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lunes, 15 de diciembre de 2014

Con los ojos de una niña de doce años - Janina Hescheles



Título: Con los ojos de una niña de doce años
Autora: Janina Hescheles
Publicación: Hermida Editores, octubre de 2014
Páginas: 144

Con sólo doce años, Janina Hescheles fue rescatada en 1943 del campo de concentración “Janowski” de Lviv (Lwów, Lemberg, Lemberik) en la Galitzia oriental, entonces perteneciente a Polonia, por un grupo de la Resistencia judía. Allí vivió un infierno de muerte y persecución, desde la entrada de los alemanes el 30 de junio de 1941 hasta octubre de 1943, unos pocos días antes de que el campo fuese liquidado. El Holocausto redujo su infancia a un abismo del que escapó gracias a su madurez intelectual. Ya a salvo, en un hogar clandestino de Cracovia, recibió una libreta y un lápiz para que escribiese sus vivencias en el gueto y en el campo de concentración de Lviv, donde asesinaron a toda su familia.

Mis impresiones

El Holocausto ha sido uno de los sucesos más atroces que han quedado fijados para siempre en la memoria histórica mundial. Por mucho que lea sobre este tema siempre me deja impactada. Y más aún cuando me encuentro con un testimonio real que transmite en primera persona los horrores y las barbaridades que millones de personas sufrieron. Como se suele decir, la realidad supera la ficción y hay cosas que ni siquiera la mente más oscura puede imaginar. Gracias a personas valientes y fuertes podemos llegar a conocer estas vivencias y que no queden en el olvido. Me cuesta imaginar cómo alguien puede haber rehecho su vida después de sobrevivir a tal cosa, de vivir el peor de los miedos y ser testigo de que tal maldad existe.

Con los ojos de una niña de doce años nos narra la estremecedora experiencia de una niña judía que sobrevivió a su estancia en el campo de concentración Janowski en Lviv (Ucrania).  Cuando la pequeña Janina tenía diez años comenzó la II Guerra Mundial y este hecho supone el primer paso para que ella se enfrentara a la pérdida de la seguridad un hogar, a la muerte de sus padres y definitivamente de su infancia. Antes de la guerra vivía en el barrio judío con sus abuelos, su madre trabajaba en el hospital y su vida era completamente normal.

Se trata de una novela muy dura e impactante en la que poco a poco vemos como se desmorona la vida de la narradora. El comienzo de la guerra, la ocupación alemana, los primeros movimientos de los judíos, el establecimiento del gueto, las “acciones” que sufrían dieron lugar a la perdida de todo lo que tenía. Para después acabar en el peor lugar que uno pueda imaginar.

Todo ello ideado para acabar con los judíos. Si al principio bastaba llevar un brazalete que les identificara, pagar contribuciones o enseñar los salvoconductos y permisos de trabajo poco después ni siquiera con esto estaban a salvo. Los que no murieron terminaron en campos de concentración donde día a día, a parte de las condiciones insalubres, la escasez de alimentos, las torturas, la nostalgia por sus seres queridos y el miedo tuvieron que convivir con la muerte. Las constantes ejecuciones y los cadáveres eran su único y demoledor paisaje.

“Los cadáveres aquellos yacían durante unos cuantos días, hasta que se amontonaban más, y entonces la «brigada de la muerte» los recogía y les prendía fuego en los «Piaski».- En la «brigada de la muerte» había hombres fuertes, escogidos entre los que estaban destinados a morir.” (Página 94)

Pero sorprende el estoicismo con el que Janina soporta todo esto.  Ni siquiera la muerte de su padre, los esfuerzos de su madre por ponerla a salvo, el tifus, su estancia en el gueto, el desdén de algunos familiares que se negaron a ayudarla para no poner en peligro sus vidas, el duro trabajo en el campo, las pulgas que se la comían, los malos tratos o el presenciar crueles asesinatos consiguieron acabar con ella ni con su moral. Durante las noches escribías poemas que leía a los demás reclusos y gracias a ellos logró escapar de una muerte segura. Cuando se fijaron en ella.  

“Durante la ejecución ya no tenía miedo de que muriera alguien, ni de morir yo, pero de ninguna manera me podía hacer a la idea. Tenía un enorme deseo de vivir, y sentía que algo dentro de mí que me gritaba: ¡Vivir! ¡Vivir!. No tenía fuerzas para acallar aquello y no podía tranquilizarme” (Página 98)

Estas memorias fueron escritas cuando Janina logró escapar del campo de concentración, mientras se encontraba refugiada en una casa clandestina en Cracovia. Me llama la atención del  relato el tono en que está narrado. En primer lugar resaltar su punto de vista con información limitada y como va viviendo ella todos los cambios que se producen a su alrededor. Es una niña y no acaba de comprender la magnitud de lo que se avecina cuando ve ciertas imágenes. Nos va relatando en primera persona y con bastante fidelidad sus vivencias personales. Es un relato corto, directo y bastante crudo. Totalmente desprovisto de adornos, florituras o cualquier asomo de lirismo. Es muy aséptico, Janina tampoco se prodiga en mostrarnos sus sentimientos ni deja traslucir las emociones que en ese momento debió sentir. Escribe como si no quisiera olvidar ningún hecho pero sin querer revelar tampoco su dolor.

Estamos más acostumbrados o nos resultan mucho más familiares los nombres de Auswitz, Mauthausen o Treblinka cuando nos referimos a campos de concentración o exterminio nazi pero el hecho de que estos sean los más conocidos no quiere decir que sean los únicos. Se cree que pudo haber alrededor de quince mil emplazamientos de distinta naturaleza establecidos en los distintos países ocupados por Alemania. La mayoría de ellos se desmantelaron. El campo de Janowski funcionó entre 1941 y 1943 en Ucrania y se destinó como lugar de trabajo y exterminio por el que pasaron más de cuarenta mil personas.

A través de su relato vamos conociendo el funcionamiento del campo. Las normas que lo regían, el trato dispensado a los cautivos, el chantaje, los privilegios con que contaban algunos, y la inmensa crueldad que vivieron.

El libro ha sido editado por la editorial Hermida y a parte de encontrar una  interesante introducción y notas de sus editores o del traductor que nos revelan interesantes datos, encontrarnos al final de la misma esos poemas que Janina escribió durante su encierro. Si todo el relato está carente de emociones es a través de estos la forma en que vamos conociendo sus emociones y sentimientos que bullían en su interior.

Conclusión

Con los ojos de una niña de doce años es un relato duro y estremecedor sobre la experiencia de una niña cuya infancia fue brutalmente aniquilada al declararse la II Guerra Mundial y como logró sobrevivir a su estancia en un campo de concentración. Una novela muy recomendable si os interesa el tema.