Título: La víspera de casi todo
Autor: Víctor del Árbol
Publicación: Destino, febrero de 2016
Páginas: 416
Publicación: Destino, febrero de 2016
Páginas: 416
Germinal Ibarra es un policía
desencantado al que persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace
tres años que decidió arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La
Coruña, donde pidió el traslado después de que la resolución del sonado caso
del asesinato de la pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca
quiso ni sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber
conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el
hospital con contusiones que muestran una gran violencia.
Una
misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha
aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega.
Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y
torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce
en el círculo que alivia su soledad.
El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.
El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.
Mis
impresiones
Creo que Víctor del Árbol no necesita ya
presentación es este blog. Es un autor de esos que quienes hemos leído y nos
hemos quedado prendidos a sus obras anteriores en seguida nos interesamos por
sus nuevas publicaciones deseando leerlas porque sabemos que no nos van a
decepcionar. Y así fue que practicante al instante de tenerla entre las manos
me sumergí en su lectura. Este autor nos presenta siempre historias intensas
que no nos dejan indiferentes. La víspera
de casi todo tiene algo de thriller psicológico pero también es una
historia donde caben muchísimas más cosas y el término se queda corto para
definir esta novela porque al final no es con lo que el lector se queda dentro.
Son sus personajes los que realmente nos arrastran al fondo de la historia.
“Germinal lanzó un profundo
suspiro. Nunca lograría acostumbrarse al calor del sur. Era insoportable. Debía
de serlo incluso para los que estaban acostumbrados a deambular por aquel
pedazo de nada. Las gotas de sudor resbalaban por su rostro como hormigas
incómodas, pero ya no se molestaba en secarlas con el dorso de la mano. ”
Germinal Ibarra es un policía sobre
quien recae la sospecha de haber resuelto un caso de forma poco lícita aunque
tres años atrás el mismo caso lo había convertido en un héroe. Aun así,
incómodo y huyendo de la fama que en el aquel momento le asediaba, decidió
pedir el traslado a La Coruña. Pero él sigue desencantado con su profesión y
con la vida. Una noche es avisado de que una mujer que ha sido ingresada en un
hospital con contusiones desea hablar solo con él.
En otra línea argumental conocemos a
Paola, una mujer que huyendo de su vida y los fantasmas de su pasado ha llegado
a la Costa da Morte. Ya no quiere ser quien un día fue y acogida como huésped
en casa de Dolores intentará comenzar una nueva vida y establecer vínculos con
las personas que viven allí.
No quiero contar más del argumento
porque creo que lo mejor es ir descubriendo su historia poco a poco. Me da la
sensación de que cualquier dato puede resultar demasiado revelador. La víspera de casi todo es una novela
compleja, intensa, que comienza con una escena brutal que ya te impacta y que
te sumerge en una lectura de la cual no puedes desprenderte hasta el final. Uno
de esos libros que estás deseando volver a coger para continuar su historia
porque no te los puedes sacar de la cabeza. De esos que en caso de tener tiempo
lees del tirón sin importarte el paso de las horas o lo que ocurra a tu
alrededor. Víctor es un maestro a la hora de provocar emociones y arrastrar al
lector con una historia que tiene suspense, donde hay muchos secretos que revelar, pero que también nos habla del dolor
y el sufrimiento humano.
Como en sus anteriores novelas, sus
personajes son sólidos y bien construidos. Todos ellos tienen vidas complicadas
y arrastran sus propios traumas. Se mueven por sus deseos de venganza, la
locura, las pérdidas que han sufrido, la enfermedad que provoca impotencia, la
necesidad de desaparecer o la imposibilidad de aceptar el pasado. Paola,
Mauricio, Dolores, Germinal, Daniel son algunos de sus nombres que nos quedarán
grabados en la memoria. Y cada uno de ellos es una parte fundamental del relato
pero sobre todo tiene algo que les hace muy humanos y que provocan diversas
sensaciones y sentimientos en el lector. Víctor del Árbol los define con
precisión y nos muestra cada uno de sus recovecos y claroscuros sin guardarse
nada.
La novela está muy bien narrada con ese
estilo tan definido y potente que caracteriza al autor y con el que consigue
perfectamente acoplarse al lector. Se trata de una novela que se lee con
agilidad, con muchas subtramas que se van entrecruzando, con una magnifica
recreación de ambientes y escenarios, con una estupenda dosificación de la
intriga, con muchas frases que te dejan clavadas en el sitio dándole vueltas a
la idea que representan y escenas llenas de tensión.
Al igual que su historia, su estructura
está construida con cierta complejidad y a pesar de todo perfectamente
entretejida para que cada cosa al final cuadre en su lugar. La víspera de casi todo está narrada a
través de una tercera persona y desarrollada a través de varios planos
espacio-temporales que se van alternando en capítulos y arrancando con un
prefacio que transcurre tres años antes del comienzo de la historia. El grueso de la historia transcurre en pocos
meses del año 2010 terminando en tan solo una noche de agosto entre La Coruña y
la Costa da Morte aunque existen otros escenarios como Barcelona, Alemania o
Argentina y sucesos que se remontan muchos años atrás como la guerra de las
Malvinas y que han repercutido en la vida de sus personajes.
Por cierto la novela ha resultado
ganadora del Premio Nadal este mismo año. Y aunque no soy muy amiga de premios
literarios en esta ocasión tengo que reconocer que es merecido.
Conclusión