Título: Intentos de sacarle algo a la
vida: El diario de Hendrik Groen de 83 años y cuarto
Autor: Hendrik Groen
Publicación: Roca Editorial, marzo de
2016
Páginas: 350
Una
novela conmovedora, una montaña rusa de esperanza y decepciones en la que
Hendrik Groen relata sus pequeños experimentos de felicidad en una residencia
de la tercera edad.
¿Por
qué amarás el diario de Hendrik Groen?
Porque
leer cura los achaques.
Porque
el humor geriátrico existe.
Porque
la lucidez no está reñida con la vejez.
Porque
el médico no siempre tiene razón.
Porque
en este diario nada es mentira, pero no todo es verdad.
Porque
es toda una lección de entereza.
Porque
cuando seamos mayores dominaremos el mundo.
Mis
impresiones
Este libro llegó a casa por sorpresa y
la verdad es que de primeras no me llamó demasiado la atención y quizás fuera porque
su portada no me dijo demasiado. Aún así decidí darle una oportunidad y el
resultado es mi reseña de hoy. Arriba he puesto que su autor es Hendrik Groen
(también el protagonista de esta novela) aunque este nombre no es más que un seudónimo
con el que su autor pretende preservar su verdadera identidad. En Holanda, su
país de origen, se especula con su identidad y lo cierto es que ha resultado
ser todo un fenómeno editorial que se ha convertido en un best-seller.
“Martes 1 de enero de 2013
Este año tampoco me van a
gustar los viejos. Ese arrastrar de pies detrás de los andadores, esa
inoportuna impaciencia, esas eternas quejas, esas galletitas con el té, esos
gemidos y suspiros.
Yo mismo tengo ochenta y
tres años y cuarto”
Con el título de este libro ya podemos
hacernos una idea bastante aproximada de su contenido. Intentos de sacarle algo a la vida no es más que el diario de su
protagonista. Hendrik Groen es un holandés de ochenta y tres años que vive en
una residencia de ancianos de Ámsterdam Norte llamada El Ocaso. Siempre se ha
considerado una persona juiciosa, educada y servicial que rara vez se atreve a
decir lo que piensa. No sabe comportarse de otra manera. Sin embargo ha decidido
durante un año, el 2013, dar rienda al verdadero Hendrik y decir por fin de una
vez todo lo que piensa sin cortarse ni ser diplomático en su propio diario. Incluso
tiene en mente un fragmento que su amigo Evert deberá leer el día de su propio
entierro si es que este le sobrevive.
Este libro ha supuesto para mí una
lectura agridulce. No se puede negar que es un libro en el que ocurren muchas
cosas divertidas. No tanto para hacerme reír a carcajadas (eso es casi una misión
imposible) pero si para hacer de esta una historia entretenida y muy amena.
Aunque tampoco he podido evitar sentir tristeza ante muchas de las cosas que el
protagonista nos va contando a pesar de que el autor intenta no caer en
sentimentalismo ni en el drama barato. Yo nunca pude disfrutar de mis abuelos.
Es algo que siempre eché de menos y a pesar de todo no he podido dejar de
pensar en que ellos hubiesen vivido cosas similares.
En Intentos
de sacarle algo a la vida a través del sentido del humor y la ironía nos va
desgranando como es la vida de la tercera edad en un geriátrico. A la vez que
hace una reflexión sobre la vejez a través de anécdotas y sucesos desenfadados
que suceden en la residencia hace una mordaz crítica sobre diversas cuestiones
que afectan a las personas que han llegado a esa edad. Y es que a Hendrik no le
importa de vez en cuando ponerle las cosas difíciles a la directora del centro
realizando ciertas travesuras.
Un claro ejemplo son los contradictorios
mensajes que ofrece el gobierno de que la tercera edad se mantenga todo lo
activa posible que les permita su situación incitándoles a ejercitar cuerpo y
mente mientras que en los centros para la tercera edad pretenden mantenerles
tranquilos, relajados y sumisos a través de actividades tan simples como el
bingo, o el billar o incluso utilizando la medicación apropiada.
También vamos a escuchar sus quejas
sobre los altos precios que tienen los servicios en este tipo de centros en
contra de la precariedad de la pensiones. El trato del personal sanitario,
desmotivado y apático, los recortes en sus sueldos (a diferencia de los de los políticos
que ya en dietas y viajes superan a los anteriores) y herramientas de trabajo
también son puntos que nos vamos a encontrar. Pero no solo son los dirigentes
los que crean malestar en los ancianos porque el autor también se acuerda de
esas familias o la propia sociedad que los dejan aparcados como si fueran ya
objetos inservibles de los que desprenderse. Y además intentan lavar sus
conciencias con la creencia de que dejarlos debidamente atendidos en su
residencia es la mejor opción para ellos sin darse cuenta de la soledad que
pueden llegar a sufrir.
Obviamente la muerte es algo que todas
estas personas tienen muy presentes. A esa edad se han vuelto muy conscientes
de es un paso que está cercano y lo viven a través de la desaparición de
familiares, amigos o los propios internos. En algunos momentos Hendrik se
plantea la eutanasia como la solución definitiva y abre una brecha en la mente
del lector para que el mismo pueda plantearse el tema. El alzhéimer también es
una forma de irse del mundo, perder la consciencia de quién es y quien ha sido
uno mismo.
Y precisamente lo más emotivo de la
novela para mí viene a través de los recuerdos del protagonista que nos dan a
conocer un pasado bastante dramático y cargado de dolor. No será hasta que el
libro este muy avanzado cuando Hendrik se atreva a contar la historia de su
propia familia y la cual no creo conveniente desvelar en esta reseña de cara a
futuros lectores.
Pero no todo es negatividad en este
libro porque a través de Hendrik y otros de sus personajes veremos que
cualquier edad hay momentos en los que disfrutar, que siempre se pueden vivir
nuevas experiencias y que cada instante en la vida es un preciado tesoro que
hay que consumir.
Conclusión
Intentos
de sacarle algo a la vida es una novela que a golpe
de ironía y sentido del humor nos narra la vida en un geriátrico marcando el
tono reflexivo y la crítica y mezclándolos con anécdotas más desenfadas y
algunas locuras. Una novela de ágil y fácil lectura que como os he dicho me ha
generado sensaciones agridulces.