Manuela es una exitosa escritora de novela negra. Una noche recibe dos llamadas de teléfono, la primera le anuncia la muerte de su madre, y la segunda de Jaime Sóller, otro escritor de novela negra, le informa que una mujer intenta ponerse en contacto con ella. En su poder, tiene una foto fechada en 1954 donde aparece ella.
Estos dos hechos que aparentemente no están relacionados le llevan a abandonar momentáneamente el presente para sumergirse en el recuerdo de una época determinada de su infancia.
Este recuerdo la sitúa en la primavera de 1954 en el piso de la calle Unión donde vivía con su madre y sus tíos. Un lugar sórdido y esperpéntico de donde deseaba escapar, donde no existían las ilusiones ni los sueños, donde se crió sin el cariño de su madre.
Pero ese año ocurrió una cadena de acontecimientos que le llevarían a crecer, madurar y perder toda su inocencia. A partir de entonces su perspectiva cambió totalmente.
Personajes
Manuela es la protagonista de la historia. Al comienzo del libro tiene cuarenta y cinco años y acaba de recibir la noticia de la muerte de su madre con quien no tenía una buena relación. Manuela es una mujer con coraza porque los desengaños de la vida le han llevado a desdoblarse e interiorizar de forma distinta los sentimientos pero también a omitir todo lo negativo que le va sucediendo. El dolor no ha causado ninguna brecha en ella pero a pesar de todo este hecho le lleva al pasado.
Mediante un flashback conocemos a la pequeña Manuela. Una niña de once años aquejada de tos bronquítica, hija de un hombre violento y alcohólico que tras abandonar su madre, Mercedes, y a ella son acogidas por sus tíos que viven en un piso de la calle unión.
Pero Manuela no es una niña cualquiera porque no ríe, no juega y no es capaz de relacionarse con otros niños. Nunca ha ido a la escuela y es su tío quien se ocupa más o menos de su precaria educación.
Los tíos se llaman Ismael y Amelia. Para Ismael la vida tampoco ha sido muy amable. Vive en una ratonera. Se casó sin amar a su mujer por la presión de un falso embarazado con el que ella le engatusó. Con los años sus diferencias se han acentuado y no solo hay carencia de amor, si no que la pareja tampoco se entiende.
Mientras el tío es un hombre que le da amor, la cuida, y le enseña. Amelia es una mujer descorazonada que la amedrenta psicológicamente. Le gusta dominar a los demás y sobre Mercedes, la madre de Manuela, ejerce una absoluta y poderosa tiranía. Tal que fue ella quien la impulsó a casarse con el hombre que más tarde la maltrataría.
Su tío es un sastre que se dedica a coser para la gente del barrio ayudado por las dos mujeres, sobre todo arreglando prendas usadas. Un negocio que les da justo para comer y no les permite ningún lujo.
Irene es una sobrina de Ismael con quien frecuentemente se encuentran tío y sobrina para pasar las tardes. Una chica de veinticinco o veintiséis años a quien Manuela adora. Pero que también tiene un trágico pasado. Su marido la dejó abandonada con un niño pequeño para irse a Francia supuestamente a trabajar. Y aunque prometió que volvería a buscarlos no han vuelto a saber nada de él. Manuela sospecha que entre Ismael y ella existe una relación amorosa aunque nunca ha podido confirmarlo.
Los Nacionales, asi es como llamaban a doña Asun y Fernando, un matrimonio vecino y adinerado que tenía una casa de empeños. Doña Asun se había encaprichado de Manuela porque pensaba que le daba suerte. Casi a diario requería sus visitas para que le leyera la revista Hola.
Mi opinión
A través de esta historia Maruja Torres nos construye un mundo hecho de recuerdos que vuelven a Manuela, la protagonista. Una niña que ante el comportamiento despótico de su madre y su tía, que son dos cotorras cotillas que alegraban de la desgracia ajena solo le queda refugiarse en su tío Ismael, el único que parece preocuparse por ella.
Sus primeros recuerdos nos llevan a ese piso Barcelonés donde tenían lo justo para comer y donde su mayor alegría era caminar por las calles de la ciudad junto a su tío y su prima Irene. El Liceo, las Ramblas, la Opera, la fiesta del Corpus y su vestido nuevo así como bares, librerías forman parte de esa pequeña parcela de su infancia.
Manuela recuerda las broncas de su madre y su tía con los vecinos del bloque, las envidias, las alegrías por el dolor ajeno y la tortura psicológica a la que ambas mujeres la sometían. Manuela nunca se sintió querida por su madre, al menos no después de que fueran a vivir bajo el dominio de Amelia. Tal es sus desdén hacia ella que incluso Manuela desea que desaparezcan.
Pero cuando Doña Asun se la lleva a una casa de campo que tienen en san Sebastián junto a Irene, para Manuela es como un soplo de aire fresco y un punto de inflexión en su vida. A partir de ese momento comienza a abrir los ojos, a entender, a pensar por sí misma. Pero también aprende que hay que luchar para ganar, que debe huir y escapar de ese ambiente, de esas mujeres controladoras y chismosas. Porque durante ese verano algo cambia en su familia, su tío que deja de ser esa persona dócil y amable que se preocupa por ella ante todo en la vida.
Aunque me he leído este libro en muy poco tiempo la historia no me llega a convencer. En gran parte porque a lo largo de la novela no ha pasado nada que logrará captar mi atención.
Mientras iba leyendo y consumiendo página tras páginas me daba la sensación de que a la novela le faltaba algo y aunque se supone que la historia debe transmitir a mí se me ha pasado sin pena ni gloria.
No he logrado en ningún momento empatizar con la protagonista. Sus recuerdos son demasiado estáticos y le falta un climax o al menos un argumento definido que nos haga saber hacia dónde conducen los acontecimientos que ocurren.
A pesar del título “Un calor tan cercano” la novela se me ha hecho distante y ajena. Y el estilo narrativo ha hecho que en diversas partes se me hiciera un poco pesada porque no es demasiado directo se pierde en melindres y algunas escenas parecen eternas porque en sí no tienen demasiado que contar.
Al leer la sinopsis y alguna que otra opinión en la red me parecía mucho más sugerente de lo que al final me ha resultado. Y eso que la ambientación en principio me llamaba la atención, una España de posguerra donde ya sabemos que había que buscarse la vida para comer, donde importaban otras cosas y donde la vida era diferente.
En cuanto a personajes, me ha dado la sensación que en la novela se clasifican en dos los buenos y malos. Los que están del lado de Manuela y los que no. Aunque están muy bien perfilados todos tienen un halo de tristeza a su alrededor.
Para concluir solo diré que no me ha gustado demasiado y la verdad es que tampoco se explicar mejor los motivos.