Título: Todas las familias felices
Autora: Mercedes de Vega
Publicación: Plaza & Janés, marzo de 2018
Páginas: 424
Teresa Anglada ve
cómo su vida de periodista de éxito se desmorona cuando su hija Jimena
desaparece en el Museo de Arte Reina Sofía de Madrid sin dejar rastro. Presa
del pánico, Teresa tarda en caer en un detalle: su hija ha desaparecido un 21
de diciembre, el mismo día que lo hizo su padre en 1970. Lo que todavía no sabe
es que una de sus antecesoras murió en ese mismo lugar sesenta y siete años
atrás, cuando el museo era el Hospital Provincial de Madrid, si bien nunca se
encontró su cadáver.
Para recuperar a la
pequeña Jimena, Teresa deja su trabajo y emprende una investigación que la
obligará a ahondar en el pasado de su familia. Este viaje la enfrentará a sus
propios fantasmas, a la pérdida de su padre, y a saber realmente quiénes son
los Anglada, hasta alcanzar un clímax del que nadie saldrá indemne.
Mis impresiones
Con Cuando estábamos vivos Mercedes de Vega
se colocó en una de mis lecturas favoritas del 2015. Disfruté muchísimo esa
historia de secretos familiares que tenía una ambientación muy bien lograda y
que estaba narrada de forma muy elegante. Así que no es de extrañar que su
nuevo libro me apeteciera muchísimo. Y la razón no fue solo su trabajo anterior
sino esa referencia tan obvia a la primera frase con la que comienza Ana Karenina, de Tolstói, y que es
además la cita que abre la novela.
“Todas las dudas caen
sobre él. Dudar, esa es su enfermedad. Y la dolencia del que duda, el miedo. Y
tras haber superado el temor al miedo, otra vez la duda. La duda le indica el
buen camino, eso piensa.”
La historia comienza desarrollándose en dos líneas argumentales.
Una de ellas arranca en Cuidad Lineal el 21 de diciembre de 1970. Tomás Anglada
es un hombre casado y con una hija que quiere encontrar sus raíces. Se crio en
un convento de monjas con afecto y muchas atenciones y aunque nunca tuvo especial
interés en indagar su pasado, Rosa, su mujer siempre lo alentó a hacerlo. Así una
mañana parte hacia el pueblo de Milmarcos en donde cree que podrá encontrar lo
que busca. No le ha contado a nadie su destino y ese día no regresará a casa
dejando un gran vacío y un interrogante en su hogar.
Si el 21 de diciembre es una fecha dolorosamente marcada
para Teresa Anglada por la desaparición de su padre, treinta y tres años después
también lo será por la desaparición de su hija Jimena. Durante una visita al
Museo Reina Sofía la niña desaparece misteriosamente….
No os voy a contar más de lo que sucede en esta historia.
Tan solo que de nuevo Mercedes de Vega ha vuelto a conquistarme con una
historia familiar, que sigue siendo mi género favorito, en la que hay suspense,
intriga, secretos por descubrir y un toque sobrenatural que me ha gustado mucho
y me ha tenido interesada y atrapada en su lectura todo el tiempo. No es una
novela determinada por la fantasía y para mi gusto está muy bien integrada en
la historia ese toque paranormal. Al principio de la novela seguiremos dos líneas
argumentales que van sucediéndose de forma paralela hasta que una de ellas se
extingue para dar paso a la otra. En la novela nos vamos a encontrar historias
de amor y odio, pasiones prohibidas, intereses y ambición, mentiras, espera, drama
y muerte.
Una fecha clave, el 21 de diciembre, y tres extraños
sucesos (una muerte y dos desapariciones) que ocurren en diferentes años serán
la trama que guie a unos personajes que me han gustado mucho conocer. Me han
resultado figuras muy potentes, llenas de fuerza y muy bien construidas. En el
año 2003 conoceremos a Teresa Anglada, que ha crecido marcada por la desaparición
de su padre hace más de treinta años. Desde entonces su madre se ha
autoimpuesto un encierro desesperada por la desaparición de su marido y con la
esperanza de que un día regrese. Teresa no ha tenido una vida fácil por ello.
Ahora es una conocida y respetada presentadora de televisión, tiene una
relación con un hombre casado a la que ya no ve sentido y dos hijas gemelas que
ha tenido sola. Son su mayor tesoro y cuando una de ellas desaparece su mundo
se viene abajo. Con fiereza luchará por recuperar a su pequeña y solo podrá hacerlo
indagando en su pasado y conociendo la verdad. Una verdad truculenta que
protagonizaron sus antepasados. Algunos fueron víctimas y otros verdugos.
No es el único personaje de la historia porque el elenco
se completa con otras figuras que tienen mucha fuerza, como Tomás Anglada que
recorre un camino parecido al que su hija deberá tomar. Aunque lo hace muchos
años antes. Un niño que creció huérfano y al cuidado de unas monjas, que
gracias a ellas y a su inteligencia estudió matemáticas y obtuvo un buen
empleo, que se enamoró de una mujer mayor que él que solo pudo darle una hija y
que quiso pasar toda su vida con ella, aunque algo se lo impidiera. De este
personaje, si me disculpáis, no voy a hablar nada más. Es mejor que lo descubra
el propio lector entre sus páginas.
La novela hace un largo recorrido en el tiempo que abarca
desde los años treinta hasta los primeros años del siglo XXI. Me ha gustado la
forma en que en cada época está contextualizada la historia. Mercedes de Vega puntualiza
en cada momento lo que viven sus personajes pero sin necesidad de explicaciones
que alarguen sin sentido la historia y que ya todos conocemos. Una forma muy sutil
de marcar las vivencias de las diferentes generaciones de los miembros de una
misma familia acorde con las transformaciones de la sociedad. Un enclave muy
importante en la novela es el Museo Reina Sofía de Madrid. Lo he visitado en varias
ocasiones pero apenas conocía la historia que se esconde en los muros de su
edificio. Y me ha gustado indagar en ella. En los tiempos que fue un hospital y
en sus sótanos se estableció la primera escuela de cirugía en España. Parece
que cuando se reconocen los escenarios de una historia se pueden visualizar
mejor y se disfruta más.
De nuevo me he sentido muy cómoda con la forma de narrar
de Mercedes de Vega. Me gusta su estilo limpio, pulido y pulcro pero sobre todo
cercano y natural con mucho detallismo y manejando muy bien los tiempos de la
historia.
Conclusión
Me ha gustado mucho leer Todas las familias felices. Una historia con suficientes elementos
para atraparme y hacerme disfrutar de secretos familiares, intrigas, secretos,
unos personajes con alma y una estupenda forma de narrar.