Título: Niebla en Tánger
Autora: Cristina López Barrio
Publicación: Planeta, noviembre de 2017
Páginas: 320
El 24 de diciembre
de 1951 Paul Dingle desapareció en el puerto de Tánger sin que se llegara a
saber qué fue de él. Sesenta y cuatro años después, Flora Gascón sospecha que
es el mismo hombre con el que ha tenido una aventura en Madrid y del que se ha
enamorado. El nexo entre ellos: Niebla en Tánger,
la novela que Paul tenía sobre su mesilla de noche.
Flora viajará hasta
esta ciudad mágica y llena de secretos en busca de la autora de la novela, la
única que puede decirle quién es en verdad su amante y cómo encontrarlo. Pronto
se da cuenta de que es ella misma quien debe escribir el final de la historia,
pues en esa aventura también está en juego su identidad; es un viaje al fondo
de sí misma.
Niebla en Tánger es una bella historia de amor
y misterio en una ciudad cosmopolita y mágica, con un pasado
fascinante que envolverá al lector.
Mis impresiones
Creo que es algo que suele
suceder, o al menos a mí me ocurre, que cuando has leído a un autor, te ha
gustado particularmente su estilo y su forma de escribir esperas que ese mismo
patrón se repita en una historia diferente.
De Cristina López Barrio
había leído ya La casa de los amores imposibles, El cielo en un infierno cabe y Tierra de brumas, tres novelas con las que disfruté muchísimo tanto por sus
historias como por ese estilo tan particular de narrar de esta autora. Quizás
por ello al empezar Niebla en Tánger,
que ha sido finalista del Premio Planeta este mismo año, me llevé una pequeña
decepción. Ahora os lo cuento con más detalle.
“Tiene el aliento de vidrio. Se ha
despertado en una habitación de paredes rojas. Aún es de noche. Respira aliviada.
Hay una ventana con las cortinas entreabiertas. La luz de un cartel de neón
parpadea sobre a cama, sobre su vientre desnudo. No se atreve a moverse.
Escucha el ruido de los coches, la madrugada envuelve la Gran vía en un atasco.
Recuerda dónde está. Quién es. Qué ha hecho.”
La historia comienza cuando Flora Gascón se marcha de la
habitación de un hotel después de tener relaciones con un hombre que acaba de
conocer. Su matrimonio no pasa por sus mejores momentos y Paul Dingle, ese
amante espontaneo, ha supuesto para ella un soplo de aire fresco y se queda
prendada de él. A la mañana siguiente la pareja sigue escribiéndose por
mensajes en el móvil y se citan para un nuevo encuentro. Pero él no aparece y
Flora se queda desconsolada.
Desesperada recurre a lo único que sabe de él. Una novela
que Paul tenía en la mesilla y que estaba llena de anotaciones. Una novela
titulada Niebla en Tánger. Después de
leerla decide viajar hasta allí buscando su rastro. Curiosamente la novela
también habla de un hombre llamado Paul Dingle que desapareció del puerto de Tánger
en diciembre de 1951. No puede ser el mismo hombre si hay más de sesenta años
de diferencia. ¿O sí?
De esta manera nos introducimos en una novela dentro de
otra novela. Porque Niebla en Tánger
nos va a narrar la historia de Marina Ivannova en aquella ciudad. Desde la
desafortunada historia de amor de sus padres hasta el momento en que desapareció
en amor de su vida sin que volviera a saber de él.
Como os he dicho antes esperaba algo diferente de esta
novela. Fundamentalmente fue el estilo de autora, tan diferente a como lo había
conocido en ocasiones anteriores, lo que eché de menos. La forma de narrar de
Cristina López Barrio siempre ha sido muy suya, muy personal. Con un estilo
contundente, lírico, evocador e incluso sensual. Sin embargo, en esta ocasión
ha optado por una narración que se nota que está cuidada, pero es mucho más
directa y accesible a todo el mundo. Es por ello que la novela se lee con mayor
ligereza.
En ella, como os he dicho, se narran dos historias a la
vez. Dos historias de amor en diferentes momentos (una en 2015 y la otra en los
años 40 y 50) que parecen tener una misma persona en común. Dos mujeres que han
amado y han perdido a un hombre llamado Paul Dingle. De haber leído a la autora
me figuré que con ese realismo mágico de sus anteriores novelas todo podía suceder,
pero aquí, dentro de lo que cabe, opta por un mayor realismo. El desenlace no
llega a sorprender, pero tampoco te deja mal gusto.
A pesar de todo ello la novela me ha gustado y después de
ese escollo inicial he disfrutado con ella. Aunque mi valoración más positiva
es para la historia del pasado que creo que aporta más interés e intriga además
de que la historia en sí me ha resultado interesante. Otro punto positivo es
que la autora incorpora algunas reflexiones interesantes sobre el proceso de
creación literaria, sobre los recursos de los autores a la hora de crear
ficción y en qué medida utilizan la propia realidad con ideas que en mi opinión
son muy acertadas.
Si nos fijamos en la ambientación, la novela se
desarrolla casi en su totalidad en Tánger, a la que veremos en dos épocas
diferentes con una buena ambientación que recrea los escenarios a la
perfección.
Conclusión
Niebla en Tánger
es una novela muy diferente a las anteriores de la autora. Tanto en complejidad
como en su estilo narrativo y formas. Una novela que se lee con gusto y es
entretenida pero en la que he echado en falta la esencia de las anteriores.