Título: La hija del sepulturero
Autora: Ana Rosenrot
Publicación: CIMS, marzo de 2013
Páginas: 360
Soledad siempre ha sido retraída, solitaria y
extraña. Desde que nació tuvo que soportar los desprecios y las crueles burlas
de los niños por ser la hija del sepulturero, pero ella tiene un secreto: sabe
siempre quién será el siguiente en morir en el pueblo.
Entre los bosques, montañas y brumas se ocultan los
secretos y mentiras de Santa Mariña d’Osbes, un pequeño pueblo del interior de
Galicia de principios del siglo XX. Sus habitantes viven aislados en su propio
mundo, aferrados a creencias ancestrales y conviviendo con las leyendas y
costumbres que rigen sus vidas, preocupados por mantener las apariencias en un
lugar donde todos tienen algo que ocultar.
Rodeada por una familia encerrada en sus propias
miserias, Soledad se refugia en el cementerio donde se encuentra más
acompañada. Allí conoce los secretos que los vivos se han llevado a la tumba y
contempla sus espíritus que pasean de noche por el cementerio. Su vida cambia
cuando inicia una tormentosa relación con el hijo del cacique local que saca a
flote los conflictos internos de ambos jóvenes.
Soledad vive entre el mundo de los vivos y el de
los muertos confundiéndose entre ambos hasta que llegará un momento en que ni
ella misma sabrá a cual pertenece.
Mis impresiones
De Ana
Rosenrot he leído anteriormente Las
hadas sin corazón y Secretos
en Venecia, dos novelas que me gustaron mucho por su intriga, la estupenda
ambientación que la autora recreaba en ellas y sus personajes. Por eso me lancé
a la lectura de La hija del sepulturero,
una novela en la que he encontrado ese estilo propio de la autora que me hizo
disfrutar anteriormente pero que nos cuenta una historia que no tiene nada que
ver con las anteriores
Soledad, o
Soliña como suele llamarle su padre, es la hija del sepulturero; tiene once
años y vive en un casa pegada al cementerio en Santa Mariña d´Osbes, un pequeño
pueblo en el interior de Galicia. Allí la familia de Soledad vive aislada del
resto de los vecinos del pueblo, quienes se dejan llevar por las supersticiones
y las leyendas ancestrales además de estar demasiado preocupados en guardar sus
propios secretos.
Soledad
nació el día de los difuntos y quizás por eso es una niña especial. NO solo es
capaz de predecir la muerte de las personas sino que además ve los espíritus
que transitan por el cementerio. Pero esto no le da miedo ya que es su lugar
preferido para jugar. Allí encuentra la paz de la que no disfruta cuando está
en el colegio ya que la niña no tiene amigos y todos los demás se burlan de
ella y la humillan.
La hija del sepulturero ha sido una novela diferente a mis anteriores lecturas
de la autora. Aunque conserva muchas de las características de sus predecesoras
no es una historia conducida por la intriga de crímenes ni culpables que
encontrar. NO por ello he disfrutado menos con la historia ya que en esta
novela he encontrado secretos y dramas familiares, historias de amor,
resentimientos del pasado, una ambientación gótica, un poco de misterio, un
toque paranormal y una buena recreación el contexto en que se desarrolla la
historia.
Los
personajes están muy bien retratados y cada uno de ellos nos irá infundiendo
distintos sentimientos. Por Soliña solo podemos sentir lástima y ternura. Una
niña marcada por el trabajo que desempeña su padre. Humillada en el colegio y
tratada en casa por su madre con poco cariño tendrá que buscar afecto fuera de
su hogar. Poco a poco veremos como este
personaje crece y evoluciona. Amalia, su madre, es una mujer dura, fría e implacable
que ha visto como su vida caía en la miseria más absoluta tras ocurrirle
ciertas desgracias. Macías, el padre de Soledad, es un pobre hombre que vive a expensas
de los deseos de Amalia con miedo de enfrentarse a ella. Alrededor de la
familia hay otros personajes que tienen su importancia y su debido lugar en la
historia como Xaime, Xaquin, Neves o Milagres por ejemplo. Son secundarios que
también están muy bien construidos.
Algo que me
ha gustado mucho de esta novela es la atmosfera que consigue la autora, muy
misteriosa y oscura. La novela tiene un toque paranormal y gótico con el
cementerio, los espíritus que lo transitan y la niña que tiene ese don tan
especial. La acción se desarrolla en un pueblo gallego ficticio (al que la
autora llama Santa Mariña d´Osbes) a principios del siglo XX en donde se
respira un ambiente muy particular. Es un municipio pequeño donde las
creencias, las supersticiones y las tradiciones marcan la vida de sus vecinos.
Todos quieren que sus secretos más oscuros, porque la mayoría tiene algo que
ocultar, queden vedados por el silencio. Ana Rosenrot nos muestra con gran
detalle cómo se vivía en aquel momento y en aquel lugar realizando un retraso
muy exacto de la sociedad del momento. El lector puede sentir la misma presión
social, la exclusión y la soledad que vive Soliña.
En este
contexto las mujeres tienen una importancia vital como conocedoras de los
secretos de la naturaleza y del cuerpo de la mujer. La novela comienza con el velatorio
de Piedade, la abuela paterna de Soliña. Una especie de curandera a quien las
mujeres acudían para resolver ciertos asuntos incómodos por los que no podían
acudir a médicos y que en caso de salir a la luz serían deshonrosos. Y su poder
viene precisamente de guardar los secretos de los demás y poder usarlos en
beneficios propios.
La hija del sepulturero es una novela que además de estar muy bien narrada
se lee con gran fluidez y agilidad. Da los detalles justos para ambientar
perfectamente la novela, crear imágenes al lector y dar a conocer a sus
personajes sin caer en aportar información ni circunloquios innecesarios en la trama.
Su trama avanza a un ritmo sostenido manteniendo siempre al lector interesado.
Conclusión
La hija del sepulturero es la conmovedora historia de una niña a quien la
sociedad rechaza y se perderá entre el mundo de los espíritus. Una novela en
que destacan la firme construcción de sus personajes y un excelente ambientación
tan oscura e inquietante.