Título: La
sonámbula
Autor: Miquel
Molina
Publicación:
Destino, enero de 2018
Páginas: 250
Marta, la enigmática y maravillosa narradora de
esta historia, es una exbailarina reciclada a profesora de baile a la que una
lesión inesperada retiró quizás demasiado pronto de los escenarios. Desde
entonces vive sumida en una espiral de pensamientos que la tienen encerrada en
casa, leyendo y viendo películas antiguas, hasta que un buen día sale en ayuda
de su vecina, una mujer mayor que acaba de sufrir un ictus. Cuando la
curiosidad por la vida ajena lleva a Marta a adentrarse en casa de su vecina,
entrevé la cabellera de una mujer rubia, inerte, que alguien ha querido
esconder bajo las sábanas de una cama de una habitación cerrada. Marta,
asustada, cierra y se va. Pero en los siguientes días, cuando Fiel, el hijo de
su vecina, limpia el piso para ponerlo en alquiler, Marta, que ha decidido
ayudarlo en las gestiones, no vuelve a saber nada más de la mujer rubia.
¿Quién es esta misteriosa mujer? ¿Qué relación
tiene con esa familia? En lo que será una espiral hitchcockiana de secretos,
interiores y obsesiones, finalmente las dos se encuentran cara a cara. Lo que
sucederá a partir de aquí sorprenderá incluso al lector más audaz.
Impregnada de referencias literarias, culturales
y astronómicas, La sonámbula
rezuma finura, elegancia e intensidad. Una novela de juegos y obsesiones
sentimentales. Una historia de amor en el siglo XXI.
Mis impresiones
Alfred Hitchcock ha sido desde hace mucho tiempo uno de los pocos
directores de cine que he seguido con cierta fidelidad. He visto casi todas sus
películas y algunas de ellas me apasionan. Fueron precisamente las referencias
a su trabajo las que me hicieron que me acercara a La sonámbula, la segunda novela de Miquel Molina a quien no conocía
hasta ahora.
“La policía está demasiado atareada como para
atender denuncias por crímenes en los que no hay cadáver, ni móvil, ni siquiera
la certeza de que se ha cometido un crimen. La atención que te prestan decrece
cuando admites que sólo tienes suposiciones y les hablas de la inquietud que te
causan dos rostros parecidos como dos gotas de agua”
Marta es una bailarina que debido a una importante lesión tuvo que
abandonar la danza profesional y ahora se dedica a dar clases de baile. Aunque
últimamente ni eso. Ahora permanece encerrada en casa viendo películas antiguas
y leyendo libros como le han aconsejado. Sufre una depresión y está dominada
por unos extraños pensamientos que le impiden hacer una vida normal.
Esta rutina cambia
cuando la chica de la limpieza de su vecina sube a buscarla al encontrarla
tumbada en el cuarto de baño. Le ha dado un ictus. Marta baja a la casa a
prestar su ayuda, los médicos acuden a la llamada de emergencia y se llevan a
la mujer. Sin embargo antes de irse Marta curiosea por la casa y entre muebles
viejos y cuadros ve a lo que parece una mujer rubia acostada en una cama. Asustada
se marcha inmediatamente. Pero al llegar a casa comienza a preguntarse
demasiadas cosas ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué no se levantó con todo el
alboroto que se había formado en el piso? ¿Estaba viva?
Sin embargo no
vuelve a saber nada de esa mujer ni siquiera puede averiguar algo más cuando el
hijo de su vecina que finalmente ha fallecido, Fidel, acude a ella pocos días
después e inician una extraña relación.
Este el comienzo de
una historia que es difícil de catalogar en un género concreto aunque lo
intentaré acercándola al suspense psicológico. Una novela que efectivamente
tiene muchas referencia a la obra de Hitchcock (y no os las cuento para no
daros pistas) por lo que resulta una lectura desconcertante. Sobre todo al
principio. Una de las cosas que más me han gustado de la novela es que en ningún
momento he podido anticiparme al rumbo que iba a tomar la historia. Ha sido una
lectura nada convencional, completamente diferente y original. No me recuerda a
ninguna novela que haya leído antes.
Con respecto a la protagonista,
Marta es una mujer con un carácter inestable y unos pensamientos negativos que
le han llevado a un estado emocional bastante melancólico. Casi doblegada por
otra faceta suya. La de Ginebra, que fue el nombre que un día quisieron ponerle
sus padres como acto de rebeldía. Marta tiene una gran incapacidad de decisión
y una relación muy complicada con los hombres, para ella no existe el número
dos cuando de parejas se trata. Con el tres evita las relaciones formales.
Es un personaje con
una psicología muy compleja que de primeras choca. Esa presentación inicial que
vemos tan oscura y tan incomprensible nos la hace un poco lejana pero poco a
poco nos irá contando sus recuerdos y como ha sido su vida. Es un personaje que
está en una especie de punto de inflexión y necesita un revulsivo, algo que le
haga conocerse a sí misma y saber lo que quiere y necesita. Es como una muñeca
rota cuyos sueños se han frustrado y está perdida. Al menos es la sensación que
me ha transmitido el personaje.
También figuran otros
personajes en la novela, como Fidel a quien no conoceremos con tanta
profundidad pero que desde el principio se nos presenta con un halo de misterio.
¿Sabe él quien es la mujer rubia? Es el hijo de la vecina fallecida y acude a
Marta para que le ayude a alquilar el piso. Un hombre que va y viene a Barcelona
por motivos laborales y que atraerá a la protagonista de una manera extraña. Un
personaje que también iremos descubriendo poco a poco. O dos ex parejas de
Marta con quien tiene relaciones muy cercanas (para ella es imprescindible
mantener buenas relaciones aunque se haya roto la pareja).
En La sonámbula su autor nos habla de
algunos temas como las relaciones de pareja. Esas que se convierten en una
jaula y llegan a asfixiar. Pero también nos habla de la soledad y la dificultad
de las relaciones de tú a tú y algunas alternativas que se pueden buscar que
vistas desde fuera nos pueden resultar un tanto “extrañas”. Lo que me ha
llevado a reflexionar sobre lo que debe significar ser “diferente” en una sociedad
con un comportamiento tan “normalizado·. O al menos en el que ciertas tendencias
se castigan duramente.
En mi opinión es
una novela extravagante, que una vez leída hay que digerir y conforme pasan los
días y le he dado vueltas he apreciado más los detalles. La primera mitad no
sabía muy bien que iba a suceder y hacia donde quería llegar el autor pero el
cuerpo me pedía seguir leyendo, descubrir y saber. Y a mitad de la novela ya intuimos
por dónde van los tiros para llegar a un final cargado de reflexiones. Y que
nos indica que en el universo cada uno de nosotros somos pequeños.
La sonámbula está narrada en primera persona lo cual permite que nos introduzcamos de
lleno en ese mundo tan especial de su protagonista. Conocemos los hechos desde
su perspectiva y no tenemos más información que la que ella nos quiere contar. El
estilo del autor es sencillo y directo. Y la novela cuenta con muchas alusiones
y referencias a la literatura, el cine clásico y la astronomía. Con respecto a
su ritmo es una novela que es mejor leer con tranquilidad. No hay mucha acción
en ella, es más introspectiva, y sin embargo consigue mantener esa tensión durante
toda la novela.
Conclusión
La sonámbula es una novela de suspense diferente e impredecible. Una lectura que descoloca inicialmente y que te hace pensar.