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jueves, 10 de mayo de 2012

El príncipe de las mareas - Pat Conroy

Tom Wingo, un profesor de una escuela de provincias y entrenador de futbol, que está en paro y a quien su esposa engaña con otro hombre recibe una noticia aún peor que su desastrosa vida. Su hermana gemela Savannah, que vive en Nueva YorK y que tiene problemas mentales, ha intentado suicidarse de nuevo. Este no es su primer intento y Tom se traslada a Nueva York para cuidar y estar cerca de ella.
En la gran ciudad, Tom conocerá a la doctora Susan Lowestein, la psiquiatra que intenta recomponer la cordura de Savannah. Para averiguar lo máximo posible de su paciente, Tom comenzará una larga andadura por su memoria para narrar a la doctora como fue toda su vida.
Sus recuerdos nos llevan a conocer a la peculiar familia Wingo, que vivía en una pequeña ciudad de Carolina del Sur, donde el padre era un hombre destructivo y la madre una mujer casi ausente que marcaron definitivamente la infancia de sus tres hijos.

Personajes
Tom Wingo es el protagonista de la historia. Cuando comienza la novela está parado, tiene tres hijas y vive con su mujer, Sallie, quien cansada de no obtener nada de su marido ha buscado el amor en brazos de otro hombre.  Su incapacidad de expresar sus sentimientos le ha llevado a levantar un muro entre ellos.
Tom vive marcado por su complicada infancia. Una época de su vida que preferiría olvidar. Su padre Henry Wingo era un pescador de camarones, rudo, bruto, maltratador que tenía atemorizada a su familia con la violencia. Un hombre que impidió que su familia prosperara y saliera de la pobreza por sus desafortunadas ideas económicas que nunca lograron mejorar. Tan descabelladas eran que todo el dinero que ganaba con la pesca lo perdía en el banco. En realidad su infancia tampoco fue buena marcada por un padre fanático religioso y una madre que los abandonó para vivir su propia vida.
Lila Wingo, es la madre de Tom. Una mujer retraída que nunca supo darse a conocer a sus hijos. Soñaba con ser aceptada por lo más alto de la sociedad en su ciudad pero ellos pertenecían al escalafón más bajo y nunca pudo cumplir sus sueños. Con sus hijos era amorosa pero manteniendo las distancias y educándoles en el arte de las apariencias.
Así los más pequeños de la casa Luke, el hermano mayor y los gemelos Tom y Savannah crecieron bajo la mano de un padre hostil pero al que de alguna forma extraña también amaban. Cada uno de ellos era muy diferente a los demás. Mientras Luke se hizo un niño duro y rudo que a menudo utilizaba la fuerza bruta para solventar sus problemas Tom lo hizo de manera muy distinta.
Tom era frágil y débil y necesitaba la aprobación de los demás. Así siempre intentaba hacer lo que se esperaba de él. Guardaba sus sentimientos para sí mismo y los reprimía tanto como podía. Savannah en cambio para evadirse olvidaba. De tantos esfuerzos que hacía por olvidar, incluso fue perdiendo la memoria cotidiana.
Cuando Tom se muda a Nueva York para ayudar a su hermana a superar un brote psicótico conoce a la doctora Susan Lowestein, una psiquiatra que intentará ayudar a Savannah. Una mujer adinerada con un lujoso despacho que está casada con uno de los mejores violinistas del mundo.
A través de sus conversaciones iremos descubriendo no solo la historia de los Wingo, sino la tristeza que puebla la vida de Susan. Una mujer casada con un hombre aburrido y con un matrimonio desolador.

Estilo
La novela está narrada en primera persona por Tom Wingo, el protagonista que nos va intercalando fracciones del pasado con las del presente por lo que hay dos líneas argumentales en el tiempo.
Un primera que nos relata el pasado y comienza más o menos en los años cuarenta cuando nacen los gemelos y va avanzando hacia adelante contándonos la infancia de los tres hermanos pero también las historias de sus padres y abuelos que nos ayudan a conocer todos los detalles de sus vidas y porque actual como tal. Está ambientada en Carolina del Sur. Un estado despreciado en muchas zonas de Estados Unidos porque fue el centro neurálgico de la esclavitud, el antisemitismo, el machismo y el fanatismo religioso.
La otra línea argumental es la del presente (el presente en la novela porque ya hace bastantes años que fue publicada) que se corresponde a la estancia de Tom en Nueva York.
La prosa de Conroy es delicada y tierna, narrándonos su propia versión de lo que ha sido la vida de su familia de forma que es imposible no empatizar con los personajes. A la vez que cercana también tiene cierto lirismo. Su forma de narrar no cuenta con largas descripciones pero sí embellece el texto.
A pesar de que la narración está impregnada con un halo de tristeza hay algunos momentos dotados con una muy sutil ironía. Un punto de vista entre ácido que hace que el relato no resulte extremadamente deprimente.
Mi opinión
“El príncipe de las mareas” es como una Matrioska, una de esas muñecas rusas que cuando la abres tiene otra en su interior, y cuando abres en esta otra hay otra más pequeña y así hasta llegar a la última muñeca. Esta historia se compone de otras muchas historias, para entenderla hay que llegar al fondo y conocerlo todo.
Esta no otra novela más sobre una familia sino que es un testimonio de cómo la infancia puede influir en la futura personalidad de los seres humanos. Pero además es una historia que trata sobre el perdón y como dejar atrás el pasado.
La familia Wingo, pueblerina, cateta y desgraciada es víctima de sus propias circunstancias. Un padre maltratador y destructivo que impide que su familia sea feliz, una madre silenciosa que sueña con algo mejor y unos hijos traumatizados y doloridos por un matrimonio que nunca debería haberse unido.
Ante esta situación cada uno de los hijos, Luke, Tom y Savannah ha debido desarrollar su carácter de una manera bien distinta para protegerse a su manera de la situación. Mientras Luke se convierte en un chico algo bruto y valeroso, Tom es introvertido y siempre intenta hacer lo que se espera de él. Savannah en cambio intenta huir de la ciudad, de su propia persona.
Poco a poco y a medida que avanza la historia conocemos muchos de los grandes pesares que esta familia sufrió. Los momentos más duros y amargos pero  algunos también felices o simplemente mejores.
El autor mezcla con gran destreza todas estas historias. La de sus padres, la de sus abuelos, la de ellos mismos y la de la doctora. Cuando vas leyendo tienes la sensación de que en cada página sucede algo importante.
Lo que más me ha gustado de la novela ha sido la fluidez que demuestra Conroy al acercarnos a la historia. Con delicadeza, ternura pero a la vez con sarcasmo e ironía.  Los personajes están muy bien definidos, cada uno con una personalidad bastante distinta al anterior y cada uno como pieza fundamental de la historia.
La ambientación también juega un papel importante. En la novela se nos da a conocer bastante bien el modo de vida sureño en una ciudad pequeña donde hay muchos prejuicios contra los demás y donde es difícil ser uno mismo. La familia Wingo es una de las más pobres de la ciudad. Viven en una marisma y prácticamente son tratados como inmundicia por los demás. Pero a través de este relato se puede ver como los personajes, incluso los protagonistas tienen sus reticencias al tratar con negros o judíos.
Aunque casi toda la historia es triste cuando uno se acerca al final y se van conociendo todo lo que sucedió es inevitable no emocionarse con los personajes. Recomiendo esta novela si a uno le gustan los libros que hablan de emociones y sentimientos, que exploran las profundidades del ser humano.