lunes, 4 de junio de 2018

La sonata sin nombre - Beatriz O´Shea


Título: La sonata sin nombre
Autora: Beatriz O´Shea
Publicación: Ediciones B, mayo de 2018
Páginas: 314

«Recuerdo el día en que Andrei salió de nuestras vidas. El rostro de Catalina lleno de lágrimas. Después de aquel verano, nunca volvió a ser la misma. Pero empecemos la historia desde el principio...»

Madrid, 1953. En vísperas de su boda, que congregará a la más alta sociedad madrileña, Catalina conoce casualmente a Andrei, un carismático violinista de origen rumano. Aunque la atracción entre ambos es tan fuerte que podría derrumbar todas las convenciones sociales, la relación quedará interrumpida cuando el músico tenga que huir repentinamente de España.

Tras la muerte de Catalina, más de cincuenta años después, su íntima amiga, la marquesa de Lezma, decide contactar con una joven periodista para que la ayude a desentrañar un secreto. El testamento de Catalina incluye una misteriosa partitura que debe ser entregada a Irina, una virtuosa del violín a quien alguien parece tener mucho interés en mantener oculta.
A través del relato de la marquesa y de sus propias investigaciones, la periodista irá desentrañando una historia que salta de los años de la posguerra a la actualidad, enlazando una trama de intriga y espionaje con una emocionante historia de amor imposible.

Mis impresiones

Esta es una de esas novelas que me entran directamente por los ojos. Su sinopsis me invitó directamente a leerla tanto por la historia que sugiere como por la ambientación temporal en que se desarrolla. Aquí os cuento mis impresiones.

“El timbre del teléfono rompió el silencio en el piso, al que apenas iluminaban ya los débiles rayos de sol del último domingo de septiembre. Segundo tono. Los altos techos con molduras de escayola y las paredes desnudas, salpicadas tan solo con algunos pósteres y fotografías, ampliaban el ruido. Tercer tono. El sonido escapaba del salón inundando el largo pasillo, dejando atrás la cocina y el pequeño cuarto de baño, asomándose a los dormitorios, chocando al fin contra la puerta de entrada”

La novela arranca cuando Elena Verdes-Monteoliva recibe una llamada que, aunque no tiene nada que ver con ella, no la deja indiferente. Se trata de una mujer que dice ser la marquesa de Lezma y que busca a una joven violinista llamada Irina Ionescu para hacerle llegar la herencia de una amiga muy querida y cercana. La joven es un portento musical y estudia en la Fundación Verdes-Montenegro. Elena nunca ha escuchado hablar de ella y tampoco tiene relación con la fundación. Si es cierto que lleva el mismo apellido porque es familia pero tan lejana que han perdido el contacto.

A pesar de ello decide ayudar a la marquesa viuda y se pone manos a la obra para encontrar a la joven violinista. Sin embargo no parece una tarea fácil ya que nadie quiere facilitarle su paradero. Con el tiempo comienza a sospechar que alguien está demasiado interesado en mantener a Irina alejada de todo el mundo. ¿Qué está ocurriendo?

Este es el inicio de la historia pero también la excusa que sirve a la autora para trasladarnos al Madrid de los años cincuenta y conocer la historia de una joven llamada Catalina y un violinista rumano llamado Andrei Popescu, que en plena posguerra inician una relación amorosa que no terminará con final feliz.

La sonata sin nombre es una novela que nos relata una gran historia de amor imposible y es a la vez una novela con cierta intriga. Del presente viajamos al pasado para comprender la historia de sus personajes que nos llevará a conocer el porqué de ese título.

La historia se desarrolla a través de dos líneas argumentales principalmente que se van desarrollando de forma alternativa. Una es la de Elena, en el presente, intentando desentrañar todos los secretos que rodean a la joven Irina. Sobre todo la razón por la que alguien quiere mantenerla alejada del mundo. En ella un narrador omnisciente nos va dando cuenta de todo lo que va sucediendo. Y la otra, narrada en voz de uno de los personajes y retrospectiva, nos remonta a los años cincuenta en la que el contexto político y social tiene gran importancia. Esta es la parte que más me ha gustado sin duda y la que ha captado totalmente mi interés hasta el punto en que ha llegado a eclipsar a la del presente que por otro lado, en mi opinión, tarda demasiado en arrancar.

En España en 1953 la sociedad estaba marcada por el régimen franquista. Mucha gente lo aceptaba y lo apoyaba y otros, en cambio, lucharon contra el régimen. Y lo hicieron bajo el anonimato, a hurtadillas y corriendo sus vidas peligro. Porque no podían estar de acuerdo con la represión, con el silencio y el modo de vida que se imponía a la sociedad. Una sociedad que diferenciaba al que era rico y se movía en círculos selectos y al que no tiene nada. Una sociedad de privilegios e injusticias para unos y otros.

Y en estos círculos se mueven unos personajes que quedan bien definidos, aunque es cierto que aportan mayores elementos interesantes los que aparecen en la trama del pasado. Elena, un joven periodista que trabaja en un diario de distribución gratuita, es el personaje que lleva la batuta en el presente y comenzará a investigar que ocurre en la Fundación Verdes-Montenegro. Y a través de la marquesa viuda de Lezma, a quien conoceremos en presente y pasado, conoceremos la historia de Catalina y Andrei, que vivirán una bonita e intensa historia de amor. Pero no de esas almibaradas ni exacerbadas ni no una historia con un realismo marcado y muy bien conseguida. Pero también tendrá la oportunidad de conocer a la rama de su familia con la que nunca ha tenido trato. A Alejandro Lledó y Cecilia Verdes-Montenegro, así como sus hijos Blanca y Alejandro. A través de estos personajes y alguno más que no quiero nombrar encontraremos diferentes historias de amor, de lealtades, de compromiso, de creencias, de ambición, etc… Parece que hay muchos personajes sus tramas están bien entrelazadas y con coherencia.

La novela está narrada de forma tranquila, cuidada y con cierta fluidez. Se nota que la autora ha puesto mimo en cuidar personajes y escenarios, aunque también tengo que decir que alguna información me ha sobrado con respecto a personajes que no tienen aparición en la novela. Con el paso de las páginas la intriga se va acrecentando para al final descubrir una trama que tiene mucha miga y en la que podría haberse detenido un poco más.

Conclusión

La sonata sin nombre es una lectura agradable y relajada que deja un buen sabor de boca. Una novela que nos narra una gran historia de amor y a la vez tiene intriga.