Título: La
novela de Rebeca
Autor: Mikel
Alvira
Publicación:
Ediciones B, julio de 2015
Páginas: 272
Solo un escritor
tramposo puede escribir la novela perfecta.
Simón Lugar es un
autor de éxito que, encerrado en su apartamento de la costa vasca, lucha por
dar forma a su primera novela negra. Melancólico y misántropo, se siente presionado
por su agente literaria y sus cientos de miles de lectores. Buscando la
inspiración en un largo paseo por la playa, conoce a M., una joven enigmática
que influirá en él de un modo inesperado al tiempo que una serie de sangrientos
asesinatos van conformando la trama del libro dentro de su cabeza.
Mis impresiones
Ser original en los tiempos que corren es una tarea
complicada. Parece que todo está inventado ya pero afortunadamente aún hay
autores que son capaces de sorprendernos presentando obras completamente
novedosas, ya sea en cuanto a su argumento, estructura o personajes. Es lo que
ha hecho Mikel Alvira en su último título publicado. Se trata de una novela que
te sorprende casi en cada capítulo. Y esta es una reseña de las complicadas
porque me sujeto las ganas de querer contároslo todo y saber que no puedo
desvelar nada. En principio podemos decir que estamos ante una novela negra
pero afirmar esto es quedarse solo en la superficie porque esta novela tiene
capas y capas que solapan aspectos muy diversos.
El comienzo de La
novela de Rebeca nos sitúa en una pequeña casa en la playa de la costa
vasca. Allí vive en soledad un afamado escritor de éxito que está trabajando en
su última novela. Por primera vez Simón Lugar hace una incursión literaria en
el género negro pero los resultados no le satisfacen por completo mientras que
su agente literaria le presiona para que termine la novela de una vez.
Durante un paseo por la playa, a la que acude con
frecuencia para liberar la mente, conoce a una misteriosa joven que se hace
llamar Eme y muy pronto se vuelve una constante en sus pensamientos. Será
gracias a ella la forma en que recupere la inspiración y con a sus valiosos consejos
logrará encontrar el final adecuado para la novela que está escribiendo.
La novela de Rebeca
es tan original en su construcción como complicada su estructura. Nos encontramos en ella un fascinante juego meta
literario que seduce desde sus primeras páginas al lector. Mikel Alvira nos lleva a vernos involucrados en dos
novelas a la vez, una dentro de la otra. La primera es la historia de Simón Lugar
un autor de best seller que está escribiendo a su vez una novela, La novela de Rebeca, en la que se están
produciendo una serie de brutales asesinatos en serie. Es cierto que ya otros
autores han utilizado esta técnica pero Mikel Alvira le saca muchísimo partido
a este aspecto, proporcionando al lector un juego constante.
“Amar y escribir son dos actos parejos. En
ambos se entregan porciones íntimas del ser y en ambos la generosidad va de la
mano del sufrimiento. No puede escribirse sin melancolía, como no puede amarse
sin la angustia de la obsolescencia. Por eso, escribir es un ejercicio de amor
supremo porque nadie alcanza tanto sufrimiento, tanto dolor y tanta melancolía
como quien escribe, igual que nadie goza tanto, hasta el extremo del placer
físico, como quien entrega sus letras al mundo, esté este encarnado en un
persona o en una pléyade de fieles”
(Página 182)
A este aspecto se le suma además una parte reflexiva que
propone el autor, en boca del personaje, sobre el proceso de escritura. Nos habla
de la inspiración, de la forma en que se crean los personajes, de cómo ofrecer
veracidad a la historia, de lo muy importante que resulta conseguir una buena
ambientación y de los bloqueos que sufren todos los escritores en ciertas
ocasiones así como la relación con el mundo editorial, los intereses económicos,
los plazos de tiempo y las presiones. Particularmente me ha resultado
especialmente interesante leer estas notas del autor junto con otras
reflexiones que introduce sobre la vida.
Con respecto a los personajes se mantiene constantemente
y durante casi toda la novela un halo de misterio alrededor de ellos aunque
tenga que prescindir de dotarles de un carácter determinado o que el lector los
conozca a fondo. Datos que en la novela se hacen innecesarios. A quien más llegaremos
a conocer es a Simón, un cincuentón que escribe novelas de éxito y a quien le
gusta vivir apartado del resto del mundo. Su obsesión es escribir por fin una
novela para sí mismo y no la que el gran público demanda. A Eme ya la he
nombrado y es un personaje muy enigmático que atrae al lector deseoso de que su
identidad sea revelada. A parte de estos personajes hay algunos otros que
tienen vital importancia en la novela, tanto es la vida de Simón como en la
novela que está escribiendo sin olvidarnos de Rebeca que aparece a uno y otro
lado.
Si es cierto que me resultó algo complicado situarme inicialmente
en la historia y durante sus capítulos iniciales. Su autor se mueve en
diferentes contextos espacio-temporales cuyo único punto de referencia es la
aparición del personaje de Eme en la historia. Los saltos en el tiempo son
constantes y abarcar un periodo de dos años y medio. Eso sí, nos tiene el
anzuelo, nos sugiere que algo ocurrió en el pasado pero habrá que esperar para
que lo conozcamos.
La novela de Rebeca
está narrada con un pulso firme y un perfecto dominio de la historia de forma
que mantiene al lector expectante durante toda su extensión. Se avanza de forma
rápida en la novela, gracias a un estilo ágil y fluido pero muy cuidado en
donde la intriga no desaparece un solo segundo y donde también caben las
reflexiones. De forma alternativa el autor desarrolla y mezcla la historia del protagonista
con la historia que él mismo escribe, narradas ambas por una voz en tercera
persona, crenado un espejo entre la realidad y la literatura. El último tercero
de la novela intensifica el ritmo para llegar a un desenlace en que poco a poco
se van desvelando todos los secretos e intrigas de la historia poniendo un
exquisito punto final a la misma que te deja una maravillosa sensación de
inquietud.
Conclusión
La novela de Rebeca
me ha parecido una buenísima novela, bien llevada y bien construida a pesar de
la complejidad que supone ya no solo por el hecho de introducir dos historias
en una sino por la destreza con que lo hace, por el maravilloso juego meta
literario que encontramos en su interior y por la perfecta culminación de la
historia.