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miércoles, 5 de diciembre de 2018

Nada se opone a la noche - Delphine de Vigan

Título: Nada se opone a la noche
Autora: Delphine de Vigan
Publicación: Anagrama, 2012
Páginas: 376

Sobre Delphine de Vigan he leído muchísimas cosas y la mayoría de ellas muy buenas. Es por ello que tenía ganas de leer algo suyo y he elegido Nada se opone a la noche para estrenarme. Es una novela con tintes autobiográficos que ha obtenido un gran reconocimiento y que ha sido ampliamente premiada.

La novela comienza cuando la protagonista encuentra a su madre muerta. Unos meses más tarde comienza a investigar la historia de su familia empezando por la de sus abuelos. Liane y Georges Poirier y su gran familia, variable en número según la época, que vivía por encima de sus posibilidades. Lucile era una de las hijas mayores que siempre ocupó el lugar de una niña callada y observadora pero que ejercía cierto magnetismo sobre los demás. Y así entre los numerosos nacimientos que su madre recibía con gran alegría, cuidados de bebes encomendados a los mayores, sesiones de fotos, muertes accidentales o suicidios se va gestando el carácter de una mujer cuya vida sería tremendamente trágica. Los primeros años de su infancia serían felices pero las desgracias una vez se instalaron es su vida no llegaron a marcharse jamás.

De la infancia de Lucile pasamos a su época de adulta y la conocemos como una madre desequilibrada, peligrosa, voluble y encerrada en el trastorno bipolar que la mantendría en psiquiátricos muchos años. No siempre tuvo malas épocas pero al final terminó con su vida, supongo que cansada. Con esto no hago una revelación que pueda estropear la lectura a nadie ya que desde el inicio la autora nos lo revela y sabremos cuál es su punto final.

Nada se opone a la noche es una novela durísima de esas que es mejor dejar en ciertos momentos para darse un respiro y volver a continuar en otro momento. Es el relato estremecedor de una familia con sus virtudes y sus defectos pero sobre la cual una vez se instala la desgracia esta no desaparece nunca. Y los momentos más duros personalmente me han parecido aquellos en que la autora nos narra la convivencia con su madre. Me parece que es casi imposible quedarse indiferente ante sus palabras. Las emociones van aflorando e incluso resulta dolorosa en ciertos momentos.

Una de las cosas que más me han llamado la atención es su forma narrativa. Es una novela de carácter intimista aunque narrada de forma en cierto modo aséptica. Pero esto no significa que no existan emociones, que no se reflejen en esa forma contenida y racionada de contar, de explorar la existencia de los miembros de su familia y la suya propia. Porque aunque ella no le ponga palabras a ese sufrimiento está ahí, escondido entre líneas. Y para reconstruir esta historia acude a las cartas o anotaciones personales que dejó su madre, a la historia de su abuelo grabada en cintas de audio, las cintas de las vacaciones tomadas en súper ocho o los recuerdos que le pueden proporcionar los hermanos aún vivos de Lucile.

Delphine de Vigan para hacer frente a este relato se desdobla en tres tipos de narrador que alterna de una forma muy acertada. Y siendo parca y somera en ciertos momentos, en otros nos encontramos pasajes muy líricos y evocadores. Todo el relato se sucede en una primera persona pero tenemos fragmentos vistos desde la escritora en los que explica las dificultades de ese proceso narrrativo que está llevando a cabo. Está escribiendo sobre su familia y se impone a sí misma la tarea de no involucrarse emocionalmente, de mirarlo objetivamente y no dejarse arrastrar por sus emociones. Sin embargo otras veces es la hija involucrada en la propia tragedia de Lucile, aunque siempre se refiere a ella por su nombre y nunca como su madre.

Todos los personajes que tienen cabida en la novela están maravillosamente construidos y definidos siendo para el lector entidades muy precisas y claras. Sin duda es su madre el centro del relato, el personaje más brillantemente mostrado. Una mujer con una enfermedad mental que condiciona su vida por completa. Me ha resultado muy interesante conocerla pero a la vez descorazonador. Pero su historia no se puede explicar sin hacer referencias a todos aquellos que la rodearon. A su padre, que tenía una agencia de publicidad, a su madre, abnegada madre y esposa, a sus diferentes hermanos, a los hombres que pasaron por su vida, etc…

Nada se opone a la noche es una dolorosa radiografía de la vida de una mujer enferma. Un relato punzante y descorazonador que me ha hecho sufrir y pensar. Una novela de las que no abundan y a la que merece la pena darle una oportunidad. Eso sí, no en un momento en que uno busque un simple entretenimiento. Una vez entran en el mundo de De Vigan es muy difícil abandonar y mantenerse impasible.