Título: Aguacero
Autor: Luis Roso
Publicación: Ediciones B, junio de 2016
Páginas: 408
Año 1955. El inspector Ernesto Trevejo recibe el encargo de investigar cuatro crímenes en un pueblo de la sierra madrileña donde se está construyendo un pantano: dos guardias civiles han sido torturados hasta la muerte; el alcalde del municipio y su esposa, ejecutados a sangre fría. Un posible asesino en serie podría aterrorizar a la región mientras se desarrollan las obras. El asunto debe ser resuelto –y silenciado- cuanto antes.
Siguiendo los pasos de una investigación que destapará odios, secretos e intereses ocultos, el lector se traslada a una España en blanco y negro. De fondo, el rumor incesante de la lluvia que acompañará al protagonista en su viaje a un escenario rural, remoto, casi salvaje.
El extraordinario debut de Luis Roso en el género noir es al mismo tiempo un adictivo thriller literario y una mirada nueva sobre los años más duros del franquismo.
Mis impresiones
Me gustó y me atrajo la sinopsis de la que parte esta novela. Del género negro se publican actualmente muchos libros y esta me parecía que tenía algo especial que la haría diferente al resto. Y en efecto no me equivoqué en absoluto. Se trata de la primera de Luis Roso, que además es extremeño como yo, que comienza su carrera como escritor con una novela estupenda.
La historia sucede en el año 1955 y da comienzo cuando al inspector de la Brigada Criminal Ernesto Trevejo le envían, por orden de alguien muy importante y con mucho poder, a un pequeño de la sierra madrileña para investigar cuatro crímenes atroces que se habían cometido un mes antes y que había muy sonado . Allí tendrá que trabajar con la Guardia Civil para encontrar al ejecutor de la tortura y muerte de dos guardias civiles y la del asesinato a sangre fría del alcalde del municipio y su esposa.
Aguacero ha sido una novela negra que he disfrutado mucho y ya sabéis que a mí cualquier novela del género no me impresiona. En primer lugar porque es una historia muy entretenida y además por la ingeniosa mezcla de ingredientes que lo consiguen como una ambientación sorprendente y una trama que te intriga de principio a fin. La novela comienza cuando ya se han producido cuatro muertes pero no serán las únicas que sucederán.
Nos encontramos en España a mediados de los años cincuenta, quizás una de las épocas más oscuras que se han vivido con la dictadura de Franco aún en plena forma y el silencio que impera en el país. Allí en un pueblo de montaña en la sierra madrileña donde el agua no para de caer tendrá que desarrollar Ernesto Trevejo su trabajo en colaboración con la Guardia Civil. Luis Roso consigue una ambientación espectacular recreando con mucho detalle el contexto pero además lo hace sin que el lector perciba como nos describe los escenarios. Nos traslada con muchísima facilidad a un lugar marcado por los silencios y los viejos odios que perduran durante décadas. Las ideas contrarias al régimen, los que lucharon en bandos opuestos aún eran señalados y perseguidos mientras vivían con la esperanza de que el régimen cayera.
Pero Franco seguía mandando y construyendo pantanos. Justo en el momento en que se desarrolla la historia se está construyendo uno en la zona donde transcurre la acción. Una empresa que da vida, trabajo y movimiento al pueblo aunque este sea precario y en condiciones poco seguras.
Las autoridades están convencidas de que estos crímenes tienen connotaciones o raíces políticas e incluso ya han detenido a una persona pero será algo que el inspector tendrá que determinar con su investigación. Allí en Las Angustias se dedicará a interrogar a los habitantes del pueblo y determinar quién tiene coartada que lo libre de la sospecha y quien tiene motivos para ver a los asesinados fuera de su camino. Y este es el grueso de la novela, una trama entretenida que va descubriendo todos los secretos que guardan los habitantes del pueblo ficticio en donde transcurre la trama. Serán el alcalde, el cura del pueblo, la prostituta, el médico, la maestra, un conde un poco ido, los trabajadores del pueblo, etc…los que representen como se vivía y pensaba en aquella época. Todas ellas figuras muy cercanas a la realidad que no nos cuesta imaginar.
A Ernesto Trevejo ya lo he citado. Se trata de un joven investigador de la Brigada de Investigación Criminal que no tiene más ambición que vivir el día a día de forma despreocupada y tener romances con las mujeres. No es ningún héroe, no tiene traumas del pasado, ni se ahoga en al alcohol. Tampoco tiene exceso de celo por su trabajo siendo más este una salida a su situación que un empleo por vocación. En el pueblo contará con la ayuda de Aparecido, un guardia civil al que le han asignado como ayudante y que es mucho más inocente que el propio Trevejo. Aun así su ayuda será inestimable. Este personaje es el contrapunto al anterior y forman una pareja bastante jugosa y que ofrece mucho juego en el relato. Aparecido es bastante formal y serio en su trabajo, mientras que Trevejo ya cuenta con la picardía y el desencanto de la experiencia.
Aguacero es una novela muy visual, de esas que mientras vas leyendo te lo vas imaginando todo a la perfección pero para conseguirlo el autor no necesita perderse en largas descripciones ni recurrir a un montón de adjetivos. Lo hace con las palabras justas. Por ello, por su lenguaje claro y directo y la gran presencia de diálogos, que no tienen desperdicio con un toque de ironía y perspicacia, es una novela que cuenta con gran agilidad y dinamismo. Además tiene un ritmo notable, no vertiginoso, en el que no paran de moverse sus personajes. Todo esto nos lleva a un final que no esperaba y me ha sorprendido bastante pero que me ha dejado satisfecha.
Conclusión
Aguacero es una de esas novelas que no tardas en consumir una vez la has empezado. Muy entretenida, con una ambientación y una atmosfera que te lleva a una de las épocas más complicadas de la historia de nuestro país y unos personajes bien trazados que nos lleva por una trama en la que suceden muchas cosas.
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