Título:
Los amores perdidos
Autor:
Miguel de León
Publicación:
Plaza &Janés, enero de 2016
Páginas:
608
Los
amores perdidos
es la historia de los jóvenes Arturo Quíner y Alejandra Minéo, de su relación
imposible y de lo que tuvieron que sacrificar por ella. Y de dos familias, los
Quíner y los Bernal, enemigas eternas. Y es también la historia de un pueblo
canario, El Terrero, de héroes anónimos y caciques ambiciosos, donde las
pasiones son arrebatadas, los secretos se desvelan entre susurros y las
venganzas se cobran con sangre.
Los
amores perdidos
es el poderío de Dolores Bernal, la matriarca despótica que controla el pueblo con
mano de hierro; la bondad de Alfonso Santos, el honorable y firme médico que
conoce el punto débil de todos sus vecinos; el valor de Rita Cortés, la chica
rebelde y excesiva, que huye a la Península para encontrar algo muy diferente a
lo que esperaba; o la tenacidad de Ismael Quíner, el noble enamorado que lo
ofrecerá todo por la supervivencia de su estirpe.
Los
amores perdidos
es un épico y colosal tapiz tejido con estas y otras muchas historias, que
afectarán a la pasión de Arturo y Alejandra a lo largo de los años y que les
llevará del Terrero a Nueva York, del enamoramiento al desencanto, de la
separación al reencuentro para finalmente enfrentarse a un destino incierto.
Mis
impresiones
Lo mío con esta novela fue amor a
primera vista. Pero en esta ocasión no fueron solo su portada o su sinopsis las
que llamaron mi atención sino que al buscar información sobre el autor comprobé
que teníamos algo en común. Ambos compartimos la pasión por Gabriel García Márquez,
que es mi autor de cabecera y al que como Miguel de León he leído y releído
infinidad de veces. Esta es su primera obra y con ella cumple el sueño de su
vida, el de convertirse en escritor y lo hace por todo lo alto.
En este caso ofrecer una sinopsis que
resuma la novela en unas pocas frases es complicado porque es una novela en
donde ocurren muchísimas cosas y de la que es mejor no desvelar demasiado. En Los amores perdidos encontraremos
pequeñas y grandes historias que suceden alrededor de los habitantes de El
Terrero, un pequeño pueblo situado en las Islas Canarias, donde dos familias
viven enemistadas para siempre siendo una de ellas tan poderosa que destruirá a
la otra. El abuso de poder, la ambición, el odio, las pasiones, el amor, las
injusticias y la venganza mueven a sus protagonistas.
“Todo lo que de verdad se
hace por amor se hace en silencio”
Pero esta también es una historia de
amor en la que esta frase, que aparece en la faja de la novela, determina todo
su sentido. No es una historia donde el romanticismo tenga un gran protagonismo
pero si una gran historia de amor en donde esta palabra cobra un gran
significado. Porque el amor verdadero para mostrarse no necesita grandes
aspavientos ni demostraciones públicas. Arturo Quíner y Alejandra Minéo, que se
casan cuando ella no tiene más que quince años y él casi le dobla la edad, no
tendrán que superar obstáculos para estar juntos pero si nos demostrarán que
cuando uno ama de verdad es capaz de renunciar a todo, de sacrificarse con tal
de lograr la felicidad y el bienestar de la persona amada. Y lo hace sin ruido.
Sin la necesidad de ponerse medallas.
No os puedo decir otra cosa salvo que en
Los amores perdidos he encontrado una
novela increíble que me ha atrapado, que en diversos momentos sus personajes me
han emocionado, que he sufrido las injusticias con ellos, que me he llevado
tragos amargos y he podido celebrar sus momentos más felices. Esta es una gran
saga familiar que lo tiene todo y que además con el paso de las páginas nos
sorprende con giros inesperados en la historia.
En ella hay muchos personajes siendo prácticamente
una novela coral aunque algunos destaquen sobre otros. Miguel de León ha dotado
a cada uno de ellos de entidad propia y gran dosis de realismo y humanidad por
lo que es inevitable que al lector le vayan produciendo diversos sentimientos. Hay
personajes a los que odiar y otros a quienes es imposible no querer. Hay
villanos, delincuentes, personas sin escrúpulos capaces de todo, personajes
ambiciosos y malvados que llegan a darse
cuenta del mal que han hecho cuando lo sufren en sus propias carnes. Pero hay
también hombres y mujeres justos y de moral intachable que no saben vivir si no
es en la honradez, adultos a quien alguien le robó la infancia, personas que
intentan enmendar sus errores u otras a quien el destino les destroza sus
sueños.
La novela se desarrolla en un pequeño
pueblo canario llamado El Terrero. El lugar perfecto para que unos pocos se
crean dioses y manejen y determinen la vida de los demás. Extorsiones, amenazadas,
delitos de sangre, sobornos forman parte
del día a día de gente poderosa que triunfa sobre aquellos que no tienen nada
más que la honradez de su trabajo y su moral. La novela nos lleva por los años
de posguerra (aunque el autor no específica los años en los que se sucede la
historia aunque vemos el contexto) en los que la dictadura franquista otorgaba
el poder y amparaba a unos pocos privilegiados que manejaban el mundo a su
antojo. Todo les estaba permitido porque había quien se encargaba de que sus
actos, por muy bárbaros que fueran, nunca vieran la luz. Y aunque de ellos
siempre hubiera testigos el miedo y las presiones hacían enmudecer.
Con respecto a la estructura es una
novela que está compuesta por tres partes muy diferentes entre sí. La primera
parte transcurre con una increíble agilidad y dinamismo y en ella se siembran
las bases de lo que sucederá en el resto de la novela. Miguel de León se centra
en explicarnos cómo transcurre la vida en el pequeño pueblo donde viven sus personajes
y los motivos que enfrentan a los Bernal y los Quíner cuyos desencuentros
marcarán la vida de la siguiente generación de forma inexorable. En la segunda
parte, que ocupa el grueso de la novela, conocemos a Arturo y Alejandra y
seremos testigos de cómo se desarrolla su relación mientras otros personajes
siguen realizando barbaridades. Aunque esta es más pausada logra captar de
igual forma tu atención porque su autor no pierde el pulso narrativo ni un
segundo. La tercera nos lleva a un final que nos dejará muchísimas emociones y
un sabor dulce.
Y todo ello narrado con pulcritud, con
cercanía y un estilo muy personal del que hace gala el autor. Su relato está
plagado de detalles exquisitos, de emociones, con giros inesperados en su
argumento y un algo especial que flota en el ambiente.
Conclusión
Los
amores perdidos es una saga familiar en la que
encontraremos un relato plagado de amor y pasión pero también de odio, maldad y
venganza. Es una novela con personajes inolvidables y una historia que perdura
en la memoria.