miércoles, 14 de febrero de 2018

La librería del Señor Livingstone - Mónica Gutiérrez


Título: La librería del Señor Livingstone
Autora: Mónica Gutiérrez
Publicación: Autopublicado, octubre de 2017
Páginas: 227

Agnes Marti es una arqueóloga en paro que se ha mudado a Londres en busca de una oportunidad laboral. Una tarde, desanimada y triste por su poco éxito profesional, tropieza en el corazón del barrio del Temple con el pomo de una puerta en forma de pluma, el sonido de unas lúgubres campanillas y el hermoso rótulo azul de Moonlight Books. La librería, regentada con encantador ceño fruncido por Edward Livingstone, debe su nombre a un espectacular techo de cristal que permite contemplar la luna y las estrellas en las noches despejadas. Intrigada por la personalidad y el sentido del humor del señor Livingstone, Agnes decide aceptar la oferta de convertirse en ayudante del librero mientras continúa su búsqueda de trabajo. El té de la tarde en el rincón de los románticos, las visitas de Mr. Magoo, las conversaciones con la bella editora de Edward, las cenas junto a la chimenea del Darkness and Shadow y la buena lectura convencerán a Agnes de que la felicidad está en los pequeños detalles cotidianos. Pero aunque Moonlight Books podría parecer un oasis de paz en el acelerado Londres, las extrañas campanillas de su puerta darán paso a los sucesos más inesperados: una noche de tormenta, el inspector John Lockwood...

Mis impresiones

De Mónica Gutiérrez ya había leído El noviembre de Kate y Cuéntame una noctalia, que fueron dos novelas de lectura muy agradable y especial, con un estilo muy definido así que más o menos esperaba encontrar algo semejante en la novela de la que os voy a hablar. Que aunque es una historia completamente diferente en tono de comedia conserva la misma esencia de la autora.

Al señor Livingstone le parecía abominable que Roberta Twist hubiese bautizado a su único hijo, en la iglesia presbiteriana de St. Andrew, con el nombre de Oliver. Y no porque tuviese nada en contra de los feligreses presbiterianos, o contra la espantosa cúpula de St. Andrew, sino porque estaba convencido de que hacía falta mucha maldad para dejar abandonado en la puerta de su librería, de lunes a viernes, a un niño llamado Oliver Twist.”

Moonlight Books es una librería de Londres cuyo dueño, Edward Livingstone, tiene un carácter un poco especial. A sus cuarenta y tantos años es un poco cascarrabias y no le gusta demasiado la gente por mucho que la señora Twist esté empeñada en dejarle todos los días en la tienda al pequeño Oliver, que con solo ocho años es un niño con una inteligencia superior.

A este lugar llega un día cualquier Agnes Martí, una arqueóloga que ha abandonado Barcelona intentando conseguir un trabajo dentro de su campo laboral. Cansada de ofertas laborales absurdas y mal pagadas que no logran aplacar su ansia de experimentar en lo más le gusta. En Londres tampoco hay demasiada suerte y cuando el señor Livingstone le ofrece un puesto acepta sin dudarlo. Porque de algo hay que vivir.

Poco después de que Agnes comience a trabajar se produce una desaparición y para resolver el caso llegará un agente de la policía de Scotland Yard, que entra como un elegante en una cacharrería…

La librería del Señor Livingstone no es una novela de misterio (aunque exista algún asuntillo que resolver) sino que encaja dentro de lo que se llama literatura feelgood que, como la misma autora dice dentro de la novela, son aquellas que no necesitan contar grandes historias en las que sucedan muchísimas cosas, ni personajes sombríos o complejos. Y esta novela cumple estos dos preceptos. Pero aun así consigue hacerte disfrutar con una historia amable y agradable en la que se mezcla emociones como la ternura o la diversión. Porque tiene un lado más emocional y otro que te hace sonreír.

Es una novela coral con personajes amables y bien dibujados pero que tienen sus propios conflictos o circunstancias, aunque sean normales y cotidianos. Por eso me ha resultado una novela en cierto modo bastante realista. La mayoría de nosotros no tenemos “malos de película” a nuestro alrededor. Como Agnes que se siente frustrada por la incapacidad de trabajar en algo para lo que tiene vocación. Se siente triste y perdida. Edward Livingstone, descendiente del mismísimo y famosísimo explorador David Livingstone, es el dueño de Moonlight Books, un negocio al que se dedica en cuerpo y alma y le apasiona. Quizás por ello es capaz de comprender tan bien a Agnes. Es un personaje encantador, irónico, algo arisco y gruñón en alguna que otra ocasión también. Sin duda le da mucha vida a la novela.

No son los únicos personajes de esta historia. También conoceremos a Sioban, editora y la pareja de Edward (que tienen un pequeño desacuerdo), al imponente inspector John Lockwood, a Jasmine o al pequeño Oliver, que ha encontrado el lugar perfecto en la librería para pasar las tardes mientras su madre trabaja. Las relaciones de estos personajes irán influyendo en los demás transformando su vida. Hay historias de amor, clientes muy peculiaridades, indecisión, deseos por cumplir, esperanza…

Otro aspecto por el que leer esta novela es la maravillosa forma de narrar de Mónica. Elegante, cercana, pulcra y cuidada. Tiene la capacidad de crear una atmosfera muy especial en sus novelas haciéndote sentir bien. Como ya he dicho no es una novela de grandes ni traumáticos acontecimientos, sino que trata de lo importante que son quienes nos rodean, del valor de lo pequeño. Además te hace sonreír a base de ironía y sentido del humor muy fino gracias a los ingeniosos y chispeantes diálogos y a alguna que otra situación.

La historia se desarrolla en Londres y nos vamos a encontrar bonitas descripciones que nos harán imaginar a la perfección aquellos lugares por los que transitan sus personajes. Se nota que ha cuidado este aspecto para que el lector lo viva. Y allí, en el barrio del Temple, de madera pintada de azul, con un rótulo azul y letras blancas, con sus escaleras de caracol y su claraboya por la que durante la noche se puede apreciar las estrellas está Moonlight Books. Un lugar que ya nos gustaría tener cerca para ir una y otra vez.

Y por último me queda comentar el aspecto tan metaliterario que tiene esta novela. En ella se respira el amor a los libros. Mónica hace referencia contantemente a la literatura nombrando libros, autores o incluso incluyendo citas de novelas, clásicas por lo general. Y debe haber resultado complicado hacerlo con la naturalidad que ella lo hace y sin convertir la historia en pedante.

Conclusión

La librería del señor Livingstonte es una lectura agradable, divertida que te sumerge en una historia cargada de positivismo y que hace relajarte.