Conocí a Ledicia Costas con una novela genial Escarlatina,
la cocinera cadáver y nos gustó tanto que no pudimos evitar hacernos con Esmeraldina,
la pequeña fantasma , otra novela que recomiendo encarecidamente pero para
el público infantil o juvenil para el que está dirigido. A pesar de que Infamia es su primera novela dirigida al
público adulto me parecía una de las novedades más apetecibles de la temporada.
Todo comienza cuando la protagonista de esta historia
llega a un pequeño pueblo en Galicia llamado Merlo. Se ha trasladado desde
Madrid huyendo de una relación tóxica y va a trabajar en la universidad
impartiendo clases de Derecho Penal, su especialidad.
Si bien ella va buscando comenzar una nueva vida y olvidarse
de las heridas que no es capaz de cerrar lo que va a encontrar en Merlo es completamente
distinto. El pueblo es un hervidero de secretos, de culpas y de gente que no
quiere que ella meta las narices en nada. Sin embargo un suceso ocurrido veinticinco
años atrás hace que Emma no solo recuerde una parte de su pasado lejano sino
que se interese e intente descubrir que ocurrió en realidad la noche que dos
niñas desaparición para siempre y nunca se volvió a saber de ellas. Todo el
mundo piensa y por los indicios que encontraron que están muertas aunque ya se
sabe que la esperanza es lo único que se pierde.
Las personas de las que en su momento se sospechó siguen en
el pueblo, aunque finalmente fueron exculpados, la familia sigue sintiendo el
dolor de no haber podido enterrar sus cuerpos (si es que realmente no siguen
vivas), algunos no quieren ni mencionarlos y quizás algunos saben más de lo que
en principio dicen.
Esta es la premisa inicial de una novela que tiene un
argumento y desarrollo vibrante, un ritmo que no da descanso y unos personajes polifacéticos,
complejos y cargados de otras historias a sus espaldas. Una novela en la que
una vez te adentras en su lectura es difícil dejarla de lado y olvidarse en
ella.
Como ya os he dicho su argumento es muy interesante,
marcado por el suspense y la intriga. En principio sabemos las hermanas Giraud,
Sofía de trece años y la pequeña blanca de seis, desaparecieron hace
veinticinco años y no se ha vuelto a saber de ellas pero poco a poco esta
intriga va aumentando y nuevos acontecimientos se suman a la trama de forma que
esta se abre en un abanico de subtramas.
Y es que hay tantas historias en Infamia como personajes
que la habitan. Emma es una mujer de treinta y tantos que es abogada y se
dedica a dar clases en la universidad. Se ha trasladado a Merlo desde Madrid
huyendo de la complicada relación que mantiene con un hombre desde hace años. Pero
si llega para olvidar lo único que hará será recordar algo que sucedió cuando
ella era tan solo una niña y que le ha distanciado de su familia.
Aunque he dicho antes que Emma es la protagonista y un
poco el personaje que va conduciendo el hilo argumental poco a poco se va
convirtiendo en una historia prácticamente coral porque Lucas, Rubén, Noel,
Salva y otros están maravillosamente retratados. A través de ellos vemos vidas
rotas, infancias dolorosas, abusos, maldad, muerte, terror, supervivencia,
desamor, impotencia y rabia.
Ledicia Costas tiene una forma de narrar que te engancha
irremediablemente, que te hace devorar una novela que por otro lado no es muy
extensa de forma que muy poco es lo que va a durar en las manos. La novela está
narrada en tercera persona con la introducción de fragmentos que nos llevan al
pasado para conocer escenas esenciales de la historia. Su estilo narrativo es
depurado, certero y muy efectivo. Resulta muy fácil imaginar cada escenario,
cada escena o cada personaje. Además las condiciones meteorológicas contribuyen
a aumentar esa sensación de desconcierto. La sensación de tensión va creciendo
conforme avanzamos en ella. Estamos en una Galicia húmeda, oscura y nublada, en
donde la espesa niebla no deja de ver con claridad.
Pero hay algo que no puedo dejarme en el tintero y es que
su final sé que no contentará a todos los lectores. Personalmente y aunque la
autora no deja las tramas completamente cerradas no me ha faltado que
apostillara más ni aportara mayor información. Pero eso sí me he quedado con
ganas de más y no me importaría leer una segunda parte. Porque la vida nunca
tiene un punto y final en sí misma. Son solo puntos de inflexión que nos llevan
a recorrer otros caminos.
Al final Infamia, su título, nos lo dice todo. Una novela
que habla de la peor parte del ser humano. De hecho hay escenas durísimas que
nos estremecen. De aquellas cosas que es capaz de cometer para conseguir sus
objetivos, para protegerse a sí mismo o a las personas a las que quiere. Una novela
que nos habla de secretos, de miedos y heridas.
No podrás parara de leer.