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jueves, 6 de junio de 2013

Adorables criaturas - Dolores Payás



Título: Adorables criaturas
Autora: Dolores Payás
Publicación: Editorial Planeta, marzo de 2013
Páginas: 431
 
Finales del siglo XIX

El dueño de una colonia industrial regresa de Inglaterra con una flamante esposa colgada del brazo. Tienes treinta años menos que él. Es bella y antojadiza, culta, excéntrica. Su llegada sacude a ala anquilosada sociedad provinciana. Más aún porque viene escoltada por su antigua institutriz, y por su hermana, una curtida sufragista de la que se rumorea que practica el amor libre.

Cuando nace el primogénito, se contrata a una nodriza. Es una campesina enigmática y muda, salvaje. Poco importa, su leche es excelente.

La vida de la mansión transcurre tan ligera como una opereta vienesa. Pero bajo la armoniosa superficie se ocultan frustraciones reprimidas, ansias de rebelión, furia y violencia. El amable vals se pudre y degrada, hasta convertirse en una insidiosa pesadilla.

Personajes soberbios, profundos y ricos en matices. Una historia intensamente mórbida, pero también conmovedora, satírica, hilarante. Y un pulso narrativo que nos deja sin aliento conforme se aproxima a su extraordinario desenlace

Mi experiencia con la novela

Me fijé en esta novela de forma inmediata. Su atractiva portada fue como un imán para mí y su sinopsis la hace aún más sugestiva. Me encanta asomarme a la vida de las familias y si la historia se ubica en el siglo XIX me interesa aún más. Pero Adorables criaturas no me parece una simple obra de entretenimiento ya que a parte de los interesantes temas que toca supone una importante reivindicación del papel femenino en la sociedad examinando su figura en la época en que se desarrolla.

La historia gira en torno a los habitantes que transitan por la mansión de los Ubach. Poco a poco los vamos descubriendo, la vida que les ocupa y las relaciones que se establecen entre ellos. Tanto entre los miembros de la propia familia como del personal de servicio.

León de Ubach, el anfitrión de la casa es el propietario de una colonia industrial heredada de su progenitor tras su muerte. Después de un viaje a Londres vuelve con una esposa a la que prácticamente dobla la edad y el matrimonio se convierte en el punto de mira de toda la sociedad. Inés es una joven caprichosa, antojadiza y perezosa que no duda en hacer constantes desaires a todos aquellos que la escrudiñan con severidad. Es por eso que todos la miran con cierto recelo. Además tiene una hermana, Tessa, de la que se dice que practica el amor libre y viene acompañada de su antigua institutriz, Miss Lucy.

Cuando Inés da a luz a un hijo varón, el primogénito y heredero de la fortuna familiar, contratan a una nodriza un tanto peculiar. Una campesina que no habla y que no posee ninguna educación pero lo realmente importante es que la leche para amamantar al pequeño es de buena calidad. Pero Inés siente un terrible rechazo hacia esa mujer y cuando poco después enferma la vida de la casa cambia definitivamente.

Se trata de una novela coral donde el protagonismo se reparte casi a partes iguales entre todos sus personajes. Figuras complicadas, con multitud de matices que tanto pueden atraer al lector como causarle cierta aprensión y sobre las que destacan las complejas relaciones que se establecen entre ellos. Relaciones matrimoniales, entre cuñados, forzadas, amistosas, de respeto o temor. Todo cabe en las grandes familias. Quizás estas figuras no están confeccionadas para empatizar directamente con el lector pero sí que son capaces de provocar distintas sensaciones en él y jugar un papel determinante en la novela. No sé si alguna vez lo habré comentado pero me encantan las historias donde los personajes nos presentan sus extravagancias sin pudor y sin duda, en esta novela algunos personajes nos llegaran a inquietar.

La madre de Inés y Tessa murió tras dar a luz a la primera y cuando la segunda tenía tres años. Y su padre, secretario de la embajada española, arruinado, ateo y aficionado al juego las crió en un ambiente liberal, sin demasiadas normas y con un trasiego continuo de artistas, filósofos, poetas y políticos en el hogar. Como el padre andaba en las suyas, en realidad fue Miss Lucy quien se ocupó de ellas, que esperaba encontrar una casa de postín para darse una buena vida y ahorrar, pero se encontró con una casa que exigía demasiado trabajo y donde no había ni un duro.  Cuando el padre se suicidó las muchachas escogieron distintos caminos. Inés pensó que la mejor opción sería casarse con un hombre pudiente y relajarse en la tranquilidad de un hogar mientras Tessa se independizó y comenzó a luchar por los derechos de las mujeres convirtiéndose en una mujer feminista, liberal y sufragista. Siempre está dispuesta a discutir cuando se trata de de defender sus creencias. Mientras ella es una mujer practica, fuerte y resolutiva su hermana es impertinente, holgazana y frágil.

León es un hombre aparentemente progresista con ansias de modernidad y conocimientos, ideas que sólo aplica según sus intereses. No le importan demasiado los cuchicheos de sus vecinos pero tiene claro que su esposa debe desempeñar un papel concreto.

Miss Lucy, que se ha convertido en la rígida y controladora gobernanta de la mansión. Samuel, un médico entrometido que observa y supervisa todo lo que allí ocurre. En la casa además encontramos a Macario, el chofer, y Rita la cocinera, que se dejan lleva por una relación impetuosa y a las dos jóvenes criadas a las que están formando.

Uno de los personajes más misteriosos es la nodriza. Una muchacha asilvestrada de quien no llegaremos a conocer el nombre, llega a la mansión desaliñada, sin hablar e incluso parece ser algo retrasada. Sin duda, uno de los personajes más oscuros que se nos presentan, una mujer que aún pudiendo parecer la más débil nos demostrará un carácter turbulento.

Dolores Payás nos narra esta historia en tercera persona a través del uso de una prosa llena de sutilezas de forma que insinúa mas que cuenta. Con un vocabulario selecto y no exento de cierta complejidad en ocasiones parece que ninguna palabra está elegida al azar. No es que su lectura resulte complicada pero no supone una narración por la que uno pueda pasar de forma ligera sino que debe estar atento a cada palabra.

A pesar de la contundencia narrativa, de la existencia de muchas descripciones con todo lujo de detalles, que incluso dotan a la novela de cierta densidad en determinadas ocasiones me he quedado con la sensación de estar ante una escenografía muy teatral, quizás por la división en capítulos breves en los que suelen saldarse escenas completas y concretas o quizás por la plasticidad de dichas escenas.

Tal y como sucede en las grandes tragedias griegas percibimos que tras la tranquila vida de los protagonistas, la ligereza con la que transcurre su existencia, la modernidad en la que se han instalado sus personajes se aproxima un vendaval de situaciones que oscurecen y oprimen a los personajes para llegar a un desenlace de locura que deja al lector perplejo.
El objetivo principal de esta historia es realizar una sátira contra el papel de la mujer en la sociedad. La historia trascurre a finales del siglo XIX en una pequeña ciudad cercana a la capital de la que no conocemos su nombre pero bien podría ubicarse en distintos puntos de la geografía española.

Ya desde su título, Adorables criaturas, referido a la visión masculina de las mujeres como seres que pueden ocupar su tiempo en banalidades, que disfrutan de cosas insustanciales alejadas de toda preocupación y que son un bonito adorno. Para ello sitúa a los personajes femeninos en planos destinos. Recupera la figura de la antigua nodriza, que acogida en la familia amamantaba a los hijos de los señores y se veía obligada a dejar en manos de otras mujeres el cuidado de sus propios hijos, la mujer que se ante su escasez de oportunidades se casa por dinero y aquella que decide una vida independiente y liberal pero también de escasez y la institutriz, una mujer dedicada a regentar otras vidas y sin apenas existencia. Para romper con las convenciones sociales introduce el tema del sexo, tabú en la época. Además nos habla de la invención de la histeria, aplicados a mujeres con “demasiado carácter” que se rebelaban contra el sistema y cuyo tratamiento se basaba en prácticas misóginas.

Conclusión

Os recomiendo Adorables criaturas por la multitud de temas interesantes que toca, por la definición de sus personajes y su tono narrativo. Una novela con una parte costumbrista y una parte que denuncia el papel de la mujer en la sociedad. Pero ya os he dicho que no busquéis una lectura ligera en su interior.