Título: Ni un pelo de tonto
Autor: Richard Russo
Publicación: Navona, diciembre de 2016
Páginas: 649
Sully tiene sesenta años y ni un pelo de tonto a pesar de que, como
asegura uno de sus amigos, es el campeón de los gestos inútiles. Vive en North
Bath, una pequeña ciudad de provincias que, como él, ha conocido tiempos
mejores. Hijo de un borracho brutal que destruyó a su madre y a su hermano,
Sully también tiene sus más y sus menos con el alcohol, y ha encontrado la
manera de no repetir la historia de su padre rehuyendo los compromisos,
poniendo distancias con los que hubiera podido amar. Se divorció al poco de
casarse, tuvo un hijo al que no maltrató pero del que nunca se ocupó y ha
sobrevivido día a día mediante duros trabajos manuales a pesar de su inteligencia,
y rechazando toda posibilidad de enriquecerse.
Con todo, no ha sido una vida infeliz. Sully es un hombre atractivo y
vital, siempre ha tenido amigos, y una amante que no le exigía demasiado. Pero
ahora ha llegado a la edad en que la vida pasa cuentas, y se encuentra sin
trabajo y al borde de la bancarrota, con una rodilla inutilizada por un
accidente y por la artritis, un ayudante que lo venera pero es
irremediablemente estúpido y una furgoneta estropeada. Y su hijo, también sin
trabajo y en plena catástrofe matrimonial, ha regresado a North Bath. Pero quizá
ese reencuentro obligue a Sully a coger por fin las riendas de su vida y le
permita deshacer algunos nudos de su pasado.
Mis impresiones
Prácticamente no conocía ni esta novela ni su autor hasta
que me encontré con ella entre las manos. Fue publicada originalmente en 1993
por su autor y ahora Navona la ha reeditado junto a su continuación que ha
visto la luz publicada bajo el título de Tonto
de remate y que leeré muy pronto. Richard Russo recibió el Premio Pulitzer
en el año 2002 por Empìre Falls, otra
de sus novelas.
La historia se desarrolla en un pequeño pueblo llamado
North Bath en el que vive Donald Sullivan o Sully, como todo el mundo le llama.
A sus sesenta años Sully está divorciado desde hace más de treinta (su
matrimonio duró lo que un suspiro), ha desatendido toda su vida a su hijo
(intentando no cometer el mismo error que su padre), tiene una relación con una
mujer casada, vive en un apartamento alquilado y asiste a clases dentro de un
programa de reciclado al que llegó pocos meses atrás cuando un accidente
laboral le destrozó la rodilla. Sin embargo cuando su hijo regresa al pueblo,
después de que le nieguen una plaza fija de profesor en la universidad y en
plena crisis marital, siente la necesidad de ofrecerle algo. Pero ¿Qué puede
aportar una persona que no posee nada salvo una vida llena de estropicios?
Ni un pelo de tonto
es una novela en la que a golpe de sentido de humor e ironía iremos conociendo
la atropellada vida de su protagonista. Además de los enredos, peripecias y situaciones
hilarantes en las que se verán inmersos sus personajes hay también momentos
tiernos y conmovedores con una gran carga emocional. Es una historia muy
entretenida que va ganando conforme avanza, vamos profundizando en su historia
y conociendo a sus personajes.
Pero no es solo la historia de un hombre sino también es
la de otros muchos de los personajes que viven en North Bath. De hecho ya ese
pequeño pueblo es un protagonista más de la novela. Un lugar que vivió unos
años muy prósperos gracias a la rentabilidad que se obtuvo de los manantiales
de agua que atrajeron a muchos turistas de diversas partes del mundo. Pero
luego estos se secaron y el pueblo entró en una etapa de decadencia de la que
esperan salir gracias al proyecto de un parque temático (La Última Escapada)
que podría devolverle a sus tiempos de esplendor.
Como personaje literario Sully es fantástico. Sin duda
uno de esos nombres que se van recordando con el paso de los años. Al principio
de la novela puede parecer simplemente un desgraciado que no tiene nada y que
tampoco intenta hacer algo para mejorar su vida. Tiene sesenta años y ya no
tiene ninguna aspiración en la vida. Lo primero que podemos pensar es que no
sabe aprovechar las oportunidades que le surgen, ya sea por su propia ineptitud
o por las circunstancias que se van produciendo a su alrededor. Pero sin
embargo a lo largo de la novela iremos descubriendo a un hombre a quien en su
juventud se la augura una brillante carrera. ¿Y en qué momento se torció todo
esto? ¿Cuándo perdió Sully la ambición? ¿Qué fue lo que pasó para que Sully se
ausentara de la vida de su hijo? Y es que Sully es un hombre al que hay que
conocer para apreciarlo y realmente terminas haciéndolo además de comprender
ese atractivo que tiene para los demás. Una vez que comprendes su pasado te das
cuenta quien es realmente y porque actúa como lo hace. Porque con un padre como
el que le toco al pobre, violento, alcohólico y pendenciero, no es de extrañar
que su vida haya resultado ese desastre.
Ni un pelo de tonto
es una novela en la que cada uno de los personajes secundarios que van apareciendo
tiene su propia historia y al igual que el protagonista están muy bien
dibujados. Con profundidad, con complejidad y unas entidades muy marcadas y
variopintas. Estos personajes tienen más defectos que virtudes, no son los
prototipos ideales con los que uno se ve identificado (o pretende hacerlo). Sin
embargo son muy humanos con sus miserias, sus defectos y sus puntos débiles.
Aunque en la mayoría de ellos siempre vemos un fondo que parece atenuarlos o
hacerlos mejores personas de lo que en principio parecen.
Está la Señorita Beryl (la que fue maestra del pueblo),
una viuda octogenaria que es la casera de Sully. Un personaje con carácter y
muy divertido que ha estado entre mis favoritos. Su hijo Clive es el director
del banco y tiene tal ambición que no ve el momento de hacerse con las
propiedades de su madre para venderlas por lo que la ronda constantemente.
También están Rub, el apestoso y tontorrón amigo y compañero de trabajo de
Sully de quien todo el mundo huye y a quien su mujer pega. Ruth es la amante de
Sully desde hace más de veinte años aunque cada vez hay menos entusiasmo en
esta relación. En parte porque él está enamorado de la joven y exuberante Toby
que está casada con un empresario, cafre y ambicioso, Carl Roebuck. Este no
hace más que engañarla con otras mientras ella sufre en silencio.
Creo que una de las principales bazas que Richard Russo
utiliza para proporcionar ingenio a esta novela son los diálogos, que resultan
agudos y muy divertidos de leer. El resto es una narración ágil y fluida que
concentra en unos cuantos días la vida de los habitantes del pequeño North
Bath. Es todo un gusto leer a Russo y esta una novela ingeniosa que no aburre
ni un solo momento. Siempre hay algo a lo que sacarle punta.
Solo me queda comentar a modo de curiosidad que la película
(de título homónimo) fue llevada a la gran pantalla en 1994 y dirigida por
Robert Benton. Con su protagonista encarnado por el genial Paul Newman y que le
valió una nominación al Oscar.
Conclusión
No puedo hacer otra cosa que no sea recomendar la lectura
de Ni un pelo de tonto. Una novela
divertida, sarcástica y con un punto emotivo que te deja unos personajes
fantásticos muy bien construidos.