Hay una parte de los lectores que han encasillado a Isabel Allende en un tipo concreto de literatura (el realismo mágico) que cree firmemente que es lo que le representa y lo que debe seguir escribiendo. Y no pueden estar más equivocados. Yo, en cambio, soy otro tipo de lectora. Que es verdad que la descubrí y me enganché a ella con La casa de los espíritus pero también se ver más allá y darme cuenta de que está autora está en constante evolución. Y por ello ha tocado géneros tan dispares.
Su última publicación, Mujeres del alma mía, no es una novela de ficción. Es un libro que revindica la figura de la mujer, que tan presente y tan importante ha sido en la mayoría de sus novelas. Una novela en el que reflexiona sobre el papel de la mujer en la sociedad, sobre los condicionantes que soporta, sobre actitudes y todo lo que eso ha supuesto para ella misma. Y lo lleva cabo narrando algunas historias y anécdotas que ha vivido ella misma o gente de su entorno.
Un texto muy enriquecedor porque a parte de esas reflexiones que realiza Isabel Allende está cargado de emociones y recuerdos. Además puede ser una buena oportunidad para que algunas personas entiendan realmente lo que es el feminismo y lo que realmente conlleva el hecho de ser mujer. Un termino que parece que todos tenemos muy claro pero que a menudo se confunde con el antagonista del machismo. Hace poco una persona cercana me dijo algo así como que ella no era ni machista ni feminista. ¿Se puede no ser feminista? Yo al menos no lo comprendo. Porque el feminismo exige igualdad. Y que creo que es algo que no se acaba de entender ni conseguir. A menudo se confunde con posiciones extremistas que no perjudican más que otra cosa.
Isabel Allende ha sido una mujer feminista mucho antes de que supiera lo que significa esa palabra, desde su infancia tuvo muy claras las cosas. Aunque no es un texto biográfico en un sentido estricto se ve, se percibe y se puede aprender mucho sobre esta autora. De qué y como ha vivido siendo hija, madre, esposa. Nos habla de sus matrimonios, de la perdida de Paula (para mí uno de sus mejores libros), de lo que supuso la dictadura chilena en su vida, del abandono de su padre biológico entre otras muchas cosas. De la mujeres que han marcado su vida y confeccionado su carácter desde su madre, Panchita, hasta escritoras como Virginia Woolf. Obviamente también los hombres han jugado papeles fundamentales en su vida. Su abuelo, su tío Salvador Allende, el hombre que hizo de figura paterna, su dos maridos... Hombres a los que no siempre entendió y con los que le costó años congraciar como su padrastro.
Para que entendamos quien es a día de hoy. Una trayectoria vital sumamente interesante. Y todo ello lo hace con el mismo carisma y atractivo con el que ha confeccionado cada una de sus obras. Porque ella tiene algo especial que atrapa y que hace que disfrutes de la lectura. Además del feminismo habla sobre como la sociedad trata a los mayores, sobre la sexualidad, el amor, la maternidad, etc.
La he seguido toda mi vida, he leído cada una de sus obras y sentía gran admiración por ella que ha crecido después de leer este libro. Una mujer a la que no siempre le ha tocado vivir cosas fáciles pero que revindica que la vida hay vivirla y exprimirla al máximo. He leído muchas cosas sobre ella pero no sabía las casusas a las que de manera desinteresado ha apoyado o las fundaciones que erigido.
Nos os penséis que Mujeres del alma mía es una obra árida y purista que habla sobre el feminismo. Nada de eso. Es una novela llena de historias, de buen rollo, de oposición pero también de compresión. Con diferentes puntos de vista que me ha resultado muy enriquecedora. Una novela que sin dudo recomiendo.