Conocí a Alejandro Palomas hace mucho mucho tiempo. Antes de que se convirtiera en el autor tan querido que es ahora. Mi primer acercamiento a él no fue todo lo que esperaba y no volví a buscar alguna de sus obras hasta que llegó a mis manos "Una madre", novela que he recomendado infinidad de veces, que he regalado y que hubo una época en la que no había conversación sobre libros en que yo no lo mencionara. Pero lo hacía con el corazón y sabía que era una apuesta segura porque el libro gustaba. Luego fui siguiendo sus pasos en cada una de las novelas que ha sacado y todas ellas han pasado por mi vida dejando su huella, algunas mas y otras menos.
He tenido la oportunidad de verlo varias veces, de sentarme en frente, mirarle y poder conversar en varias ferias de libros a las que acudo siempre que él está. También le sigo en Twitter y es de los pocos autores a los que lo hago porque todo lo que dice me interesa.
Soy de ese tipo de personas que no tiene miedo de mirar directamente a los ojos y habitualmente estos me dan mucha información. Una vez Alejandro publico este Tuit:
Y sí, la pena tiene un color, pero también la tristeza, la alegría, el pesar... todas las emociones que nos embargan van dejando ese rastro en nuestras pupilas. Los ojos de Alejandro son profundos y serios pero ciertamente creo que son un buen espejo de su interior.
Cogí este libro con mucho miedo pero con muchas ganas. La verdad es que los titulares sobre las violaciones y abusos que había sufrido me partieron el corazón pero no fue lo que me hizo acercarme al libro ni lo que quería leer. Nadie se merece eso. Ningún niño debería sufrir nada similar y no deberían existir ese tipo de monstruos o por lo menos deberían pagar lo que han hecho. Pero hubo una época en la que las cosas que no se contaban no existían. Aun hoy, hay personas que creen que si se deja de hablar de algo o se elude termina desapareciendo o se puede hacer como que nunca ha ocurrido. A veces no es maldad, es simplificar o una manera de mitigar el dolor.
Porque a Alejandro Palomas le robaron no solo su infancia e inocencia sino que le robaron una vida entera. Hay un parte del libro (lo siento, tome nota y la perdí) en la que lo explica muy bien y yo he dicho toda mi vida que las infancias difíciles crean adultos enfadados. Él lo explica mejor, tiene esa capacidad de ponerle nombre y explicar emociones y sentimientos que he experimentado, por otros motivos, pero que en una u otra etapa han marcado mi vida. Son cosas difíciles de transmitir pero que cuando las lees parecen tan obvias....
Con Esto no se dice, he llorado muchísimo (y no soy de lágrima fácil), como una niña hasta el punto de tener que dejarlo apartado días, porque, como os digo, me he visto reflejado en muchas emociones, pensamientos y sentimientos que Alejandro narra y como lo narra, aunque en mi casa, y como os digo, han sido provocadas por otras vivencias. Y tanto me ha llegado a calar este libro que a día de hoy (y he dejado macerar esta reseña) vuelve el nudo en la garganta a mí.
No es tan solo una novela que habla de abusos sexuales a un menor sino que es la novela en la que un hombre abre su corazón y habla de su vida. Ha sido una gran experiencia como lectora y voy a tardar en olvidarla.
Nos habla del niño excepcionalmente sensible que cargó una mochila llena de miedo a la escuela, de su adolescencia, de la relación con su familia. Sobre todo con su madre, su compañera de vida y el ser que le no solo le trajo a este mundo recién nacido sino que siempre estuvo siempre cerca para aferrarle a una vida en la que no siempre quiso estar. No todo el mundo ha tenido la suerte de tener esa guía o apoyo en su vida. Una vida en la que la literatura tuvo un papel esencial aunque convertirse en el escritor de éxito que es hoy no ha sido ni parece seguir siendo un camino fácil. Poco mas puedo decir de él, si os apetece conocer más a este magnífico escritor leedlo.
Esto no es un solo libro; esta obra es un regalo emocionante, sobrecogedor y doloroso pero a la vez esperanzador y liberador.