Título: El árbol generoso
Autor: Shel Sivertein
Publicación: Kalandraka,
2015
Páginas: 64
Tamaño: 19 x 25,5
cm.
Vuelve un clásico que pregona la amistad, el cuidado del medio ambiente... Tierno y conmovedor, un relato del paso de la infancia a la edad adulta; una historia sobre la generosidad y el amor sin límites de un árbol hacia un niño.
Mis impresiones
Hay ocasiones en las que se agradece la sencillez
porque esta nos permite apreciar cosas que de otra manera no podemos ver. Digo
esto porque esta es la característica principal que gira en la nueva versión
que la editorial Kalandraka, especializada en literatura infantil ilustrada,
nos ofrece de un clásico que vio la luz en 1964. Se trata de El árbol generoso
de Shel Sivertein.
"Había
una vez un árbol
que
quería mucho a un niño.
El
niño venía a verlo todos los días
y
recogía sus hojas, y con ellas..."
La historia que nos presenta es realmente
conmovedora y yo diría que es apta y disfrutable por cualquier edad y
condición. Es la historia de un árbol que amaba a un niño y el niño también
quería mucho al árbol. Cuando este era pequeño el niño aparecía todos los días
para jugar con él. Trepaba hasta sus ramas, se columpiaba en ellas, se comía
sus manzanas, se hacía coronas con sus hojas, jugaban al escondite o incluso dormía
la siesta bajo su sombra. Y así ambos no podían ser más felices.
Pero el niño fue creciendo y de pronto un día dejó
de visitar al árbol. Muchos años tendrían que pasar para que niño y árbol se reencontraran
y cuando lo hicieron todo había cambiado. El niño, que ya no era tan niño,
tenía otras necesidades…
El árbol generoso es una
historia tierna y preciosa aunque quizás también un poco triste que nos habla
de amistad y amor, de la generosidad de darle todo a la persona que queremos
sin esperar nada a cambio. El árbol y el niño se conocen y disfrutan pasando su
tiempo juntos. Pero al crecer el niño y dejar atrás los juegos infantiles ya no
requiere las mismas necesidades que el árbol le ofrecía. En su vida surge el amor y nuevas
necesidades materiales pero el árbol siempre tiene algo que darle
en las diferentes etapas de su vida. El niño es mucho más egoísta que el árbol
y quizás no llegue a plantearse los esfuerzos que este realiza.
En mi opinión la historia en cierto sentido representa
una gran metáfora de la paternidad. Nuestros hijos nos necesitan cuando son
pequeños y conforme van creciendo se independizan de los padres, a veces
incluso se distancian, aunque el lazo amoroso y la necesidad nunca termina por
romperse del todo. Y cuando necesitan algo terminan por recurrir a la familia.
Y siempre habrá un momento en que los padres sacrifiquen cualquier cosa para
ayudar a los hijos, incluso cuando estos no responden a esos esfuerzos o no los
reconocen. La historia también nos habla de las necesidades materiales y como
mientras algunos siempre necesitan cosas otros son felices desprendiéndose de
ellas con tal de ayudar a los demás. Pero también nos avisa de que hay gente
que puede aprovecharse de las buenas intenciones y que siempre debemos
protegernos a nosotros mismos de alguna manera.
Comenzaba esta reseña hablando de la sencillez y es
que tanto la historia como la forma de ilustrarla no pueden ser más sobrias.
Son trazos sencillos de color negro que destacan sobre un inmaculado fondo y
blanco. No hay más elementos ni adornos que niño y árbol y aun así son bellísimas,
emotivas y cargadas de significado. No se necesita demasiado para poder trasmitir
sentimientos y darle sentido a una historia.
Por último me gustaría hacer mención de la edición
del libro que es una auténtica maravilla. Sus tapas duras en tono verde intenso
destacan con el interior monocolor. Con detalles muy cuidados y una
presentación de lujo.
En conclusión, El
árbol generoso me parece un maravilloso regalo para cualquier persona. Una
historia triste, emotiva y tierna que nos habla del amor incondicional y que
nos hará reflexionar.