Título: Tú, yo,
todo
Autora: Catherine
Isaac
Publicación: Roca,
junio de 2018
Páginas: 393
Cansada de que su novio Adam no parara de
mentirle, engañarle y que no mostrara ningún tipo de interés en ser padre, Jess
le echó de casa apenas unos meses después de haber dado a luz a su hijo
William. Ahora su madre Susan le ayuda a cuidarlo, mientras Adam se ha
trasladado a Francia persiguiendo sus sueños y liberándose de cualquier
compromiso y del niño que nunca quiso.
Diez años después, Susan se encuentra ingresada
en un asilo y luchando contra una enfermedad que la está matando a sus 53 años.
Allí es donde Susan obliga a su hija Jess a reconocer algo que nunca ha querido
admitir: que William necesita un padre en su vida. Así, en su primer viaje al
extranjero en años, Jess y William, ahora con diez años, se disponen a pasar el
verano en el Castillo de Roussignol, en las ricas y soleadas colinas de la
Dordoña. Allí encontrarán a Adam de nuevo, y Jess deberá conseguir que este
acepte y empiece a querer a su propio hijo.
Pero lo peor no es que Adam esté lejos de ser
un participante voluntario en este juego, si no que Jess vive atormentada por
un secreto terrible que nadie, y especialmente William, deberá descubrir nunca.
Mis impresiones
Me gustó muchísimo
la portada de este libro y por la sinopsis pensé que iba a disfrutar la
historia por su trama y su ambientación que me parecen muy apetecibles en esta
época del año. La autora ya ha conseguido publicar un best seller aunque en
este caso ha utilizado un seudónimo.
“A
veces, la vida elige lo mejor y lo peor que tiene y te lo suelta todo el mismo
día.
Probablemente,
muchas mujeres lleguen a esta conclusión durante el parto, pero, en mi caso, no
fue la combinación habitual de felicidad y dolor lo que me condujo a ella. Fue
porque, a pesar de que por fin iba a conoce al diminuto ser humano con el que
había compartido mi cuerpo durante nueve meses, también pasé esas agónicas ocho
horas intentando encontrar a su padre llamándolo al móvil para arrancarlo de
cualquiera que fuera el bar, el club o la mujer que lo retenía”
Quizás para Jess el
mejor y el peor día de su vida fue aquel en el que nació su hijo William. Fue
el mejor porque, después de nueve meses de espera, al fin pudo ver la carita de
ese pequeño ser que llevaba dentro. Y también el peor porque su pareja y padre
de ese niño no estuvo con ella en el parto.
Cansada de
mentiras, excusas, de una relación que parecía no ir a ningún lado y un hombre
que eludía la paternidad decide separarse de Adam, su novio. Jess consigue
seguir hacia adelante gracias a la ayuda de sus padres. Trabajó y cuidó sola a
su hijo mientras Adam se marchaba a Francia para emprender una nueva vida.
Diez años después,
Susan, la madre de Jess está luchando contra una grave enfermedad de mal
pronóstico a pesar de que tiene poco más de cincuenta años. Y antes de
marcharse quiere que Adam y William establezcan los lazos paterno-filiares que
nunca han tenido. Cree que el niño necesita una figura paterna y por ello anima
a su hija a pasar unas largas vacaciones en Francia, el castillo que Adam
rehabilitó y que explota como un hotel. Así Jess y su hijo emprenden un viaje
hacia las colinas de Dordoña en Francia para intentar construir una relación.
Tú, yo, todo es una bonita y emotiva novela que habla y pone en alza los valores de los
lazos familiares y la amistad. Lo que nos ocurre va cambiando las circunstancias
que nos rodean e incluso nos va cambiando a nosotros mismos sin embargo siempre
podemos sentirnos arropados y ayudados por nuestros seres queridos. Es una
novela dura que también nos habla de los errores que cometemos y de los que
huimos. A veces incluso de nosotros mismos. Una mentira, un secreto puede hacer
mucho daño a los demás y cambiar sus vidas de forma tajante. La vergüenza, la
culpa, las responsabilidades pueden llevarnos a tomar decisiones equivocadas.
Para Jess, la
protagonista de este libro, la vida no ha resultado un camino de rosas. Su
historia con Adam era amor verdadero pero no era perfecta. Se conocieron y muy
pronto comenzaron una vida en común pero cuando ella, con solo veintidós años
se quedó embarazada se vio sola y fueron sus padres quienes estuvieron con
ella. Adam, su novio, se marchó sin preocuparse de las necesidades afectivas
del pequeño que dejaba atrás y lleva una vida envidiable. Las cinco semanas que
pasará junto a él y su nueva novia no le resultan demasiado apetecibles pero lo
hace por el bien de su hijo. William y él no tienen una relación muy estrecha pero
el chico, a su diez años, lo ha idealizado. A ciertas edades la verdad no se
puede contar y la cosas miradas con inocencia de un niño son diferentes.
A la vez es una
novela esperanzadora que nos habla de que hay que aprovechar al máximo cada
minuto que vivimos ya que en cualquier momento la vida nos puede dar un golpe y
deshacer todos los planes que teníamos en la cabeza. Esto lo viviremos sobre
todo a través de Susan, la madre de Jess. Siendo muy joven comenzó a mostrar
una terrible enfermedad que está acabando con ella. No hay cura. No se puede
hacer nada por ralentizarla. Pero ¿Y si Jess la hubiese heredado? Siendo una
enfermedad que se transmite a través de los genes debe resultar muy difícil la
decisión de querer saber. ¿Sería mejor vivir en la incertidumbre o arriesgarse
a conocer la verdad?Uuna elección muy personal que también Jess tendrá que
tomar.
Como veis hay otros
muchos temas que tangencialmente se tocan en la novela a parte de esas
relaciones familiares y afectivas. Su autora construye una novela en la mezcla los
momentos más crudos con otros más distendidos. Todo un acierto porque aligera
su carga emocional.
El estilo narrativo
es muy cercano y directo de forma que te sientes muy cómoda leyendo esta novela.
El que esté contada en primera persona por su protagonista principal nos da
opción a que sepamos lo que ocurre a su alrededor pero también a que exploremos
sus emociones y pensamientos, sus dudas, sus miedos a la vez que nos habla
sobre cómo ha sido su familia. La infancia que tuvo, el trato con sus padres,
recuerdos bonitos e incluso algún que otro problema familiar. Es un personaje con el que me he sentido bien
y me ha parecido muy bien creado. Con aptitudes lógicas y muy humanas. Es una
historia que prácticamente te lees del tirón y sin darte cuenta. No solo por
ese estilo fluido y dinámico, en el que existen muchos diálogos, sino porque quieres
saber más de la historia.
Conclusión
Tú, yo, todo es una historia emotiva y conmovedora que nos habla de la fuerza de los
lazos familiares y el afecto aunque también de los errores que cometemos y las
piedras que nos obstaculizan seguir el camino que queremos. Una historia que al
final nos da un mensaje esperanzador.