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lunes, 15 de julio de 2019

Zuleijá abre los ojos - Guzel Yáijina


Creo que es de sobra conocida mi afición a leer novelas protagonizadas por mujeres, sobre todo de esas supervivientes que han transitado episodios muy duros de la historia. En este caso Guzel Yájina se inspira en las experiencias de su abuela, que fue deportada a los Gulag de Siberia.

Zuleijá abre los ojos es la primera novela de la autora. Se publicó en 2015, supuso un gran éxito en Rusia -la autora es natural de Kazán- y obtuvo los dos premios más importantes del país. Luego ha seguido leyéndose en muchísimos otros idiomas.

La historia arranca en los años 30 en una casa situada en una pequeña aldea de Tartaria. Allí vive Murtazá, un hombre bruto y áspero con su esposa, Zuleijá –a quien saca más de treinta años de edad- y su madre –la Vampira- que está empeñada en amargar la existencia de la joven por no haberle dado ningún nieto.

Así la vida de Zuleijá transcurre entre abortos, hijos muertos, trabajo duro, maltratos, humillaciones, la ausencia de una cama propia y la sumisión a su marido y suegra. Y todo sin atreverse a desear nada mejor para sí misma. Así la habían educado.

Esos quince últimos años de su vida terminan abruptamente cuando el Ejército Rojo irrumpe en la granja y secuestran a la joven. A partir de ese momento Zuleijá vivirá en un mundo diferente aunque incluso más cruel y embrutecido. Ante sus nuevas circunstancias es un personaje que evolucionará interiormente de forma brutal despertando una nueva mujer con emociones y otras capacidades insospechadas par ella misma hasta el momento. Zuleijá se planteará muchísimas cosas interesantes.

Esta es una de esas novelas que no te dejan indiferente ya que en ciertos momentos resulta tremendamente dura. Ya no solo a nivel de trama que es brutal sino la forma en que su autora nos la narra. Pocas veces una tiene en la mano un relato con tanta calidad, tan bien escrito y que refleja tan bien un micro mundo creado. Los viajes cruzando practicamente todo el pais, la supervivencia en los campos y cárceles solo son una pequeña parte de su trama. Hay algo más grande en esta novela.

Eso sí Zuleijá abre los ojos también es una novela que requiere un esfuerzo por parte del lector. El de tener paciencia porque no es una novela liviana. Quizá tenga demasiada enjundia o gravedad para leer en esta época del año que estamos más distraídos o más parcos en concentración. Es un libro donde la narración y las descripciones priman sobre los diálogos y no hay demasiada acción.

El periodo que nos narra la historia me ha parecido sumamente interesante y la autora recalca mucho ese aspecto. Es difícil encontrar novelas que nos hablen de ese contexto socio-político en ese lugar y esa época. La historia transcurre en la década de los años treinta. Justo es el momento en que en la Unión Soviética se produce la deskulaikizacion. Para quien no esté familiarizado con el termino fue la forma en que el gobierno despojaba a los kulaks (campesinos ricos de la Rusia zarista) de sus pertenencias. Fueron declarados por Stalin enemigos del régimen, arrestados, deportados a campos de trabajo e incluso asesinados. En resumen intentaron aniquilar por competo una clase social para evitar la revolución. Ya os podéis imaginar las barbaridades que sucedieron.

Porque hasta ahora os he hablado de la vida familiar de Zuleijá, pero irán apareciendo poco a poco personajes que nos ofrecerán otras perspectivas y tendrán mucho peso en la novela. Los iremos encontrando en campos de trabajo. Un buen ejemplo es el doctor Leibe, un cirujano que ha dejado de ejercer la medicina pero cuya cabeza está convencida de lo contrario. Otro personaje sin duda a resaltar es Ignotov, un soldado rojo.

A pesar de todo, de que es una novela áspera y duro no he percibido que sea una de esas novelas en las que impera el drama o se alimente de él. He notado una cierta distancia entre el narrador y las emociones de los personajes.

En definitiva, no me atrevería a recomendar esta novela a cualquier lector si no a uno que desee experimentar con buena literatura, aunque cadenciosa. Con una historia que haba de que la libertad puede estar en donde menos esperamos, que a veces nuestras convicciones son nuestras mayores ataduras morales. La novela es muchísimo más compleja y amplia de lo que aquí he escrito o lo que pueda llegar a escribir. Por muchas palabras que ponga me quedaré corta al hablar de su magnitud.