
encontrado con Tres pisos, la última obra que Duomo ha publicado del autor.
Tres pisos no es
una novela al uso sino que es un conjunto de tres historias independientes en
argumento pero lo que tienen en común es que las tres son intensas, atrevidas y
muy directas. Cada una de ellas protagonizada por unos personajes que inmersos
en sus propias desgracias viven ajenos al sufrimiento de los demás. Porque esta
es una historia que nos habla de obsesiones, de soledad e incomprensión. Sus personajes
se confesarán con quien pueden. Y es algo que ocurre en la vida real, cada uno
vamos lidiando con nuestras vidas, contrarrestando los avatares como podemos y
a menudo, creyendo que somos únicos en sufrir. Y sin embargo ¿Quién sabe que
hay en la puerta de al lado?
En el primer piso
vive una pareja, Arnon y Ayelet, con sus dos hijas pequeñas, Ofri y Yaeli. Son
un matrimonio como otro cualquiera que vive en Israel. Con la llegada de sus
hijas necesitan una canguro que les de un poco de alivio en sus vidas. Sin
embargo terminan acordando con los vecinos de enfrente Herman y Ruth, una
pareja anciana, que ellos se ocupan de cuidar a la niña a cambio de una suma
irrisoria. El tiempo va sucediendo y todo transcurre con normalidad hasta que Arnon
comienza a ver en Hermann un comportamiento extraño con su pequeña Ofri.
Comienza a sospechar de él hasta que un día todo se precipita cuando el anciano
y la pequeña desaparecen durante unas horas.
Esta es una
historia dura que me ha causado sentimientos encontrados. La narración es en
primera persona y lo que sabemos es porque su protagonista se lo va contando a
un confidente. No sabemos qué parte hay de verdad y cual de mentira ni que
creer. Es quizás el relato que más me ha gustado porque me he sentido en la
piel del personaje sintiendo su impotencia al no poder averiguar la verdad, su inquietud
como padre a la hora de intentar proteger a su hija… Pero este personaje
también ha sembrado la duda en mí. No sabía si estaba cuerdo, loco, o que había
de verdad en sus palabras. La verdad objetiva, no la suya. Un relato
desconcertante.
En el segundo piso
vive otro matrimonio joven. Hani y Asaf tienen dos hijos y es Hani quien se
ocupa prácticamente de ellos sola. Asaf viaja mucho por cuestiones laborales
dejando a su esposa la sensación de estar eternamente sola. Una soledad que
confiesa por carta a una amiga, Neta. En su relato, también en primera persona,
muestra de nuevo sentimientos como la frustración, la impotencia y la rabia de
no poder controlar su vida. Una historia que nos habla del cansancio de la
rutina, de la sensación de asfixia que le produce su vida y los celos que le
generan ver a otras parejas que conviven cerca que comparten responsabilidades,
tarea y la educación de los niños. Creo que mucha gente se puede ver identidad
aunque sus circunstancias no sean exactamente las mismas. Sin embargo un día
recibe la visita del tío Eviatar y su situación un poco especial...
En el tercer y último
piso (y el que conecta un poco todas las historias) vive un jueza jubilada
llamada Débora. Mijael, su esposo, ha fallecido hace un año. Recogiendo las
cosas del estudio de su esposo para la mudanza descubre un viejo contestador en
el que duerme su voz. Tras tanto tiempo sin escucharle ella comienza a contarle
sus preocupaciones actuales. A relatarle cómo se siente ante la lejanía de su
único hijo con quien perdieron el contacto hace muchos años, su compromiso con
ciertas causas sociales así como algunos de los sentimientos que tuvo o tiene
hace él. Así como la llegada de un desconocido a su vida.
Quizás ha sido el
relato con el que menos he conectado. Me ha parecido más lejano y más distante
por parte de su protagonista a la par que la historia me ha enganchado menos.
Tres pisos es una
novela que se construye a través de las voces de personajes muy humanos, con
problemas muy reales y que pueden representar las vidas de muchos de los
lectores. Una novela para leer con tranquilidad (su lectura puede resultar
densa y algo lenta en algunos momentos), para apreciar la riqueza narrativa del
autor, para leer entre líneas y averiguar lo que, tras las palabras, callan sus
personajes.