domingo, 31 de julio de 2011

Pabellón de mujeres - Pearl S. Buck


La familia Wu es una de las más importantes de la zona, tienen un buen estatus social, dinero, están bien acomodados y parecen vivir en paz y armonía. En parte gracias a Madame Wu, quien se encarga de cuidar y velar a toda la familia, no solo trata de mantener el orden y la disciplina sino que intenta sobre todo que se mantenga la unidad familiar.
En su cuarenta cumpleaños, cansada de cumplir con las obligaciones carnales que requiere el matrimonio, Madame Wu decide buscarle una concubina a su marido para poder ella dedicarse por fin a sí misma y ser libre.
Pero sus planes no saldrán como ella planeaba exactamente, y en poco tiempo la familia se verá involucrada en un gran caos, donde los hijos no son tan perfectos, las nueras alzan su voz y la estabilidad de la familia se pone en peligro.
Madame Wu tratará de coger las riendas para organizar de nuevo la tranquilidad de todos sus familiares pero hasta ella misma sentirá un cambio en su vida al conocer al Padre André, un sacerdote extranjero con unas ideas muy distintas a las suyas.

La mujer que jugaba a ser Dios....
A través de esta familia se nos muestra la sociedad china más tradicional anclada en las viejas costumbres donde la educación y el respeto son primordiales, el saber estar y las formas son lo más importante junto con la familia. Cada miembro debe actuar honrando su familia y de forma que cada acto sea dirigido  a favor de ella. El yo individual carece de importancia.
Madame Wu ocupa el puesto privilegiado en la casa. De ella dependen todas las decisiones, hay que consultarle todo, y dirige la casa con firmeza pero con comprensión. Su capacidad para manejar la casa con gran mano izquierda le ha hecho ganarse el respeto de todos, tanto de sus hijos como los criados y sus conocidos. Todos mantienen una buena relación con ella.
Cuando solo tenía 16 años se concertó su matrimonio con el señor Wu. Un hombre bueno y apuesto que siempre la trató bien pero no se amaban. Aun así su matrimonio era sólido y estaba basado en una relación muy afectuosa, el respeto y el dialogo. Madame Wu siempre satisfizo a su marido a pesar de no amarlo. Con el paso del tiempo entre ellos había surgido un cariño especial pero distaba mucho del enamoramiento.
A pesar de todo la señora Wu es perfecta y bella, muy inteligente y con gran ansias de aprender, aunque eso en China no servía para mucho en una mujer. A sus cuarenta años decide tomar una decisión firme, buscarle una concubina a su esposo. Cansada de sus obligaciones carnales con un hombre al que realmente no amaba su objetivo es dedicar el resto de su vida a encontrar su propio yo.
Esta decisión no contenta a los miembros de su familia, quienes no comprenden la razón. Su marido nunca le había sido infiel. Además se produce en un momento crítico en China porque las leyes están cambiando y ya no se permite tener segundas esposas. El feminismo avanzaba a pasos agigantados.
Es entonces cuando Madame Wu decide literalmente comprar una huérfana Ch’ uming  que ocupe su puesto y siga dando hijos a su esposo. Ch`uming es una joven de campo, sana y humilde y no entiende bien su papel en la casa.
Con la llegada del nuevo miembro a la casa se abre una grieta en la unidad familiar. A partir de ese momento sus hijos y nueras comienzan a mostrar su verdadera personalidad, a exigir y a cuestionar.
Justo en ese momento aparece en su vida el padre André un jesuita que le hará cambiar el modo en el que ella ve el mundo.
Sus hijos y las esposas de estos eran muy distintos entre sí y sus matrimonios también lo son.
Retrato de una familia China
Se desarrolla en la provincia de Jingsu (China) en 1938. Una época en la que China está evolucionando y mientras algunos luchan por mantener las viejas costumbres otros pugnan por evolucionar, cambiar las leyes y cambiar así el país. Hasta ese momento China era un país donde las mujeres no tenían valor nada más que por el tamaño de sus pies que eran cruelmente vendados cuando solo eran unas niñas rompiendo cada hueso de sus dedos, los matrimonios no existían por amor y eran un negocio más, los hombres podían tener más de una esposa y la vida de la mujer se reducía al espacio que ocupara su casa. A la vez se produce la segunda guerra mundial y aunque en el libro no afecta mucho esta situación al contexto da unas breves pinceladas.
El estilo esta autora es muy sencillo y directo pero muy cuidado. Narrado en tercera persona conocemos todos los hechos y pensamientos de cada uno de los personajes. En el libro hay multitud de reflexiones e ideas sobre la religión, el paso del tiempo, la diferencia entre hombres y mujeres, la importancia de la familia y otras cuestiones.
Los personajes están bien trazados y cada uno de ellos tiene una identidad muy firme. Al terminar la novela podemos decir que los conocemos bastante bien. En la historia podemos ver como en la diferencia de edades va cambiando el pensamiento de los protagonistas.
Esta no es la primera novela que leo de esta autora. Hace tiempo leí “La buena tierra”, una novela encantadora que también está ambientada en China y nos refleja la vida de una familia en este caso pobre y campesina. Pero sobre todo hace énfasis en como una mujer normal aborda su situación en la casa y su posición respecto al marido siempre en condiciones de inferioridad.
la novela me ha encantado. No hay sorpresas en el argumento ni en la narración pero deja un buen sabor de boca.
Se trata de un excelente relato sobre una familia china de finales de los años 30. Cuando la situación está cambiando y existe división de opiniones en la población.
El personaje principal y que lleva por tanto la voz cantante es la señora Wu, una mujer que evoluciona mucho a lo largo de la novela. Pasa de estar completamente segura de sí misma a experimentar por primera vez en su vida, la soledad, la confusión, el remordimiento y por fin a reconocer sus propios errores. Es una mujer pausada y racional pero llega un momento en que su mundo se tambalea cuando por fin descubre el verdadero amor, no el filial que siente por su marido, sino el suyo como mujer hacia un hombre del que en realidad no debería enamorarse.
Intenta hacer el bien a su familia y solucionar la vida a todos sus miembros pero sus métodos resultan no ser tan correctos como ella creía. Su debilidad radica en extrapolar la persona individual quitándole toda la identidad en proa de la unidad familiar.
Aunque nuestro modo de vida dista mucho del de la señora Wu podemos llegar a entenderla perfectamente, porque aunque ella ha hecho toda su vida lo que debe en realidad solo ansia su propia libertad.
La novela está narrada de forma muy sencilla y su lectura resulta muy agradable. No es que sea una novela para leer de forma ágil porque se presentan multitud de cuestiones interesantes que nos hacen reflexionar y multitud de frases para releer porque su significado da por lo menos para cuestionárselo.
Me gusta la capacidad que tiene esta autora para narrar la cotidianidad de la familia, reflejar el día a día y los hechos pequeños que suceden en la familia de forma interesante y que no resulte pesada.
Algunas frases
“El primer amor en el corazón del hombre es el amor a sí mismo. El ciclo puso ese amor en primer lugar para que el hombre deseara siempre seguir viviendo, fuera cuales fuesen sus penas”
“Dios dio a cada uno su propio residuo, es decir, una parte simplemente humana, ni masculina, ni femenina. Es lo que se denomina alma. Es invariable e inalterable”
“Los problemas entre hombres y mujeres sufren siempre de la creencia de que entre ellos existe algún tipo de obligación. Y una vez que se abandona esa creencia el camino se despeja”