Esta es la última novela que escribió Johanna Lindsey antes de morir el año pasado. La que es considerada una de las mejores escritoras de novela romántica contemporánea deja un basto legado aunque para mí es la primera ocasión en la que he cogido una de sus obras. No puedo afirmar ser una apasionada de la literatura romántica pero si que de vez en cuando disfruto de alguna novela de este género que para mí, y de forma muy injusta, está subestimado.
La novela arranca con un duelo de honor en el que se enfrentan dos enemigos de categoría. El conde William Blackburn se ha visto obligado a retar a Henry Rathban, el benjamín de una de las familias más importantes de Londres. Aunque el ofendido, en este caso ha sido el conde Blackburn después del duelo, y sin que nadie sepa el motivo, se ve obligado a exiliarse a las Altas Tierras de Escocia.
Allí es donde durante seis años vive aislado con su hija mayor Vanessa, una joven que crece en libertad y dueña de sí misma hasta el momento en que ha de ser presentada en sociedad. Es el momento de regresar con su madre a Londres y buscar un marido de su posición. Su nuevo mundo es muy diferente de la forma en que vivía con su padre. Además tendrá que plantearse la posibilidad de un sacrificio si quiere acabar con la amenaza que se cierne sobre su progenitor permitiendo que este vuelva a casa.
Durante su regreso conocerá a dos individuos que viajan con nombres falso. Uno de ellos se declara todo un libertino y el otro dice ser de realeza. Pero ¿Qué pretenden estos hombres? ¿Quién los ha puesto en el camino que sigue Vanessa?
He disfrutado mucho de esta novela. Además de esos elementos propios del género que ya sabemos que nos vamos a encontrar (me refiero a que sabemos que va a haber una historia de amor) en esta obra he encontrado todo un entramado de celos, mentiras, deseos de venganza, abuso de poder que se contraponen con sentimientos tan puros como el amor a la familia, la capacidad de sacrificio y el perdón.
Creo que la historia está muy bien narrada y se nota que la autora tiene oficio. Hay un par de cosillas que va retrasando en el tiempo y tú, como lectora, estás deseando que desvele y ella tarda en hacerlo. Tengo que decir que este recurso me ha gustado porque sobre un par de asuntos te genera intriga y te impulsa a seguir leyendo.
Me ha gustado también la narración de la autora. No la conocía y he encontrado una forma de contar sencilla pero cuidada, cercana y precisa en la que me he sentido muy, muy cómoda. Es una novela cuya acción transcurre con tranquilidad y yo he disfrutado de ello.
También tengo que decir que me ha gustado conocer a todos sus personajes, tanto buenos como los que son menos buenos (aunque en esta novela yo creo que la autora no abusa del maniqueísmo). Lógicamente el peso argumental recae sobre dos personajes que van a vivir una historia de amor. Para mí es una historia de amor muy bonita porque se fragua poco a poco pero sobre todo porque es desinteresada y generosa. A Vanessa ya la he nombrado. Es un personaje arquetipo sí, pero no me importado. Es la típica joven de la nobleza que desea vivir a su ritmo, que no es una señoritinga remilgada ni quiere casarse simplemente por conveniencia. Aunque tampoco es de esas que intentan esquivar sus compromisos o eludir el lugar que sabe que tiene que ocupar. Sobre él no digo nada porque si os lo cuento desde el principio se va la magia.
Si os digo la verdad he acabado esta novela con pena. Me hubiese gustado leer una segunda parte sobre estos personajes, saber que pasa después a pesar de que la novela queda cerrada. Y es que creo que al final los cogí cariño. No se si en algún momento la autora se hubiese planteado escribir una continuación pero obviamente esto no será posible.
Y creo que con esto lo digo todo. Me quedé con ganas de más y estoy dispuesta a buscar otras novelas de la autora.